Lo ocurrido el pasado viernes 1 de agosto, que continúa en las mismas, acerca de sustituir una calcomanía IAVE por otra del mismo nombre pero de otra empresa, tiene indignada a la ciudadanía. Tanto que el director de Capufe, Benito Neme, compadre doble de Enrique Peña Nieto, fue llamado por las comisiones del Senado para que explicara la pésima gestión.

Luego de entramparse  en una serie de juegos verbales, se supo que hasta noviembre se podrá utilizar un solo  pegote en  todas las vías que cobran a los automovilistas, la cuales  aumentan en el territorio nacional  y muchas tienen cuotas altísimas. Dos de ellas son de las más caras del  orbe: la que va a Toluca y el túnel  antes de llegar  a Acapulco. Nadie explica a qué se debe.

Pero el asunto empieza a tener alguna claridad. Se le quitó la concesión a la empresa de Carlos Slim y se le otorgó a la de Roberto Alcántara. El primero es un enemigo visible del actual régimen  y el segundo un amigo o activo del gobierno federal.

Alcántara, quien es concesionario de innumerables  rutas de transporte federal y de Vivaerobus,  también ha sido un inversor en el grupo Prisa, que tiene  un periódico influyente en España y Latinoamérica: El País. La compra más reciente de acciones, por   100 millones de euros,  hizo a Roberto  el más importante socio  de manera individual con más de 9 por ciento.

 Alcántara, por cierto,  aspira a ser dueño de uno de los canales televisivos  que se licitarán.

Roberto  podrá obtener con la nueva concesión de tarjetas  más de mil millones de pesos al año, pero además  dejará una cantidad en Capufe que algunos malosos señalan se utilizará en las próximas elecciones de 2015. Así pues, negocio redondo para un mexiquense y el PRI.

La ineficiencia gubernamental, nuevamente, aflora.

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