¡Lo acepto! Mi cerebro tiene una tendencia a reducir el esfuerzo; con mucha frecuencia busca lo más sencillo para evitar la fatiga. Aclaro, no me sucede solo a mí, es simplemente la forma como operamos la mayoría de las personas. Nuestro sistema está diseñado para ahorrar energía y emplearla solo sí nos vemos forzados a ello; es la manera que aprendimos a sobrevivir en la prehistoria y la parte primitiva de nuestro cerebro aún la conserva. ¡Nos guste o no, lo aceptemos o no! Pero ¿a qué viene todo esto? A que nuestra mente no tiene la capacidad de asimilar tantos datos; por tal razón cuando sucede, nuestro cerebro prefiere encajonar la información y no complicarse intentando organizarla para posteriormente utilizarla. A esto se le denomina ceguera de la información o parálisis por análisis. Suele pasar con más frecuencia de la que imaginamos y no depende de la inteligencia de la persona; por ejemplo, cuando vas a comprar un auto, tienes tantas opciones y planes que te resulta muy difícil tomar una decisión y muy probablemente postergues la compra para evitar la quebradera de cabeza de elegir la opción más conveniente. Otro ejemplo, cuando llegas a un restaurante y te presentan una carta con 60 opciones de menú, o no digamos, cuando te ofrecen casi una enciclopedia de vinos para elegir uno, decidir es casi una tortura. La situación es distinta cuando llegas a la fonda, cerca de la oficina y sólo hay tres opciones de menú y dos sabores de agua; la decisión la tomas en un minuto.

La razón por la que nos “embriagamos” de información es debido a la facilidad de acceso a la misma. ¡Tenemos barra libre las 24 horas del día! Hoy, como nunca, están a nuestro alcance miles de millones de datos en un minúsculo dispositivo; basta con “googlear” una palabra para que nos aparezcan cientos de páginas y como por arte de magia nos brinden un menú infinito de sitios con información, estudios, imágenes, videos y todo acerca del tema que nos interesa. Sin embargo, por mucho que parezca atractivo, la mayoría de las veces es todo lo contrario; solo te confunde más cuando no sabes con certeza lo que estás buscando; lo que mostrará la Web no coincidirá con lo que necesitas y el tiempo que utilizarás explorando las diferentes opciones te desviarán de tu objetivo. Un ejemplo, inicias buscando “cómo hacer un presupuesto anual” y terminas en la página “cómo viajar con bajo presupuesto” ¡¿por?!, sin contar que ya pasaron dos horas desde que iniciaste tu búsqueda, ¿te ha pasado?

El exceso de información nos complica el proceso de análisis y decisión, así mismo, nos obliga a utilizar tiempo productivo en generar un volumen de datos y reportes que no tienen una utilidad práctica. ¡Todo ese tiempo es oro cuando hablamos de rentabilidad!

Entonces, ¿qué hacer ante esta avalancha informativa? Tienes que aprender a identificar la información que necesitas, como en un tablero de automóvil; la computadora de un vehículo tiene cientos de controles e indicadores, pero solo te ofrece la información que es relevante para la tarea que tú vas a desempeñar, “conducir”, como un indicador de gasolina, un velocímetro, un sensor de temperatura, uno de aceite y otros que te alertarán solo si algo falla, porque esa es su función. No obstante, cuando llevas tu auto al servicio, el especialista tiene acceso a mucha más información que le es útil para determinar si tu auto está en condiciones correctas o en qué deben trabajar. Lo mismo debes aplicar en tu organización, necesitas hacer una tarea de análisis a partir del objetivo, identificar qué información es indispensable y cómo la necesitas, ya sea un escrito, una tabla, un dato, etc., entonces y sólo entonces, empezar a generarla, para después forzarte a utilizarla.

Lo más relevante de la información es identificar lo importante y EXPLOTARLA; para muestra un botón, cuando McDonald’s inició, su menú constaba de 27 productos, amplio, pero adecuado porque vendían mucho, con el paso del tiempo sus ventas empezaron a disminuir, lo cual obligó a sus fundadores a analizar sus costos operativos y sus ventas; observaron que el 87% de sus ventas se concentraba en tres productos: hamburguesas, papas fritas y refrescos. Analizaron la información relevante y decidieron enfocarse solo en estas tres opciones, pero reduciendo el tiempo de entrega de cada orden de 30 minutos a 30 segundos, surgiendo así el primer sistema de entrega rápida del mundo. ¿Te imaginas que todo el emporio de McDonald’s nació a partir de analizar la información correcta? No eran matemáticos, no eran ingenieros, no tenían una maestría; sin embargo, tenían gran conocimiento de su mercado y explotaron la información correcta para su estrategia de negocio.

Si quieres saber más acerca de cómo mejorar la rentabilidad de tu negocio, te invito a leer mi libro, Los costos que no ves, disponible en Mercado Libre y en Amazon, puedes comprarlo copiando este link http://ito.mx/LSFd