Xun zi o Hsun Tzu, filósofo chino considerado uno de los principales representantes del pensamiento confuciano, que en el período clásico sirvió durante un tiempo al soberano de Qi, segundo soberano de la Dinastía legendaria Xia, a quien intentó persuadir de ejercer un gobierno moral, dijo:

“Una persona nace con sentimientos de envidia y odio. Si se deja llevar por ellos, le guiarán a la violencia y al crimen, y cualquier sentido de lealtad o buena fe serán abandonados”.

No hay duda, que el honor y la palabra le asignan a uno el valor. La lealtad es apreciada como un sentimiento de respeto y fidelidad a los propios principios morales. Es una virtud que se despliega en nuestra conciencia, y que, en la amistad, en los negocios y en política, es crucial.

Cuando se habla de lealtad, como un sentimiento interno de guardarle fidelidad a alguien, no se puede evitar hablar del “joven maravilla” y otros más que están agazapados. En este caso solo hablaremos de Lozano, pero no de aquello que tiene aspecto vigoroso, saludable, frondoso, fresco y rollizo.

Hoy, hablar de Lozano, es hablar de Javier; cuyo nombre es de origen vasco y significa “casa nueva”. Esto revela que el abandono de la casa vieja por la búsqueda de “casa nueva” lo trae en su acta de nacimiento.

Javier Lozano: un hombre preparado, inteligente, capaz y ambicioso, muy ambicioso, se reencuentra con su condición; la traición. Es ya un intelectual de la traición. Al tricolor, se le atraviesa de nuevo, la misma piedra.

Los que lo conocen, comentan que fue uno de los personajes más lóbregos del gobierno panista de Don Felipe Calderón; un tipo duro. Famoso por la frase “copelas o cuello”. Un político con perfil pendenciero, rencoroso y prepotente.

El gladiador amante de la ópera y la música clásica, quien quiso ser pianista en sus años mozos; regresa hoy a la cuna de sus traiciones, al PRI. Su retorno no obedece a que colaborará con trabajo intelectual en la campaña presidencial; todo indica, dicen, que hará un trabajo especial; el que conoce: el sucio, el rudo, el que muy pocos saben hacer en la campaña; sin duda un buen peleador callejero. Pero no sabe morir en la raya.

Quiere a toda costa ser gobernador de Puebla y camina al filo del último escalón del infierno, el noveno círculo de la “Divina Comedia”, el más helado; donde el demonio tiene tres rostros y en cada una de sus fauces, mastica a un traidor.

Bien lo señaló José Luis Camacho en su columna del día 14 del presente en SDP Noticias: “Lozano Alarcón tiene un largo historial de traiciones y de actos punibles cuando fue funcionario de administraciones priistas y panistas en el pasado reciente”.

“Lozano se la pasó criticando a los priistas durante los gobiernos panistas de Felipe Calderón y Vicente Fox, y en el presente sexenio su principal blanco de ataque fue el propio presidente Enrique Peña Nieto”.

Siempre buscó motivos para calificar al partido, que ahora lo acoge, de corrupto e ineficaz; lo culpó de todo.

También José Luis hace referencia a la columna de Jorge Zepeda Patterson del 14 de enero, publicado en Sin Embargo, en la que subraya la llegada de Lozano al equipo cercano de Meade y dice:

“Lo que llama la atención es que un partido abra los brazos y encumbre al que hasta unos días antes escupía sobre sus cabezas. Peor aún, tendríamos que preguntarnos ¿cuán descompuesto está el clima político para que los asesores de José Antonio Meade hayan concluido que se requiere a un buleador profesional para encarar la campaña electoral”?

Ley búmeran. Qué ironía, cuando Vicente Fox se manifestó a favor de Peña Nieto y pidió su voto a los mexicanos; Lozano lo llamó “miope”, “injusto, torpe, cínico”, “cobarde”, “miserable”, “convenenciero” y “porro” de Peña Nieto.

Hoy señala: “No hay mexicano con mayor experiencia y resultados en la administración pública federal que José Antonio Meade, (candidato del PRI), que ha servido por igual en dos administraciones emanadas de partidos diferentes. Siempre con el mismo compromiso y honorabilidad”.

Javier quemó el huerto cultivado durante 13 años en él PAN. Tenía la opción de seguir regándolo, pero eligió quemarlo para ir a otro que da frutas más grandes.

Que se cuiden los que hoy lo acogen. Son ya varias las traiciones, que probablemente no se podrá resistir a volver a cometer una más.

Por ahí se dice: ”Algunas personas no son leales a ti, son leales a su necesidad de ti. Una vez que sus necesidades cambian, también lo hace su lealtad”.

Jonathan Swift dijo: “La ambición suele llevar a las personas a ejecutar los menesteres más viles. Por eso, para trepar, se adopta la misma postura que para arrastrarse”.