Estamos a 86 días de la elección presidencial, y la competencia entre los candidatos parece ser entre no quién es la mejor opción, sino quién es el menos mediocre o el menos jodido.
La guerra sucia entre los candidatos a los puestos de elección que hay disponibles, se está dando una vez más. Cero propuestas, cero nuevas ideas, pero eso sí, mucha, mucha, mucha mierda repartida entre todos los suspirantes.
Deslindes, alejamientos, padrinazgos, y declaratorias es lo que abunda en las campañas hoy en día. Que no estoy de acuerdo con el Sr. López, declara Claudia Sheinbaum, quien si por alguna razón los lectores no recuerdan, fue esposa del oscuro líder estudiantil del movimiento del CEU, Carlos Ímaz, quien tuvo secuestrada a la UNAM más de un año en 1987, o la propia vinculación de la exdelegada de Tlalpan con los permisos de construcción de la escuela “Enrique Rébsamen”, donde hubo 26 víctimas durante el pasado sismo del 19 de septiembre. Que Sheinbaum va a la “baja" en las preferencias electorales, afirmó Alejandra Barrales, quien menciona que su campaña "va a la alza", y afirmó que Sheinbaum solo tiene avances a la sombra de la imagen de López Obrador. Estos son sólo dos ejemplos de la mierda política de los candidatos,
¿En dónde hay propuestas, en donde dicen cómo van a combatir la inseguridad o cómo van a mejorar el transporte de la CDMX? Esas son cosas que a los candidatos no les interesan, lo que les importa es llenar de mierda al adversario y aparentar ser el menos jodido.
Pero como dice el dicho, “todas las sociedades tienen a los gobiernos que se merecen”, y por supuesto que no nos merecemos nada mejor, cuando somos incapaces de hacer valer nuestro poder como sociedad y exigir a los políticos un actuar honesto y preocupado por procurar mejores instituciones y mejores sociedades donde impere el bien común y la legalidad.
Mientras no asumamos nuestra responsabilidad, seguiremos teniendo una banda de políticos corruptos y nos quedaremos, seguramente, con el más jodido.