Sería muy útil contar con estudios serios sobre el impacto de la pandemia en las finanzas de los gobiernos estatales en México. Pero más importante aún sería contar con una política pública diseñada para apoyarlos. Lo malo es que el presidente de México no cree en eso. La 4T está convencida de que basta con los programas sociales. No se han dado cuenta de que, aunque son muy importantes, los programas sociales no serán suficientes.

Veamos el caso de Estados Unidos. Muchos académicos y organizaciones se han preguntado: ¿cómo ayudará el paquete de estímulo del Presidente Biden a los gobiernos estatales y locales? ¿Podrán con ello tapar los grandes hoyos presupuestarios?

El viernes 12 de marzo, el presidente Biden anunció finalmente que su paquete de estímulos por 1.9 billones de dólares (trillones en inglés) fue aprobado por el Congreso. El paquete, que se convirtió en ley desde el jueves, es el complemento a más de 4 billones en ayuda pandémica. Las medidas son muy variadas. Van desde beneficios de desempleo, hasta cheques de estímulos y asistencia para reaperturas de escuelas.

Pero aquí lo que quisiera destacar es que el paquete incluye 350 mil millones de dólares para los gobiernos estatales y locales de Estados Unidos. Si bien el año pasado no fue tan brutalmente negativo para las finanzas estatales, como lo vaticinaba el primer pronóstico, los gobiernos estatales y locales han sido llevados al límite por el coronavirus.

Cuando el gobierno de Estados Unidos declaró al covid-19 una emergencia nacional en marzo de 2020, se había pronosticado que los ingresos de los gobiernos estatales y locales caerían entre un 3 y un 18% en 2020. La economía estadounidense se contrajo 34.3% en el segundo trimestre de 2020. Se esperaba que los ingresos fiscales estatales y locales cayeran significativamente debido a esa disminución de la actividad económica.

Al comienzo de la pandemia había una gran preocupación. Se estimaba que el déficit presupuestario total que enfrentarían los estados para los años fiscales 2020-22 alcanzaría más de 400 mil millones de dólares. Se esperaba una de las peores crisis de las finanzas estatales en la historia reciente de Estados Unidos. Pero un estudio reciente de JP Morgan mostró una disminución promedio de solo el 12% para los ingresos estatales de 2019 a 2020. Por su parte, un informe reciente de Moody's estima que el déficit de efectivo total que enfrentarán los estados para los años presupuestarios 2020-22 es de aproximadamente 148 mil millones.

Son relativamente buenas noticias, aunque el impacto será diferente, dependiendo de la estructura productiva de cada estado. Las economías estatales tienen diferentes vocaciones. Algunos dependen más de los impuestos a las ventas locales, del turismo, de la industria de la energía. Otros tienen una población mayoritaria de trabajadores con bajos salarios. Otros cuentan con habitantes de altos ingresos que continuaron trabajando de forma remota, desde su casa, y siguieron pagando impuestos. El mercado de valores también tuvo su impacto.

California espera, por ejemplo, un superávit de 26 mil millones para el año presupuestario 2020-21. Los ingresos de Alaska fueron los que más cayeron, un 42.5%, mientras que los ingresos de Idaho fueron los que más crecieron, un 10.5% más. Otros gobiernos estatales que sufrieron un impacto financiero notable son Florida, con un descenso del 11.3% y Texas, con un descenso del 10.4%. Los gobiernos locales también han visto mayores disminuciones proyectadas en los ingresos, con localidades como Oklahoma City y el condado de Douglas, Nebraska, pronosticando una disminución de los ingresos de hasta un 40%. Muchos estados republicanos han anunciado recortes de impuestos debido a ingresos fiscales superiores a los esperados.

¿Qué hicieron los gobernadores, en general? Fueron prudentes; recortaron los servicios básicos, despidieron a un millón y medio de empleados, aplazaron los proyectos de inversión, recurrieron al endeudamiento.

Igual que en México, fueron los gobiernos locales los que hicieron frente al peor momento y a los mayores gastos de salud pública. Pero al mismo tiempo disminuyeron sus ingresos propios. Las micro y pequeñas empresas que enfrentaron una crisis de liquidez fueron apoyados por los gobiernos estatales y locales. Las escuelas también.

Si no hay actividades y la gente se queda en casa, no hay tráfico, entonces no hay multas. Si no hay actividad en las oficinas no hay comidas de trabajo, no hay impuestos de restaurantes. Si no hay turismo no hay convenciones, los aeropuertos disminuyen su actividad y sus contribuciones a los gobiernos estatales.

El paquete de Biden proporcionará los fondos que se necesitan de manera crítica. Son 350 mil millones para mitigar efectos fiscales, reponer ingresos perdidos, restaurar servicios locales, volver a contratar trabajadores estatales, maestros, tapar hoyos presupuestarios en escuelas, viviendas, parques, salud pública, tránsito, servicios locales, programas sociales, infraestructura básica, gastos de mantenimiento en carreteras, tratamiento de agua, alcantarillado y servicios públicos.

Los estados tienen que fortalecer su capacidad de servicios de salud pública, así como ayudar a que los niños regresen a clases y facilitar que las empresas pequeñas no se vuelvan insolventes.

Además de los 350 mil millones de dólares en asistencia estatal y local, el proyecto de ley proporciona 130 mil millones para educación K-12, 40 mil millones para educación superior, 50 mil millones para pequeñas empresas, 7 mil millones para restaurantes, 7 mil millones para banda ancha y otras responsabilidades a nivel local.

El presidente Joe Biden, la vicepresidenta Kamala Harris iniciaron ayer un recorrido por diferentes ciudades de Estados Unidos para destacar los beneficios de su plan de 1.9 billones de dólares para derrotar al coronavirus e impulsar la economía. La gira se llama "Help is Here". Las paradas en los sitios de vacunación, negocios, escuelas están destinadas a educar al público sobre los diferentes aspectos del gigantesco Plan de Rescate y cómo ayudará a las personas a llegar al otro lado de la pandemia de coronavirus.

Biden recuerda muy bien que a Barack Obama le falló la comunicación en cuanto a los beneficios de su plan de recuperación económica. Pero el presidente de Estados Unidos tiene una buena historia que contar. Goldman Sachs elevó sus expectativas de crecimiento del PIB para la economía de Estados Unidos al 8% y una tasa de desempleo del 4% para 2021. Espera que este pronóstico se traduzca en solo un 2.1% de inflación. Un crecimiento del 8% este año situaría el PIB de Estados Unidos en alrededor de 22.6 billones de dólares, lo que marca una recuperación total después de que la economía se contrajo un 4.1% en 2020.

El paquete de ayuda covid de Biden es del “tamaño correcto”, según la secretaria del Tesoro, Janet Yellen. "Hay suficiente apoyo en este paquete para aliviar el sufrimiento y hacer que la economía vuelva a encarrilarse rápidamente. Tengo la esperanza de que, si derrotamos la pandemia, podamos hacer que la economía vuelva a estar cerca del pleno empleo el próximo año”.

Biden no va a dejar que la implementación del paquete de 1.9 billones de dólares falle. Ayer nombró a Gene Sperling para supervisarlo. Sperling fue Director del Consejo Económico de la Casa Blanca con Clinton y Obama. Trabajará con los principales colaboradores de la Casa Blanca y las agencias federales para optimizar su efectividad. Sperling estará hablando por teléfono con alcaldes y gobernadores.

Ojalá que el presidente de México analice lo que están haciendo nuestros vecinos del norte. Los gobernadores de los estados necesitan apoyo para reactivar sus economías.