Ante el lamentable atentado sufrido ayer, por parte del Alcalde de valle de Chalco, Estado de México, Francisco Tenorio, muchos fuimos testigos de uno de los actos de aberración periodística más escandalosos que me ha tocado presenciar en muchos años, en el noticiero de Joaquín López Dóriga (Fórmula), este mismo anunció de manera morbosa e irresponsable su muerte fulminante, lo repitió cuantas veces pudo, sus fuentes: unos vulgares audios de whatsapp, provenientes de supuestos vecinos de donde ocurrieron los hechos criminales. Pero acaso lo peor de todo no haya sido eso, sino su evidente y enfermizo gozo ante la falsa noticia, mismo placer, que sin ambages ni pudor, demuestra ante todo lo que sea (o parezca ser) una mala noticia para su propio país, México; increíble es poder entender cómo una empresa de medios como la referida, con tantas décadas de trabajo y prestigio tolere estos sesgos, y más aún, las citadas actitudes de festejar lo que suponen males para el país que es el de todos: México. Ya Joaquín López Dóriga salió del noticiero estelar de TELEVISA por un mayúsculo escándalo de corrupción, ya "El Teacher" tiene décadas de desgaste, tanto de credibilidad como físico, por el inexorable paso del tiempo, no se entiende cómo habiendo tantos comunicadores de calidad y comprometidos con la ética profesional están sin un espacio relevante en los medios y este señor, por completo ya impresentable, continúe con vigencia ante los telespectadores y radioescuchas, por medio de un horario privilegiado.

López Dóriga obvio que no es el único comunicador en alegrarse y desear los peores males posibles a México, la lista se extendería a un par de docenas, sin mayores problemas. Pero en fin, otra arista de lo ocurrido ayer en Valle de Chalco es el ´modus operandi´ de los agresores criminales, sencillamente se acercaron a pedir unas ´selfies´ al Alcalde en cuestión, para después llegar al límite de pedirle, a él y a su staff, un "aventón", lo que fue aprovechado para consumar el crimen; esto nos remite, sin remedio, al mismísimo Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien a diario se le acercan quizás cientos de personas por un saludo o una fotografía, bien, así como el dolidísimo Señor López Dóriga, hay muchos más impresentables, acaso inmensamente más poderosos, que lo que más quisieran es ver a Andrés Manuel, sencillamente, muerto. ¿Qué les cuesta contratar a un psicopata, a un delincuente con poca inteligencia y que no tenga ya nada que perder o a una persona desahuciada para intentar la misma felonía?, la respuesta es muy poco, si sucedió con el caso Kennedy; tristemente este país está lleno de mezquindad, somos una sociedad enferma, eso López Obrador lo sabe de sobra, pero una cosa es su veta innegablemente maderista, y otra muy diferente es llevar esta misma característica hasta sus últimas y nefastas consecuencias, es decir, la torpeza de no actuar con más firmeza y que las cosas acaben como acabaron con Madero y Pino Suárez, hechos que solo acarrearon más de una década de muerte, caos y convulsión social. Ojalá el Presidente actúe ya en consecuencia a lo anteriormente referido y expuesto.