Dos mil dieciséis se perfila para ser un año complicado al interior del PRI estatal en Puebla, toda vez que siendo año electoral y habiendo casi cerrado el pacto de unidad para la designación de candidato o candidata a gobernador en los comicios próximos, los rencores, rencillas y nuevos resentimientos salen a flote generando un verdadero dolor de cabeza tanto para la cúpula local como para la nacional. “Don Beltrone” tendrá que poner la mano dura antes que esto se convierta en una auténtica pelea de gallos y tengan víctimas que lamentar.   

La principal cabecilla del proyecto con miras a la gubernatura es la actual Senadora Blanca Alcalá Ruiz quien anteriormente ya había ocupado el cargo de Presidente Municipal, papel que realizó de manera sobresaliente lo cual oxigenó el debate en torno a su capacidad para manejar un estado completo; por otra parte y siendo el detractor principal al pacto de unidad, o con otras palabras, el gallo que se sale del huacal está el legislador federal Javier López Zavala, mismo quien ya había sido candidato a gobernador en el año 2010 perdiendo rotundamente y abriendo severas grietas políticas al interior del partido después de los pataleos y rabietas que hizo por aquí y por allá tras haber sido superado en las urnas por el actual gobernador Rafael Moreno Valle Rosas de Acción Nacional.

El meollo del asunto está en que en una semana se buscará formalizar el proceso de designación de candidat@ al interior del partido en Puebla y los manoteos Alcalá-Zavala no se ven para cuando terminar, este último se resistió a firmar el acuerdo para una candidatura de unidad luego de declarar públicamente sus intenciones para competir internamente contra la senadora favorita a pesar de llevar todas las de perder.

La simple lógica nos diría que Zavala está regando el tepache y reventando hasta la olla, sin embargo en un ejercicio de imaginación como los de Vázquez Mota, sabemos que Zavala está dispuesto a darse un balazo en la pierna con tal de salvar todo el cuerpo; claramente sus pretensiones van más allá de echarse encima a la cúpula y a la maquinaria interna priista, lo que él busca es negociar el siguiente puesto; en 2010 las rabietas le sirvieron para conseguir un curul en la Cámara de Diputados, ahora su tirada va más alta; él sabe que no puede ganar en un proceso interno contra Alcalá, sin embargo sabe que una negociación fast track le ayudará a posicionarse nuevamente en la arena política y por qué no irse posicionando para 2018 donde nuevamente estrenará Puebla gobernador.

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