A esta hora de la tarde-noche la victoria de Andrés Manuel López Obrador como candidato a la Presidencia de la República no sólo es inminente, también inobjetable. Sus dos dígitos de diferencia sobre su más cercanos perseguidores son insuperables. Esta es la noche del triunfo de Andrés Manuel. Una victoria irreversible, un triunfo no objetable en el INE y en los tribunales.
Lo que se puede afirmar es que Andrés Manuel supera los 40% (o más). Es inalcanzable.
Lo que se puede afirmar es que en Morelos Rodrigo Gayoso se estancó. El próximo gobernador será Cuauhtémoc Blanco.
Lo que se puede afirmar es que Guanajuato sigue siendo el semillero de la derecha del país y la coalición del Frente se llevará la gubernatura.
Lo que se puede afirmar es que Enrique Alfaro, sin necesidad del Frente, será el próximo gobernador de Jalisco.
Lo que se puede afirmar es que Adán López, de Juntos Haremos Historia, será el próximo gobernador de Tabasco.
Lo que se puede afirmar es que habrá pelea en los tribunales de Veracruz si Cuitláhuac García no se separa lo suficiente de Miguel Ángel Yunes Márquez.
Lo que se puede decir es que la maquinaria de Martha Erika Alonso (facilitada por Rafael Moreno Valle) puede darle un susto a Miguel Barbosa, de Morena, en Puebla.
Cabeza a cabeza, Yucatán aún sigue en el aire entre PRI-PVEM-PANAL y PAN-MC.
Rutilio Escandón de Juntos Haremos Historia ha tenido un verdadero descanso dominical en Chiapas, imposible que el PRI-PANAL lo alcance.
Desde su altura ganadora –casi un elevadísimo segundo piso– nadie baja a Claudia Sheinbaum.
Andrés Manuel ya ganó, Morena ya ganó. La repartición política del país cambia. No hay que prepararse mucho para el PREP. Para AMLO, ¿mejor?, ¡imposible!