Miguel Barbosa Huerta recibirá la administración estatal el primero de agosto, con un presupuesto en curso de poco más de 91 mil 735 millones de pesos. Una cantidad de dinero ingente, que muy pocos poblanos alcanzamos a dimensionar en su justo tamaño. 

La distribución del gasto sigue siendo uno de los criterios más importantes para saber por donde se mueven las intenciones de un nuevo gobernante en materia de desarrollo social y crecimiento económico.

Mediante la distribución del presupuesto se puede ver qué sectores de la población serán los más beneficiados con mayor dinero, y cuáles los grupos castigados con recortes o incluso con su abolición de la planeación.

Se puede ver si se trata de una política de beneficio a la población rural, a los sectores urbanos marginados, o si la prioridad son las clases altas y los grupos privados, o si en sus acciones están en primer lugar los indígenas y campesinas, generalmente los más pobres y con mayor grado de desigualdad.

Miguel Barbosa Huerta tomará el control del gobierno estatal en Puebla con un presupuesto asignado. Con una alineación panista, por las razones conocidas. Pero aun así el nuevo gobernador puede introducir cambios en su orientación, ya sea mediante la intervención del Congreso (de mayoría de su partido), o mediante decretos administrativos.

Si algo caracteriza las política de los gobierno de izquierda, o echados a la izquierda, o que se presentan con ese discurso, o que se sustentan en él, son acciones de gobierno desde la perspectiva de la justicia social. Y si algo falta en Puebla son acciones en esa dirección.

Por lo menos en el discurso, los de Morena se dicen partidarios de los pobres y de la justicia. Habrá que verlos en la planeación y en la ejecución de acciones.

Otros criterios importantes para entender la orientación de un nuevo gobierno son la integración del equipo de trabajo, el grado de participación social, el respeto otorgado a las libertades públicas y la relevancia otorgada a las acciones de cultura. 

Los nombres anunciados para el gabinete son en general aceptables, con un par de asegunes. El nombre más relevante es el de Fernando Manzanilla. Un político imprescindible en el nuevo gobierno. Aunque para mi gusto desde ya debe poner casa aparte y salir de la dinámica trepidante del día a día.

Manzanilla Prieto es político-político pero con grandes habilidades para diseñar y planear programas de desarrollo y crecimiento económico. Más que Gobierno, su lugar es Finanzas y Administración.

En otra tesitura se encuentra el nombre del profesor Melitón Lozano, quien se ha dicho será el próximo titular de la Secretaría de Educación Pública. La educación sigue siendo la base para elevar el bienestar de la población, en el entendido de que a mayor educación mayores oportunidades de incorporarse en el mercado laboral.

En educación básica la cobertura prácticamente está cubierta, sin embargo, las brechas siguen estando en la calidad en general y la eficiencia.

Otro nombre bien recibido es el del doctor Guillermo Ruiz Argüelles. Un empresario exitoso de la salud y notable científico. Empero, una cosa es la administración pública y otra la actividad académica. Aun así sigue siendo un nombramiento digno de atención.

Sin embargo, habrá que esperar con atención cuál es el diagnóstico que presente el nuevo gobierno de la entidad, y cuáles serán sus grandes prioridades. Porque hasta ahora todo ha sido campaña. Y lo más importante, y con base en el diagnóstico, ver cómo quedará la distribución del gasto.

Ahí veremos por dónde viene el nuevo gobierno, y cuáles son sus verdaderas prioridades e intereses.

Chayo News

Hay una especie de clamor popular en el mundo de la cultura porque la señora Monserrat Galí permanezca al frente del sector, ahora que se transforme en secretaría de cultura.

Hay varias razones que abonan en favor de la demanda.

La primera tiene que ver con la estabilización de la polarización política que  caracterizó al gremio durante los dos últimos sexenio de gobiernos panistas.

No habrá nueva curva de aprendizaje porque la señora Galí no sólo tiene el control y la mayor parte del consenso en el sector, sino un proyecto de cultura armonizado con los nuevos tiempos, con acento en la creación popular de los pueblos y financiamiento a las iniciativas artísticas y literarias individuales. Además de claridad sobre qué hacer en las regiones y municipios, y con la infraestructura cultural.

Más que llevar la cultura, la idea primaria es dinamizar la cultura propia a nivel local y regional. Y ya después vendrá lo demás.