La revista Proceso es sin lugar a dudas un referente en cuanto a revistas de investigación periodística objetiva, una publicación la cual durante varios años de su existencia ha sufrido censuras por parte de diversos gobiernos e incluso atentados, sus periodistas y reporteros han sido victimas de amenazas y detenciones arbitrarias, pero hay ciertas incongruencias que son inexplicables para dicho semanario, el cual muchos catalogan como el estandarte de la libertad de expresión en el país. ¿Cómo puede acoger publicidad del gobierno cuando varios de sus reportajes se centran en ventilar las malas acciones de los políticos en el poder?
No estamos hablando de publicaciones hechas a modo como Vértigo, el cual su propietario Salinas Pliego usa como instrumento político para golpear a sus detractores y enemigos , alabar las acciones presidenciales y de gobiernos estatales con los cuales tiene acuerdos, atestada de publicidad priista y del Partido Verde Ecologista grupo político al que pertenece su hija como senadora, hablamos de una revista supuestamente valiente, neutral y que busca la verdad por ello es increíble mirar una portada donde muestra el fracaso del gobierno de Peña Nieto y lo poco positivo que hay para declarar en este segundo informe de gobierno y en ediciones digitales, y en la versión impresa anuncios pagados por la administración federal haciendo promoción al segundo informe y a sus reformas.
En el número 1963 de Proceso hay un reportaje de los excesos del gobernador poblano Rafael Moreno Valle y la secta panista que está detrás de él negociando con armadoras de vehículos, otorgándole terrenos expropiados ilegalmente y reprimiendo a los manifestantes, páginas adelante vemos promoción pagada por el gobierno estatal poblano promoviendo el estado su enorme juego mecánico y los avances en empleo e infraestructura de dicha metrópoli. ¿Será que no importa el origen del dinero? Lo que importa es lo puede comprarse con él.
Usted puede adquirir el número reciente de la revista y darse cuenta cuantos anuncios por parte del gobierno federal existen en la publicación, incluso a escasas hojas de críticas al sistema. Una enorme incongruencia que un semanario de esta jerarquía no puede permitirse. ¿Somos o no somos? Si criticas a los medios fácticos de información que se benefician con grandes partidas económicas de los gobiernos por concepto de publicidad y reforzamiento de imagen, no puedes como critico caer en lo mismo, lo podemos esperar de López Dóriga, de Gómez Leyva o Carlos Marín, pero no de una publicación que pregona que en diversos estados los gobiernos adquieren todos los ejemplares para ocultar la verdad a sus gobernados y que no les importa el dinero de las ventas sino que la verdad llegue a ellos. Si vas a seguir la línea hazlo en forma recta no hagas curvas.
¿Será acaso que la visión de la publicación ha cambiado? y además de informar a sus lectores ¿no vienen mal algunos ingresos de parte del estado? Total supuestamente no se están adquiriendo compromisos con ello, pero es excelente mercadotecnia para un político aparecer en una revista la cual simula una libertad de expresión medida en el país, haciendo un comercial para quitar el mal sabor de boca después de leer un reportaje siniestro sobre este, posteriormente de tanta sal un poquito de azúcar para no arruinar tanto el gusto.
¿Acaso un periódico o revista publicada por alumnos de la UNAM sobre política, que buscan la divulgación de cómo el sistema teje sus redes sobre el país, las cuales no tienen un costo y son de cooperación voluntaria, aceptaría el patrocinio del gobierno federal o estatal?
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