Pues como se decía en los tiempos de las peleas de box que estaban arregladas por los mafiosos, la conferencia de Joaquín Vargas en la que daría a conocer nuevos datos y nombres sobre el asunto del rescate de la banda 2.5 Ghz por el gobierno, resultó ser un vil “TONGO”.
Con notario que leyó lo que certificó de pláticas (POR CHAT O CORRESPONDENCIAS) conocidas por otros medios desde hace dos años entre funcionarios del gobierno de Felipe Calderón y Joaquín Vargas o su hermano o sus funcionarios, no dijo nada nuevo. Toda proporción guardada, el notario de Joaquín Vargas fue símil patético del simpático notario de Andrés Manuel López Obrador que dio cuenta de tres gallinas, un marranos y un trapos, entre otras cosas, como pruebas de la compra de votos por parte de EPN.
Joaquín Vargas trampeó a la opinión pública. No dijo nada acerca de su relación y sus proyectos con Carlos Slim Helú. No mencionó la forma en que se constituyó la empresa Dish y qué papel indigno aceptó jugar en ella MVS. Tampoco habló de las triangulaciones que existen para que TELMEX cobre en sus recibos telefónicos en servicio de Dish y que precio cobra por el mismo.
La utilización de la banda ancha es un elemento clave para el desarrollo de las telecomunicaciones en México. La supercarretera que debe estar al servicio de los mexicanos y no ser parte de una riqueza brutal como la que ha acumulado, vía monopolios y otros juegos sucios, Carlos Slim Helú.
Joaquín Vargas debió primero limpiar la cara de su empresa. Las dudas de que ya es un simple presta nombre de Slim Helú crecen de tal manera que pierde autoridad moral como para hablar de la defensa de la libertad de expresión, muy tardía e inexplicablemente por cierto, de los excesos, el autoritarismo y la inmoralidad del gobierno de Felipe Calderón.
La opinión pública tiene mucha más sensibilidad e inteligencia de lo que suponen Joaquín Vargas y Carlos Slim.
También está claro que la crítica y la capacidad de denuncia del periodismo mexicano no es patrimonio exclusivo de la Sra. Carmen Aristegui.
La recién terminada conferencia de prensa de Joaquín Vargas y su notario no dejan nada de valor a la recomposición que debe darse en las relaciones entre el poder y los medios.