Ciudad monstruo

Muchos llaman a la Ciudad de México: ciudad monstruo, un buen sobrenombre para una metrópoli hermosa y opulenta con todo y su caos, su negligencia, su miseria, su tragedia, su oportunismo, pero también la solidaridad, el compañerismo y la resiliencia, esa cualidad que provoca que los chilangos puedan levantarse mañana a mañana.

Sin miedo a equivocarme, estoy seguro de que las imágenes del colapso de la ballena que llevo a un tren de la Línea 12 del metro a caer sobre la avenida Tláhuac, trajeron a la mente y corazones de muchos capitalinos, el recuerdo de los sismos de septiembre de 2017 y los días posteriores, la angustia, tristeza y duelo colectivo que vivimos quienes habitamos esta enorme ciudad.

El reclamo generalizado de la sociedad es que se esclarezcan que fue lo que ocurrió y que se castigue a los responsables, al ser el hoy canciller Marcelo Ebrard, quien promovió la mega construcción de la Línea 12, comenzó a recibir cuestionamientos y reclamos de una ciudadanía dolida por la muerte y pobreza que deja a su paso la corrupción.

Pero Marcelo, y su entonces secretario de Hacienda, Mario Delgado, no callaron como sí suelen hacer muchos responsables de terribles hechos, de inmediato escribieron un mensaje por medio de su cuenta de Twitter, en donde se ponen a merced de las autoridades para que se esclarezcan estos hechos.

Lo que más deseo es que se sepa con toda claridad quiénes fueron los responsables de esto, incluyendo no sólo a funcionarios sino a las empresas involucradas, especialmente. No basta con castigar la negligencia gubernamental.

Una de las empresas del consorcio que participó en la construcción de la LienaICA- Carso, empresa constructora de la Línea 12 derrumbada, participa también en la construcción de un tramo del Tren Maya.

Por otro lado, a ningún buen propósito sirve tratar de aprovecharla con objetivos políticos, como hicieron personajes de poca monta del panismo capitalino, quienes presurosos corrieron a tratar de sacar raja política, pero este tipo de oportunismos se pagan caros, la ciudadanía no tolera bien a quienes lucran con el dolor.

La decisión de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum de sacar el peritaje del ámbito oficial para evitar su contaminación por intereses de uno u otro lado es la correcta. También que Marcelo Ebrard se ponga a disposición de las autoridades. No debe ser protegido. Si tiene responsabilidad, deberá asumirla a plenitud.

Otros funcionarios públicos, empresas nacionales y extranjeras, así como las certificadoras tendrán que responder. Ya 24 muertos, tres de ellos menores de edad. La corrupción mata.