De salida de dos novelas de escritores mexicanos muy dispares, vengo a caer en la búsqueda frenética de Marla, de la que su autor Béla Braun nos advierte desde el título que “no volverá”.

Braun tiene la poco común característica de encontrar las palabras precisas para describir una realidad sórdida, maltrecha, injusta, estridente, sin caer en la crónica policiaca ni en la facilidad del melodrama que tan bien se da por estos lares. Su lenguaje nos devuelve la certeza de que la literatura es capaz de plasmar los hechos más brutales y sangrientos, las emociones más desoladas y las situaciones más desvalidas con sutileza y un manejo valiente y avezado del lenguaje. Por si faltara virtuosismo, conduce su narrativa con un hiriente y agudo sentido del humor.

Desnuda, en su narración, un país podrido en sus estructuras, penetrado hasta lo más hondo por el desprecio hacia la vida humana, donde los valores se conservan en latas con almíbar para ser restregados a las víctimas cuando la protesta y la ocasión se presenten .

Sólo que Marla no volverá se disfruta desde la primera página, te envuelve en su ritmo que fluctúa entre la trepidante relación y los sentimientos del protagonista por Marla y otras mujeres y el solemne y a veces fúnebre rito de las mesas de carambola y sus personajes desencantados, de sobra enterados de que la vida les ha pasado, apurada y tecnológica, dejándolos con el peso de saber que hasta ahí llegaron.

Su protagonista, un anti héroe al más puro estilo de la novela negra, se pierde en su obsesión de encontrar a Marla, haciéndole al detective sin oficina desvencijada ni botella de ron barato, que son sustituidos por cuartos de hoteles de paso y percudidos salones de billar.

El México subterráneo, escondido, mal cubierto con el raído manto del poder sobre los medios, asoma los pies y las caras de muchachitas sobajadas, vendidas, convencidas de haber elegido su destino a los diez años, arrancadas de realidades complicadas para ser arrojadas a otras, funestas, aterradoras.

Un país herido de muerte y los oídos cerrados a los reclamos de justicia son el telón de fondo de una historia de un quimérico amor y búsqueda que Braun reseña sin piedad ni compasión alguna, sin pretensión de denuncia, con una narrativa líquida, con la que retrata una realidad brutal con la belleza que solo las palabras pueden conferirle.

Publicada en España por editorial Drácena, esta refrescante y muy disfrutable novela es una muestra de la mejor narrativa joven que representa a nuestro país. Altamente recomendable.