Punto por punto:

1.- La persona que más ayudó a López Obrador a llegar a la Presidencia de México se llama Alfonso Romo, un empresario exitoso y con ideología de derecha —sin duda, neoliberal— que decidió apoyar a un político de izquierda honesto y trabajador simple y sencillamente porque el sistema político en nuestro país, echado a perder por el exceso de corrupción, necesitaba una transformación profunda, y el único que podía garantizarla era Andrés Manuel.

2.- Alfonso Romo no nació para ser burócrata, ni siquiera de altísimo nivel. Nomás no encuentra su lugar en el gabinete presidencial y, aunque sus aportaciones son positivas —sobre todo en la relación con los hombres y las mujeres de negocios—, por su forma de pensar y su estilo empresarial de hacer las cosas, no puede ser —no lo ha sido ni lo será— lo que sugiere su cargo de jefe de la Oficina de la Presidencia: el coordinador ejecutivo del equipo de López Obrador. Y no puede serlo porque en este grupo abundan personas partidarias de una ideología que definitivamente no es la de Romo.

3.- Han sobrado artículos y columnas en la prensa (cito solo dos: el de Raymundo Riva Palacio en Eje Central y el de Alfonso Zárate en El Universal) que pronostican la pronta salida de Romo del gabinete.

4.- Lo que tales escritos no dicen —Zárate se lo pregunta, pero no ensaya ninguna respuesta— es quién llegaría al relevo si Romo dejara la Oficina de la Presidencia.

5.- En El Heraldo de México, Verónica Malo Guzmán, también colaboradora de SDP Noticias, basada en un trascendido y en la lógica del análisis político especula que el sucesor de Romo en la Oficina de la Presidencia tendría que ser Julio Scherer, actual consejero jurídico del presidente de México.

6.- El trascendido del que parte la anterior conjetura es el de que Scherer ya actúa en los hechos como coordinador del gabinete presidencial. Puede hacerlo por lo complejo de su personalidad: se lleva bien con todo el mundo, del partido o la ideología que sea; es un hombre que nació en la dura resistencia periodística contra el autoritarismo, y él mismo sufrió persecuciones por la forma en que su familia ejercía el elemental derecho a la libre expresión; por lo tanto, lo respetan los luchadores sociales de izquierda, aunque su vocación esté más cerca de los valores de la eficiencia empresarial que de las convicciones izquierdistas que sin duda dominan el pensamiento de la mayoría de los colaboradores de AMLO.

7.- La lógica política que apoya la idea de que Scherer, en caso de necesidad, sería un buen jefe la Oficina de la Presidencia, es que hay otra persona del gabinete que podría sustituirlo en la consejería jurídica, la actual secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero. Ella, jurista de primer orden, no tiene ni la energía ni la edad para enfrentar los retos de una dependencia tan compleja como Gobernación. A una mujer tan inteligente no le causará ningún problema aceptar la realidad. De ahí que en la crisis migratoria, este tema lo haya manejado el canciller Marcelo Ebrard, quien cada día actúa más como un vicepresidente. Su actuación en la cumbre del G20 en Japón no fue la de un simple secretario de Relaciones Exteriores, de plano no. A Ebrard este cargo le queda chico. Como no existe el puesto de vicepresidente de México, Marcelo tendría que ir a Gobernación. Enroques perfectos.

8.- ¿Y Alfonso Romo? Fuera de la Oficina de la Presidencia, donde no puede operar a gusto, sería de mucha mayor utilidad a Andrés Manuel. Su tema es el mas importante para México: el de asegurar que haya cada día más inversiones privadas, nacionales o extranjeras. Puede hacerlo sin un cargo público, pero también en una dependencia que, superada la crisis migratoria, tiene que enfocarse en lo empresarial: la cancillería. La persona con más mundo en el gabinete es Poncho Romo. Empresario con inversiones y socios de diferentes naciones, se mueve mejor que nadie en los círculos empresariales y financieros globales. No han faltado inversiones extranjeras en los primeros seis meses del gobierno de López Obrador, pero se necesitan más, muchas más. Terminarán siendo un factor de confianza que ayudará a eliminar el clima de sospecha y recelo que mantiene paralizados a algunos jugadores empresariales locales que siguen atrapados en la miseria de la disputa ideológica y política, que es positiva en tiempos electorales, pero que estorba al desarrollo cuando no se está eligiendo gobernante.

Martha Anaya en el Heraldo TV

La señora Anaya es una de las periodistas que más respeto. Colaboró muchos años en Excélsior, trabajamos juntos en Milenio, ha estado en otros medios de comunicación y desde el nacimiento del nuevo Heraldo de México, es la principal columnista de este periódico. Es una excelente entrevistadora. Para otra empresa periodística, creo que para UnoTV, realizó aquella entrevista tan famosa en la que la ya ex titular de SEMARNAT, Josefa González-Blanco, habló de sus encuentros cercanos con los duendes mayas.

A partir de mañana, cada domingo el Heraldo TV difundirá “La entrevista con Martha Anaya”. Por alguna razón seré el primer entrevistado en este programa. Supongo que Martha me vio pasar por ahí, se acordó de mí y me pidió una entrevista. Acepté con la condición de que no me pusiera a hablar de los duendes regios con los que convivo y como cabrito cada que se puede. A mí edad no me queda hacer el ridículo, que fue lo que hizo la primer funcionaria despedida por López Obrador. En lugar de misticismos y brujerías, Martha y yo platicamos de Colosio, de AMLO, de los primeros seis meses del actual gobierno y también de posibles (nunca confirmados, pero quizá necesarios) cambios en el gabinete. Y de muchas cosas más.

La charla podrá ser escuchada mañana domingo a las 8:00 PM en el 98.5 de FM en la Ciudad de México y el 100.3 en Guadalajara, Jalisco. Se verá en el canal 151 de Izzi y en las redes sociales de El Heraldo de México.