Las próximas elecciones del Estado de México, marcarán un antes y un después rumbo a la elección presidencial del 2018. Ya que son muchos los factores los que hacen de estos comicios, unos muy sui géneris, significativos e históricos.

Se trata de una entidad en la cual siempre ha gobernado el PRI, pero según las encuestas, en esta ocasión tiene grandes posibilidades de perder.  Además es el estado con mayor número de electores, con casi 11 millones de ciudadanos registrados en la lista nominal, es decir el 10 por ciento de la población total del país.

Pero uno de los hechos que más debería llamar la atención, es que por primera vez en la historia democrática de nuestro país el 50 por ciento de los candidatos a elegir son mujeres, esto sin contar al independiente Isidro Pastor, a quien le fue negado ayer –por segunda ocasión- el registro como candidato.

Delfina Gómez, Josefina Vázquez y Teresa Castell son las mujeres que están haciendo historia, por el simple hecho de participar en las primeras elecciones a gobernador con verdadera equidad de género.

Es importante destacar este hecho, porque a pesar de que en la presente administración federal se reformó la ley electoral para garantizar la equidad de género en la elección de candidatos, la realidad es que, a nivel nacional apenas el 30 por ciento de las posiciones legislativas son ocupadas por mujeres.

En el caso de las gubernaturas, de los 32 estados, en sólo uno  gobierna una mujer: Claudia Pavlovich en Sonora. Y a la presidencia de la República nunca ha llegado una mujer.

México ha avanzado mucho en materia de equidad de género en el ámbito de la política, pero aún hace falta mucho por hacer, ya que resulta indignante que en el supuestamente México moderno, democrático, progresista… sigamos padeciendo violencia política en contra de las mujeres, la cual irónicamente va en aumento.

Que las mujeres nacieron para ser madres, para estar en la casa, que una mujer no podría ni debería dar órdenes a los hombres, que no saben gobernar, o que en el ámbito político no se permiten faldas porque provocan, son sólo algunos de los argumentos vertidos en contra de las candidatas, sobre todo a nivel municipal.

Es el caso de Felicitas Muñiz, presidenta municipal de Cuilapan, Guerrero, desde 2015 por el partido Movimiento Ciudadano. Pero en mayo de 2016, tres regidores de su cabildo, exigieron su renuncia argumentando que una mujer no va podría conseguir obras y acusándola de desvío de recursos sin fundamentos.

Por su parte, Rosa Pérez, ganó la alcaldía de  San Pedro Chenalhó, Chiapas, por el Partido Verde Ecologista, también en mayo de 2016, el  Congreso estatal decretó aprobar su renuncia al cargo, pese a que Rosa fue obligada a firmarla por parte de un grupo de inconformes, quienes argumentaban que “una mujer no sabe gobernar”.

Es verdaderamente lamentable y vergonzoso, que después de que una mujer logró pasar varias barreras, las cuales podrían ser desde la familiar hasta la interna en su propio partido político, aun después resultar ganadora en las elecciones  y finalmente tomar protesta del cargo, un grupo de “inconformes” la quita del cargo, por el simple hecho de ser mujer.