Desde hace varios días, diferentes académicos, activistas y familiares de víctimas de la violencia que actualmente azota a nuestro país, le han exigido a Andrés Manuel López Obrador que renuncie ante su incompetencia para dar solución a sus demandas. Tenemos el caso, por ejemplo, del cariñoso “poeta” Javier Sicilia, famoso por saludar de beso a personajes de la derecha mexicana más autoritaria como Enrique Peña Nieto, a quien ya no le cabe en el pecho tanta indignación con la actual administración, así como en su momento tampoco le cabía con la administración panista encabezada por Felipe Calderón durante la cual, por cierto, su hijo fue brutalmente asesinado. La misma gata, pero revolcada, a su parecer, tal y como hace poco lo expresó en el semanario “Proceso”:

“Ni las víctimas ni la gente te importan. Te interesa una entelequia llamada “pueblo”, una abstracción que, como toda abstracción, sólo sirve para justificar el desprecio, el odio y la violencia (...) Lo que no quieres entender, presidente, es que el Estado, aún bajo tu gobierno, está capturado por la corrupción y el crimen. No importa que nos quieras hacer pasar el linchamiento mediático como justicia, y la atención de casos como el de Ayotzinapa, que ni siquiera has resuelto, como justicia transicional; no importa que cada mañana construyas un nuevo enemigo para alimentar el odio y tu negativa a enfrentar el sufrimiento y la muerte de tu gente” (Infobae, 20/IX/20).

También tenemos el caso de los 667 “intelectuales” indignados por la severa amenaza que representa el mandatario hacia la libertad de expresión. En un desplegado titulado “En defensa de la libertad de expresión” dado a conocer por pensadores de derecha como Jesús Reyes-Heroles, y en el cual, por cierto, también firma Sicilia, los cientos de inconformes censuran abiertamente las acciones represoras del tabasqueño contra sus opositores y contra esa libertad de expresión que, según ellos: “está bajo asedio en México”. Parte del contenido se muestra a continuación:

“El presidente López Obrador utiliza un discurso permanente de estigmatización y difamación contra los que él llama sus adversarios. Al hacerlo, agravia a la sociedad, degrada el lenguaje público y rebaja la tribuna presidencial de la que debería emanar un discurso tolerante” (Forbes, 17/IX/20).

Pero el caso más paradigmático de todos, sin duda alguna, es el del Frente Nacional Anti-AMLO, mejor conocido como FRENAAA, desde que dio inició con su manifestación pacífica al establecer un campamento improvisado a lo largo de toda la Avenida Juárez que, hasta el miércoles 23 de septiembre del año en curso, llegó a la plancha del Zócalo Capitalino para exigir la renuncia inmediata del presidente. Antes de continuar, es importante recordar que el líder de FRENAAA es Gilberto Lozano, exdirector de Fomento Económico Mexicano S.A.B. de C.V. (FEMSA), y exdirector corporativo de recursos humanos y planeación de la empresa Coca-Cola FEMSA en el año de 1995, cuando curiosamente el eterno archienemigo de López Obrador desde que se desempeñaba como Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, Vicente Fox Quesada, fungía como Director Comercial y su esposa, Martha Sahagún, como Jefa de Relaciones Públicas de la misma. Años después, durante la administración de Enrique Peña Nieto, esta misma empresa, y por consiguiente Lozano, fue acusada de evasión de impuestos por más de 2000 millones de pesos.

Ahora regresando al tema que nos atañe, digo paradigmático porque en su primera y única parada antes de llegar al Zócalo Capitalino, de acuerdo con algunas fotografías y videos de distintos usuarios que comenzaron a circular por las principales redes sociales, muchas de las casas de campaña instaladas por FRENAAA se encontraban vacías, ya que faltaban simpatizantes dispuestos a iniciar un plantón. Y creo que es bastante comprensible su ausencia ante las condiciones climáticas tan desfavorables, además de la incertidumbre de no saber en qué hotel se encontraba su líder Lozano, por cualquier imprevisto que se les llegara a presentar.