La nota no es que el presidente de Polonia Andrzej Duda llega este sábado a México, en lo que será la primera visita oficial de un gobernante polaco en los 89 años de relaciones diplomáticas entre ambos países, tal como ha informado Carlos Mota en su columna de El Financiero.
La nota no es, tampoco, que como afirma Mota “en 2016 Polonia eligió a México como uno de los 5 países prioritarios con los que desea establecer relaciones estratégicas”.
Ni es nota que al presidente Duda lo acompañe una comitiva de 40 personas.
Ni tiene nada de noticioso que también vengan con el presidente de Polonia “más de veinte empresarios que atestiguarán un Foro Económico el lunes en el Club de Industriales y la inauguración de la oficina de la Agencia de Inversión y Comercio de Polonia (PAIH) en la Torre Mayor”.
Ni llamará la atención de nadie la declaración conjunta que firmarán el lunes, en el Palacio Nacional, los presidentes Enrique Peña Nieto y Andrzej Duda.
Tanpoco tendrán nada de extraordinario los 10 convenios de colaboración que firmarán ambos gobernantes.
Ni siquiera por las elecciones de gobernador mexiquenses será nota que el presidente Duda visite “el municipio de Tenango del Aire, en el Estado de México”, donde “lo recibirán Eruviel Ávila, gobernador, el Nuncio Apostólico, y el grupo de sacerdotes palotinos polacos, avecindados ahí, que anualmente congregan a más de 10 mil personas en la conmovedora misa del Señor de la Misericordia”.
Ni mucho menos será nota que Duda coloque “una ofrenda en la estatua del polaco históricamente más famoso aquí, Karol Wojtyła (Juan Pablo II), en la Basílica de Guadalupe”.
La nota es otra: que el presidente de Polonia Andrzej Duda arribará este sábado alrededor de las 6 de la tarde al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México ¡en vuelo comercial…!
Como no hay vuelos directos de Polonia a México, el visitante tendrá que hacer una escala en la que sufrirá la suerte de cualquier pasajero normal, como los retrasos, las cancelaciones, etcétera.
Qué lección para los gobernantes mexicanos de todos los niveles que no se bajan del avión privado.