Ganó Checo Pérez su primera carrera de fórmula uno en Sakhir, cerca de Bahrein. Una gran hazaña bajo circunstancias prácticamente imposibles de remontar. Lo increíble de esta particular carrera es que el valiente y agresivo piloto mexicano comenzó en el último sitio a causa de un accidente prematuro en el que se involucró su auto de Racing Point, pero la máquina resultó ilesa por lo que regresó a la pista para contender, con la penalidad de recomenzar por dicha causa desde el puesto 18, el último, y ¡ganó! 

Un control total del talentoso piloto tapatío, decidiéndose a rebasar poco a poco viniendo de atrás como es su estilo y rompiendo el récord arriba mencionado. Una victoria tan buscada por Checo durante años se convierte en realidad. Una lección de indiscutible habilidad ante el volante que deja con grata enseñanza universal a las nuevas generaciones para que, a pesar de cualquier adversidad u obstáculo, sigan adelante, no se detengan, no dejen de luchar, en todos aspectos de la existencia. 

Muy merecida la anhelada victoria de nuestro gran piloto estratega Sergio Pérez, cuyas circunstancia en su vida deportiva y en el circuito que acaba la próxima semana en Abu Dabi, cambiaron hoy. Los corazones veloces de México estamos contentos por ello en época del triste coronavirus, el automovilismo latinoamericano también. La destreza y la garra del mexicano asombró al mundo, dejó perplejos a todos los espectadores. Bravo y felicidades para este exitoso corredor de coches profesional objeto de orgullo nacional.