Recibí por mail, una narración futbolística de la disputa electoral entre AMLO y Peña Nieto.

 

El juego, en diciembre, marcaba una ventaja de cuatro goles de Peña Nieto sobre AMLO.

 

Sin duda, Peña Nieto al principio ganaba 4 goles a 0 a López Obrador.

 

AMLO metió un par de goles en diciembre con el asunto de la FIL y se acercó a EPN.

 

Al iniciar las campañas, en febrero, el marcador estaba 4 EPN, 2 AMLO.

 

Peña Nieto se recuperó de los 2 goles en contra de la FIL y volvió a estar con ventaja de 4 sobre AMLO.

 

La primera recuperación de Peña Nieto, después del tropezón de la FIL, fue su publicidad.

 

En marzo el marcador estaba 6 Peña Nieto, 2 AMLO. Otra vez 4 arriba el priista.

 

Gracias a la Ibero, AMLO metió dos goles a Peña Nieto.

 

Los estudiantes pusieron el marcador 6 Peña Nieto, 4 AMLO.

 

Dos semanas después de la Ibero, gracias a los jóvenes, AMLO metió otro gol.

 

El  marcador al finalizar mayo era o debía ser: 6 Peña Nieto, 5 AMLO.

 

Pero de la tribuna bajó a la cancha un hincha uruguayo que, mal portado, llevó a la anulación del último gol de AMLO.

 

Por culpa del uruguayo que se metió sin autorización a la cancha, el marcador vuelve a estar 6 EPN, 4 AMLO.

 

El uruguayo bajó la cancha sin autorización de AMLO, pero apoyado por la tribuna pragmática del tabasqueño.

 

AMLO, un hombre decente, ha crecido por sostenerse en sus principios.

 

Hay actitudes pragmáticos, como la del uruguayo, que a AMLO, en vez de ayudarlo, lo perjudican.

 

Como están las cosas, el juego podría irse a penaltis, lo que sería trágico para el estadio, es decir, México.