Se incendia el país, México en llamas, y no solo ya como metáfora para la violencia imperante desde el fatídico año 2006, sino ahora literalmente, miles de hectáreas son consumidas por el fuego, las llamas devoran año con año ecosistemas completos, con todo y las consecuencias funestas que esto acarrea en perjuicio para el medioambiente.
El fenómeno del calentamiento global hará que este planeta sea, en diez años y a este ritmo, un páramo infernal irreconocible, repito, con todas las catástrofes meteorológicas como inevitables compañeras.
México parece estar pasmado, por más que se anuncien con bombo y platillo programas federales como el "sembrando vida", zonas protegidas como las islas Revillagigedo, y campañas de información y concientización para los campesinos que alistan sus tierras mediante incendios provocados para tal fin y que no pocas veces se salen de control. ante esto, el gobierno debe salir al paso a explicar, por ejemplo, la reducción al presupuesto para la CONAFOR, y no solo eso, sino hacer muchos más anuncios en pro del medioambiente, como lo fue la ampliación del bosque de Chapultepec con una sección extra.
Uno de estos, tendría que ser el dar a conocer y hacer suyo el proyecto del tan comentado parque ecológico del lago de Texcoco, que según el número de hectáreas de las que se habla (14 000) sería el más grande del mundo en su tipo.
Esta medida mataría dos pájaros de un tiro para el gobierno federal actual, uno, el justificar la tan aún criticada medida de cancelar el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, que por más razones de todo tipo que ya se han esgrimido, no son suficientes para los sicofantes adversarios al presidente López Obrador; una reserva ecológica en el lugar, decidiendo conforme a la ley en que pueden servir las incipientes obras de lo que se pretendía un aeropuerto- ecocidio, supondría una decisión y un argumento ya incontestable y lapidario para ese, aun, molesto asunto.
Esperemos se haga, más por motivos ecológicos y medioambientales que políticos, pero ambas deben ir de la mano. Para todos los gobiernos en el mundo el planeta debería ser la prioridad de prioridades, nuestra casa se está destruyendo, y nosotros estamos sumidos en una fiesta de consumismo que contribuye a matar, día con día, a este nuestro hogar, un diminuto punto en medio de la nada; el ser humano como la orquesta del Titanic, que toca mientras se va a pique. la Ciudad de México hoy luce inhabitable, los paisajes que se ven (cielos grises con pocos metros de visibilidad) son dignos de una película del fin del mundo; no podemos centrar el debate nacional en si hay paleros o no en las conferencias de prensa del presidente, ni qué gasolinera vende dos centavos más barato el litro.
La cuarta transformación no es como las tres anteriores, donde la problemática medioambiental no solo era irrelevante, sino que ni siquiera casi existía y por ello no era tomada en cuenta; si la #4T no pone como punta de lanza de su programa planes de reforestación a fondo, de aumento de las áreas naturales protegidas y de toda medida que vaya de la mano de la agenda 21 y de la cumbre de la tierra celebrada en Río de Janeiro, Brasil en 1992, y los compromisos que de ahí emanaron, se quedará en un espejismo de transformación. Esperemos respuestas de acciones al respecto por parte de la nueva administración, la pelota está en su cancha y no hay tiempo que perder.