De guerra y de talentosa imaginación se ha escrito en SDPnoticias esta semana.

Dice Federico Arreola que Manlio Fabio Beltrones declaró la guerra al PRI y al Presidente Peña Nieto en sus declaraciones en el periódico Reforma.

Manlio atribuye el ¨conflicto bélico¨ a la imaginación del periodista y Enrique Ochoa Reza, líder del PRI, apareció de inmediato a levantar una bandera blanca.

La prueba de la paz: una foto de Beltrones y Ochoa compartiendo un café. El mensaje del partido es que ambos personajes no son enemigos.

Hasta ahí los hechos. Ahora le daré rienda suelta a mi imaginación:

Imagino que Beltrones no quiere atizar la guerra interna en el PRI, esa que parece estar en la imaginación de algunos priístas que se sienten más priístas que Ochoa Reza.

Imagino que las declaraciones de Manlio no pretenden debilitar al PRI, sería darse un tiro en el pie; bien sabe que ahí radica su fuerza e influencia. Y lo saben ¨los otros¨.

Imagino que el instinto de sobrevivencia de Manlio, agudo como él solo, le dice que es momento de hacerse valer. No es de los que confunde lo institucional con lo servil.

Imagino que Manlio ha afianzado su lealtad, siempre bien correspondida por cierto, con Carlos Salinas de Gortari. Para bien o para mal, el poderoso ex presidente sigue siendo uno de los hombres más brillantes de México.

Imagino que Ochoa Reza ha hecho un buen cálculo. El hecho de que él haya subido la foto con Manlio representa un liderazgo capaz de brindar unidad al partido. Así le confirma a Peña Nieto una vez más que no se equivocó al entregarle la presidencia del PRI y que puede evitar conflictos innecesarios.

Imagino que en el Gobierno Federal no pierden de vista que tanto Manlio como Enrique Ochoa fueron indispensables para sacar adelante la Reforma Energética, uno de los logros más importantes del Presidente de la República.

Imagino que los que involucrados en esa guerra imaginaria, han leído esta máxima de Napoleón:

¨Al formar el plan de la campaña, es un requisito vislumbrar todo lo que el enemigo puede hacer, y estar preparado con los medios necesarios para desactivarlo. Los planes de la campaña deben ser modificados, ad infinitum, de acuerdo a las circunstancias: el genio del general, el carácter de las tropas y la topografía del escenario de la acción¨.

Imagino también que a nadie le conviene un enemigo como Manlio y que la imaginación de Arreola se acerca bastante a la realidad.