Pensé que era una mala broma, pero en realidad existe un grupo de orates rabiosos que se autoproclaman de “izquierda” amenazando hasta de muerte a los magistrados encargados de dictaminar la validez de las enlodadas elecciones presidencial del pasado 1 de julio de 2012.

Estos “guerrilleros de Starbucks”, “izquierda radical de café”, “izquierda chimuela”, “guerrilleros que viven con sus mamis”, “comandos de Twitter”, o como se guste llamarles realmente no pasan de bravatas y echar cacayacas en las redes sociales.

Claro está, estos tipos en realidad son una caterva de pusilánimes. No es lo mismo estar aplastado a dos nalgas escribiendo estulticias en Twitter que arriesgar la vida de alguna u otra manera. Son los que reniegan de la policía y de las fuerzas del orden pero ahí están dispuestos a llamarlos cuando su integridad o sus menguadas posesiones sufren algún peligro.

A fin de cuentas estos guerrilleros de Internet lo único que hacen es hacerle el juego a la derecha de México, para tachar a líderes de izquierda y a sus seguidores igualmente pacíficos de “violentos” e “intransigentes”.

No me sorprendería que la misma derecha operara para darle “alas” a estos payasos y acusar a todo el movimiento progresista de lo que ellos son: violentos, brutales y peligrosos.

Sin embargo, en nada deben temer los magistrados, por más nefasto y antidemocrático que sea su veredicto, a los radicales de café. Perro que ladra, dicen, no muerde.