Con los ataques a las Torres Gemelas en septiembre de 2001, inició una nueva era de comunicación: la necesidad de la inmediatez. Conocer al momento el número e identidad de fallecidos, saber al instante si había más aviones secuestrados en otras partes de la Unión Americana, conocer cuál era la reacción de los gobiernos en Medio Oriente o saber si efectivamente Osama Bin Laden se había atribuido el crédito al ataque más civil más letal en la historia de Estados Unidos, entre otras muchas necesidades de información que ocurrieron en una situación de crisis de esta magnitud.

La casi única fuente digital a nivel mundial de información de hace 15 años, CNN.com, colapsó a escasas horas de los ataques a las Torres Gemelas y el Pentágono; el presidente George W. Bush tardó 20 minutos en reaccionar al impacto inicial de la noticia en un kinder en Miami como bien lo ilustró Michael Moore en su documental Fahrenheit 9/11.

Menciona la periodista Rossana Fuentes-Berain en mi libro "El vocero ante los medios": Al finalizar su mandato en 2007, el primer ministro de Reino Unido, Tony Blair dio un discurso a los medios de su país señalando que al asumir su cargo, los ciclos de información duraban 24 horas y tan solo 10 años después, debía responder ante la opinión pública en tiempo real dos o tres veces al día.

Después del 11 de septiembre de 2001, los informativos se dieron cuenta de la importancia de invertir en sus plataformas digitales dada la reacción de la opinión pública a informarse de manera inmediata. Ahora, con la madurez de las redes sociales, los propios informativos y los propios voceros como el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez, han tenido que adaptarse a la interacción en tiempo real con el público.

A Jaime Rodríguez, El Bronco, Televisa lo acusó y sentenció por haber salido siete horas después de estallar la crisis en el penal estatal de Topo Chico. Incluso utilizó el horario estelar del informativo a nivel nacional para atacar (mas no informar) sobre la gestión de crisis del mandatario estatal. El conductor sustituto, Gregorio Martínez, cubrió reacciones de diputados y senadores contrarios a El Bronco y menospreció lo que siempre hacen las dos televisoras más importantes del país incluida TV Azteca en momentos de una emergencia como la desatada en Topo Chico: entrevistar al gobernador o funcionario responsable.

Lo peor que puede hacer un periodista es convertirse en la nota y Gregorio Martínez lo logró, primero con su editorial a nivel nacional para atacar a El Bronco y segundo, con su respuesta en redes sociales hacia el gobernador. Gregorio Martínez y Televisa son los que manipulan la atención mediática en lugar de seguir informando sobre la situación actual de muchos reclusos, el estado de salud de muchos de ellos o incluso cuestionar la política de seguridad y lo que vendrá a partir de esta hora cero para los penales estatales en todo el país. En su crucifixión a El Bronco, Gregorio Martínez y el equipo de Televisa se olvidaron de respetar la premisa periodística en una situación de crisis que es: informar a los familiares sobre la situación de las víctimas.

 En su columna "Sobre la reacción Tragedia del Topo Chico: Televisa se lanza con todo contra El Bronco @JaimeRdzNL", Federico Arreola nos otorga muchas claves sobre la oportuna reacción del gobernador de Nuevo León ante la descalificación de Televisa. Recomiendo leerla también porque brinda varias pistas de la política de seguridad estatal que implementará Jaime Rodríguez en el futuro.

Desde mi punto de vista, El Bronco hizo lo que cualquier vocero bien preparado debe realizar ante una situación de crisis:

- No informó irresponsablemente

- Corrigió la cifra de muertos y la difundió en entrevistas personales para garantizar que se conociera a nivel nacional

- No mintió

- Ajustó la lista de fallecidos el mismo día de la crisis

- Durante sus entrevistas con medios nacionales e internacionales, fue abierto y profesional, incluso al tratar de entablar contacto con Televisa a nivel nacional

- No se mostró incompetente ni deshonesto en sus conferencias de prensa posteriores

- Durante una crisis, operamos incluso con la suerte y de alguna manera, El Bronco y su equipo la tienen a su favor durante la visita del papa Francisco estos días, toda vez que la atención nacional estará centrada en la agenda papal más que lo que ocurra en Nuevo León y será una excelente oportunidad para que replanteen y relancen una nueva estrategia de comunicación.

El Bronco, a diferencia de otros gobernadores que prefieren optar por una política de avestruz, supo atajar la crisis con datos precisos en sus entrevistas con líderes de opinión, con una retórica firme, precisa y con mucha decisión.

Al gobernador de Veracruz, Javier Duarte, por ejemplo, sus asesores de comunicación prefieren esconderlo de los reflectores nacionales, dejando que la opinión pública lo identifique como el "asesino de los periodistas" por no querer hablar con la prensa nacional sobre las muertes de periodistas como Anabel Flores y Rubén Espinosa. Si mal no recuerdo lleva ya dos o tres voceros corridos durante su gestión.

O Silvano Aureoles, de Michoacán, quien se esconde de la prensa para dar una opinión sobre temas como la construcción en una zona sísmica de la carretera "Segunda etapa del Libramiento sur, tramo Ramal Camelinas", que partirá la Loma de Santa María en dos y sepultará a 13 mil familias lo cual provocará un escándalo aún mayor que el de Topo Chico.