El peruano Víctor Raúl Haya de la Torre

La concesión de asilo al ex presidente boliviano Evo Morales por parte del gobierno mexicano, y la aceptación de este de tal concesión, abre un nuevo capítulo de dicha figura propia del derecho internacional público, existente desde 1951 con el bullado asilo del líder político peruano Víctor Raúl Haya de la Torre ante la embajada de Colombia en su país.

Aunque la naturaleza jurídica propia del asilo sea latinoamericana y diversa del refugio (más propio de Europa), y México destaque en su generosidad sobre tal punto en distintas etapas desde el acto heroico de Gilberto Bosques con los asilados de 1939 producto de la cruenta guerra civil en España, lo cierto es que las consecuencias de asilado y refugiado son las mismas: le convierten en un exiliado, algo definido por el Diccionario de la Lengua española como “expatriado, generalmente por motivos políticos”.

Las figuras esenciales

La salida de una persona del lugar que, prácticamente desde su nacimiento, le ha dado un bagaje cultual y una identidad definidos, provoca rupturas emocionales inevitables en dicha persona: se desliga del elemento identitario por esencia; pero, también trae beneficios, en muchas ocasiones para el país receptor. La historia, tanto de nuestro país como de otros, han dado significativas muestras del beneficio que puede tener el ser receptor de quienes, por ideas políticas, no pueden salir de su país.

Se ha comentado, y es obvio que se seguirá comentando, de los exiliados célebres que beneficiaron significativamente al desarrollo, sobre todo científico y cultural del país receptor; en el caso de México, estos van desde el hondo significado que implicó la diáspora española republicana: figuras esenciales como Niceto Alcalá-Zamora, Luis Recanses Siches, Luis Buñuel, Luis Cernuda, León Felipe, …. Pero, también engrandecieron la academia, las artes y la cultura mexicana los exiliados sudamericanos (chilenos, uruguayos, ecuatorianos, peruanos, bolivianos, argentinos, etc.) tras las dictaduras cívico-militares de la década de los setenta.

En el caso de los exilios de actores políticos famosos, entre los conocidos tenemos a Rómulo Gallegos, presidente de Venezuela derrocado en 1948; de Juan Bosh, presidente dominicano, también derrocado en 1963; de Hortensia Bussi, viuda del ex presidente chileno Salvador Allende, exiliada en México tras el golpe de Estado de 1973.

Hasta revolucionarios de la ciencia en el exilio

También otros países se han beneficiados con exiliados famosos. En el caso de Estados Unidos, que producto de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y la persecución generada por el totalitarismo nazi, tuvo en su tierra a intelectuales de la importancia de Albert Einstein, físico alemán mundialmente reconocido por su aporte a la teoría de la relatividad, que ayudó al desarrollo de la física nuclear; Hannah Arendt, filósofa alemana que hizo excelentes reflexiones sobre el totalitarismo, además de su conocida obra “La banalidad del mal”, a partir de una cruda percepción del juicio en Israel al nazi Aldof Eichmann; asimismo, a los escritores Thomas Mann y Bertolt Brecht, además de la actora Marlene Dietrich, entre otros. Francia recibió como exiliado a Robert Capa, uno de los corresponsales de guerra gráficos más importantes del siglo XX; también al escritor checo Milan Kundera, quien cayó en desgracia ante el gobierno de su país por criticar al estalinismo; igualmente, al músico polaco Friedrich Chopin, quien arrancó en 1831 de la guerra que su país mantuvo con Rusia. Bélgica acogió al famoso escritor francés Víctor Hugo, perseguido por Napoleón III (el mismo que primero apoyó y luego dejó solo a Maximiliano en su aventura en nuestro país a mediados del siglo XIX); en ese país, el escritor empezó a redactar una de sus obras más famosas, “Los Miserables”. La británica Londres tuvo que dar refugio al multifacético actor estadounidense Charles Chaplin en 1952, perseguido por la “caza de brujas” anticomunista que entonces mantenía nuestro vecino del Norte.

De todas formas, esto nunca borra el quiebre del exilio. Ya dijo Julio Cortázar: “El (…) exiliado es alguien que se sabe despojado de todo lo suyo, muchas veces de una familia y en el mejor de los casos de una manera y un ritmo de vivir, un perfume del aire y un color del cielo, una costumbre de casas y de calles y de bibliotecas y de perros y de cafés con amigos y de periódicos y de músicas y de caminatas por la ciudad. El exilio es la cesación del contacto de un follaje y de una raigambre con el aire y la tierra connaturales; es como el brusco final de un amor, es como una muerte inconcebiblemente horrible porque es una muerte que se sigue viviendo conscientemente”.

Fuentes consultadas

Franco, Leonardo (coord.), El Asilo y la Protección Internacional de los Refugiados en América Latina, San José de Costa Rica, Universidad Nacional de Lanús-ACNUR-INDH, 2004, p. 90.

“Gilberto Bosques, el mexicano que salvó a 40 mil judíos y republicanos españoles”, Vanguardia.Mx, 27 de enero de 2017, en https://vanguardia.com.mx/articulo/gilberto-bosques-el-mexicano-que-salvo-40-mil-judios-y-republicanos-espanoles

√ RAE, en https://dle.rae.es/?w=exiliado&m=form

“Los exiliados”, Bogotá, Semana, 23 de noviembre de 1987, en https://www.semana.com/nacion/articulo/los-exiliados/9581-3 

“Diez célebres refugiados que cambiaron el sentido de la historia”, Madrid, ABC.es, 06 de julio de 2015, en https://www.abc.es/internacional/20150705/abci-refugiados-famosos-historia-201507011657_1.html

Sadoul, Georges, Vida de Chaplin, México, Fondo de Cultura Económica, 1993, pp. 210-222.

El exilio en la literatura hispanoamericana, Entre libros y letras, 22 de mayo de 2014, en https://www.iberlibro.com/blog/index.php/2014/05/22/el-exilio-en-la-literatura-hispanoamericana/