Fernando Londoño Hoyos es un abogado, economista y político colombiano, que fue miembro del Partido Conservador Colombiano y director nacional del Partido Centro Democrático, del cual forma parte el ex presidente Álvaro Uribe.

Les platico: Con una respetuosa y autorizada edición en extensión, que no en adición, cito sus palabras sobre la situación de un país vecino que está estallando ante los ojos del mundo y nosotros como si nada. Abro comillas:

“Hay un problema que aparentemente no es nuestro sino del vecindario. Cuando se incendia la casa del vecino es necesario tratar de proteger la propia.

Venezuela es un país en llamas, en ruinas, un barco que no está en peligro, sino que ya naufragó.

Las últimas noticias de Venezuela no pueden ser peores. No está al borde del colapso; ya colapsó. Entidades mundiales como la John Hopkins y Human Rights Watch dicen que ese país va a ser el nuevo foco del coronavirus para América, que ya lo es, pero que no se sabe porque no hay cifras pues todo está silenciado por esa capa de mentiras en las que se basan todos los absolutismos para gobernar.

Venezuela era el más grande productor de petróleo de América y hoy ese recurso se acabó. De 3 millones 400 barriles que producía por día, hoy solo produce 650,000 barriles.

Si a esto se le resta el petróleo necesario para el consumo interno, no tiene para exportar, pero además, el poco que manda al exterior lo tiene comprometido y está pignorado.

Esta industria le daba más del 95% de sus ingresos de exportación. Y si no tiene nada para exportar, el panorama se complica porque no produce nada más.

El campo que mal que bien le daba de comer a los venezolanos fue arruinado por la reforma agraria impuesta por Hugo Chávez que puso en ceros la producción agropecuaria y que resulta muy parecida a la que quieren imponer en Colombia los actuales gobernantes.

Hay algo peor: La poca producción del campo de Venezuela -remanente a la que había antes del robo al que fue sometido el país- no puede llegar a los centros de consumo porque no hay gasolina.

¿Por qué sucede esto si era el país con mayores reservas petroleras del mundo comparable solamente con las de Arabia Saudita y siendo uno de los más grandes productores de crudo?

Porque Venezuela dejó extinguir la operación de sus refinerías porque al país se lo robaron íntegro.

Entonces, Venezuela no produce gasolina y la importa sacrificando lo último que le queda: unos lingotes de oro que reposaban en bancos internacionales y que Chávez llevó a ese país con tal boato y despliegue de publicidad para presumir de una soberanía monetaria.

Este oro se lo están entregando a Irán para que les mande buques cargados con gasolina y vaya uno a saber cuándo y cómo llegan, porque de cinco que salen del medio oriente apenas llegan dos.

Vaya usted a saber cómo le van a hacer para abastecer de gasolina unos pocos días a una Venezuela que por ende, no tiene gasolina (algo inaudito).

Entonces, no tiene gasolina, ni petróleo para exportar pero además no tiene agua. Ya habíamos visto hace tiempo la gran catástrofe de la central hidroeléctrica más importante de ese país y de una de las reservas más importantes de América.

Pues eso se acabó porque no tiene agua para hacer funcionar las turbinas y no tiene dinero para importarlas.

Consecuentemente, los venezolanos no tienen agua para beber y no tienen energía eléctrica por la misma razón. La luz les llega solo unas horas de unos pocos días a la semana, solamente a Caracas. El resto del país no tiene energía eléctrica.

Debido a todos estos problemas, Venezuela no tiene producción industrial, la cual se acabó hace muchos años. La crisis industrial de esa nación es pavorosa.

Entonces, ¿qué tiene Venezuela y cómo viven los venezolanos? Si se enferman, se tienen qué morir sin atención médica pues no hay sistema hospitalario.

Esto es lo que está llevando a los organismos internacionales a decir que Venezuela es una bomba de tiempo a punto de estallar en lo del coronavirus, porque no es que tengan pocos contagiados y muertos de esa enfermedad -como dice Maduro- sino que el mucho que tienen no es revisado por nadie porque no tienen medios para hacer tamizajes ni pruebas para detectar los casos.

Además, poco ganan los venezolanos con asistir a los hospitales porque no tienen luz, ni agua para beber ni para que los médicos laven sus instrumentos ni sus manos. Incluso no tienen detergentes, jabón y menos, desinfectantes.

Los cirujanos que quieren hacer su trabajo deben llevar garrafas de agua desde sus casas, vaya a saber qué pureza tiene y con eso limpian el bisturí y todo lo que usan en sus intervenciones.

¿Qué va a ocurrir en Venezuela? Eso no es cosa del futuro porque ya está sucediendo. No es una probabilidad.

De los más de dos millones de venezolanos que emigraron a Colombia en el último año, algunos -poquísimos- se regresaron a su país al saber que no había trabajo o no tenían ganas de trabajar.

Ahí tenemos el problema cafetero en Colombia en que hay producto; hay un buen precio pero no hay quién lo recoja.

Durante un tiempo los venezolanos estuvieron trabajando en la cosecha del café pero parece que ya se aburrieron y muy pocos prefirieron regresar a su país.

Esto es una caldera que está en pleno estallido. ¿Qué va a ocurrir? Es un país que nos explota en las manos.

No hemos contado entre nuestras desventuras, problemas y peligros, el que representa Venezuela. La casa vecina que se está incendiando por todos los costados y no hay nada qué hacer porque los Estados Unidos ni Europa intervienen.

Países radicales como Corea del Norte, como Irán, mandan terroristas, nada más y su vecino, Colombia tendrá qué defender su casa, pero nadie está pensando hoy en eso porque no hay ninguna cancillería dedicada a demostrarnos ese peligro inminente y real que llegará indefectiblemente al suelo colombiano”. Cierro comillas.

 

CAJÓN DE SASTRE

“Elocuente e impactante”, dice mi Gaby la irreverente, desde su refugio en SAT.

placido.garza@gmail.com

PLÁCIDO GARZA. Nominado a los Premios 2019 “Maria Moors Cabot” de la Universidad de Columbia de NY; “SIP, Sociedad Interamericana de Prensa” y “Nacional de Periodismo”. Desarrolló la primera plataforma BigData de México, para procesar y analizar altísimos volúmenes de datos en segundos. Miembro de los Consejos de Administración de varias corporaciones transnacionales. Exporta información a empresas y gobiernos de varios países, que es utilizada para tomar decisiones y convertirla en inteligencia. Escribe diariamente su columna “IRREVERENTE” para prensa y TV en más de 50 medios nacionales y extranjeros. Maestro en el Tecnológico de Monterrey, la U-ERRE y universidades de Estados Unidos. Como montañista, ha conquistado las cumbres más altas de América.