Ingenuos, mentecatos y malandrines se han encargado de vilipendiar reiterada y constantemente a Andrés Manuel López Obrador desde que este último optó, a raíz del desarrollo dudoso y turbio de los anteriores comicios federales, por agotar todas las instancias y medios de impugnación establecidos por la Ley Electoral para hacer valer sus derechos políticos y electorales.

Apegados a la normatividad jurídica y actuando sin afectar de ninguna forma a terceros, AMLO y la coalición que lo postuló como candidato presidencial, Movimiento Progresista, han decidido encabezar la lucha poselectoral en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y no en las calles; situación que celebro pues contradijo a los eternos calumniadores que auguraban meses de ajetreo y afectaciones a la ciudadanos por las medidas que podría haber tomado el tabasqueño para defender el voto en caso de derrota.

Mas los alcahuetes del estatus quo asechaban, cual carroñeros, a la izquierda una vez concluida la pasada jornada electoral. Aguardaban. Ávidos de difamar al ex Jefe de Gobierno del Distrito Federal, los oportunistas opinócratas del régimen esperaron cualquier queja de parte de aquél contra el proceso para detonar el inmenso escarnio que le tenían reservado. La cantaleta estaba lista y ensayada. Y se ha venido entonando a la perfección desde el 2 de julio. Que el Peje no sabe perder; que si divide; que si polariza; que si está loco; que el Mesías Tropical; que ya se veía venir.

No obstante todo lo expuesto, el daño ya está hecho. De cierta forma Andrés Manuel le dio la razón a quienes juraban que no iba a reconocer la derrota. Él también le abrió la puerta a los vituperios que ansiaban salir en su contra. En estos días la mayoría gente se queda con las formas, jamás con el fondo. Y es a resultas de esto último que el repudio contra el conflicto poselectoral anida en la vía jurídica y legal que se ha tomado para invalidar la elección, y no en las razones por las cuales se llegó a esto. 

Por otro lado está el sector rijoso y polarizador del lopezobradorismo que tanto daña la imagen de López Obrador y el movimiento que éste encabeza. Son estos obradoristas quienes cristalizan los motivos por los cuales millones de mexicanos rehuyen a la izquierda y en especial a la que lidera AMLO. Y últimamente no han hecho más que manifestar efusivamente sus resentimientos y complejos tanto en las calles como en las redes sociales.

Así las cosas, infiero que si bien el candidato de las izquierdas actúa conforme a derecho y mantiene una lucha honrada y digna; sin embargo, son pocos los que, por una u otra cosa, ven así la batalla jurídica de éste. Por consiguiente, me parece que las posibilidades de que la invalidación de la elección presidencial resulte un triunfo estéril e inútil son muchas. La situación política actual me lleva a creer que en caso de que se repitiese la elección presidencial, López obtendría menos votos de los que obtuvo en primero de julio.

Desgraciadamente en este país la justicia es lujo que no cualquiera puede darse.

A crear conciencia.