En una novele setentera del escritor Irving Wallace el malo de la historia es el ficticio personaje que tiene el cargo de director del FBI. No se trata de Edgar  H. Hoover, pero está basado en el controvertido personaje real que estuvo al frente de esa institución policiaca de Estados Unidos por casi 50 años.

La trama de la historia no viene al cuento, sino la anécdota que menciona el autor oriundo de la ciudad de Chicago acerca, precisamente, de Hoover. Un amigo le preguntó un día a Lyndon B. Johnson, presidente en funciones de Estados Unidos, por qué mantenía al legendario director del FBI en el cargo, sabiendo la clase de bicho que era.

El presidente gringo, viejo zorro de la política de su país, respondió más o menos de la siguiente manera:

--Mira, prefiero tener a Edgar H. Hoover dentro de la tienda meando hacia afuera, que fuera de la tienda meando hacia adentro.

Con la izquierda mexicana pasa exactamente lo mismo con relación a Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial perdedor del Movimiento Progresista en la pasada contienda: necesita al tabasqueño, aun cuando ya está más que probada la relación sadomasoquiosta que sostienen ambos (la izquierda y AMLO)  desde hace años

El mejor ejemplo lo tenemos con las “pruebas” del “fraude” de la pasada elección presidencial que presentó el movimiento que encabeza López Obrador ante las instancias correspondientes: chivos, puercos, pollitos, patos, borregos… Vaya, hasta sale para una segunda parte de Rebelión en la granja, pequeña obra maestra del escritor inglés George Orwell, que gustosamente le cedería sus derechos de autor, de vivir aún, al tabasqueño.

Lo que el Peje y sus incondicionales hacen (el senador Ricardo Monreal es el más incondicional de todos), aparte del ridículo mayúsculo, es causar pena ajena a nivel nacional e internacional, en vivo, en directo y a todo color. De plano, no hay seriedad en este movimiento. Sin embargo, la izquierda va a seguir atada al fardo que representa AMLO porque sus dirigentes le tienen miedo y lo van a dejar que siga haciendo lo que le dé su regalada gana.

Vamos, la izquierda mexicana prefiere tener al mesías tropical dentro de la tienda meando hacia afuera, que fuera de la tienda meando hacia adentro, con todo lo que ello implique para ese importante sector de la población en México.

Claro, no van a faltar los que justifiquen a su “guía moral y espiritual” con aquello de que no es por López Obrador, sino por México, argumento que no pasa de ser una soberana jalada, pues mucho gandaya lo que busca es sacar algo de ganancia en el río revuelto.

O más claro: los seguidores de López Obrador lo que hacen es arrimar su sardina al fuego.