La ciudad de Chetumal y, de manera particular, la emblemática avenida de los Héroes, atraviesan por una severa crisis desde hace ya varios años, derivado de múltiples factores: desde los que tienen que ver con la política económica que han venido adoptando los sucesivos gobiernos federales desde el sexenio de Miguel de la Madrid, que ha tendido a la apertura comercial ?con lo que terminaron las ventajas del régimen de zona libre con el que contaba Chetumal-; la falta de un proyecto de metas a largo plazo para la ciudad, que sustituya la vocación comercial de antaño por otra de servicios y turismo; la ausencia de una política pública en materia de competitividad para la capital; la falta de capacitación y profesionalización del sector empresarial; la total desconexión entre las necesidades de la iniciativa privada y las carreras que se imparten en las instituciones de educación superior instaladas en Chetumal; y la notoria carencia de un servicio público de carrera integrado por personal que cuente con estabilidad en su empleo con base en el mérito y en los resultados de su trabajo.

A pesar de que un gran número de hombres y mujeres de negocios chetumaleños se hicieron de grandes capitales derivados del comercio de importación, muchos de ellos no aprovecharon la coyuntura para hacer una transición hacia otras actividades empresariales, y le siguieron apostando al comercio, en vez de  opciones que generaran valor agregado y un cambio en la planta productiva de la zona sur de Quintana Roo. El poco crecimiento laboral que ha tenido la ciudad desde aquella época, fue sustentado de manera artificial por el crecimiento de la burbuja burocrática, que acabó por estallar el año pasado.

En el caso específico de la zona centro de la ciudad, dicha situación provocó que, al término del régimen fiscal de la zona libre, los grandes locales pertenecientes a las tradicionales familias de comerciantes chetumaleños paulatinamente cerraran sus puertas y ahora se renten como zapaterías, tiendas de ropa y casas de empeño, que ofrecen pocos empleos con sueldos muy bajos.

El proyecto que se pondrá en marcha este año para la remodelación de la avenida de los Héroes, debe ser un detonante para la reactivación económica de Chetumal, pero esperemos que le den  un giro más cultural y turístico. La Héroes, una vez remozada, no debe volver a ser el corazón comercial de Chetumal, sino que debe convertirse en el corazón cultural y turístico ? conjuntamente con el Boulevard Bahía, al que también le urge un proyecto de renovación- en el que el turismo que arribe a la ciudad pueda pasear, tomarse un café y comer en un buen restaurante, con oficinas de turismo que les puedan dar indicaciones sobre las bellezas que rodean la ciudad; con actividades culturales permanentes tales como exposiciones de arte, teatro callejero, conciertos, muestras artesanales, etc.

Para que el proyecto de remodelación de la avenida de los Héroes sea llevado a buen término es indispensable que sea debidamente socializado entre la clase empresarial, especialmente los propietarios de los locales ubicados en el área comprendida entre el Museo de la Cultura Maya y la avenida Carmen Ochoa de Merino, para que sus voces sean escuchadas y sus opiniones tomadas en cuenta.

Además, es aconsejable que la CANACO y el Consejo Coordinador Empresarial formen una contraloría social que pueda supervisar el proceso de construcción de la obra, con el propósito de evitar dispendios y detectar y/o sancionar posibles actos de corrupción. Lo anterior dará mayor legitimidad a  las obras, al propiciar un esquema participativo de transparencia y rendición de cuentas.

Por otro lado, los anuncios de las obras de una nueva terminal de autobuses; de la remodelación del aeropuerto capitalino; la construcción de una nueva terminal portuaria;  la edificación de un hospital de especialidades, conjuntamente con la reconstrucción de la avenida de los Héroes, constituyen una excelente noticia para Chetumal ya que son obras que, si son bien llevadas a cabo, pueden constituir la punta de lanza de la reactivación económica y la demostración palpable de que los compromisos gubernamentales sí se cumplen.

Para que la derrama económica de dichas obras pueda permear positivamente en la economía local, sin embargo, se requiere voluntad de parte de las autoridades encargadas de la licitación y supervisión de las obras, de manera que por lo menos la mitad de los recursos sean ejecutados por empresas locales, que contraten mano de obra  chetumaleña; además, que garanticen que los insumos de construcción sean adquiridos a proveedores locales. El efecto multiplicador de los millonarios recursos garantizaría una recuperación económica transitoria, con el correspondiente flujo de efectivo que beneficiaría en última instancia al sector de bienes y servicios.

Para completar el círculo de obras de infraestructura faltantes que son necesarias para reactivar la economía local, se requiere que se inicien los trabajos de diseño de un proyecto de remodelación integral del Boulevard Bahía, por lo menos del tramo comprendido entre el Muelle Fiscal y el Club Campestre de Chetumal, para que tengamos un malecón de primer mundo, que sea en sí mismo una atractivo turístico, que vendría a complementar el reciente anuncio de que la Megaescultura será terminada para albergar el Museo de la Bahía de Chetumal.