Perdona a tus enemigos, pero no los olvides<br>

John F. Kennedy

Perdón histórico

Andrés Manuel ha vuelto a insistir en que tanto España como la Iglesia Católica pidan perdón por las acciones realizadas durante la conquista de México. Lo hizo hace meses acompañado de Beatriz Gutiérrez Müller y desató una polémica, que vuelve cada vez que insiste en el tema. A cambio, él ofrece pedir perdón a nombre del Estado mexicano a la comunidad yaqui y la china.

Más allá de que se trata de una nueva cortina de humo, llama la atención que su propuesta de perdón y conciliación caiga en oídos sordos, especialmente en gente de su partido

El Movimiento se demuestra andando

Quienes ocupan una plaza dentro de la administración federal o quienes accedieron a un puesto de elección popular representando al movimiento de izquierda, le deben bastante a López Obrador. Los primeros por haber sido nombrados por él para desempeñar algún cargo; los segundos por el arrastre electoral del hoy presidente, mismo que salpicó por igual a Morena, al PT y a Encuentro Social.

Sin embargo, en ambos casos poco o nada les ha importado las peticiones y promesas de AMLO. Es más, pareciera que con su actuación se burlan e ironizan de lo que propaga su líder moral.

Las mulas de Andrés Manuel

Reza el refrán que la ley se haga en las mulas del compadre y no en las propias. Así sucede con ciertos personajes que se escudan en la 4T. No faltan los que ni saben ni quieren pedir perdón. Eso sí, exigen que la ley se aplique a rajatabla en las demás personas, pero no en ellos.

√ Desde un Pedro Salmerón quien llamó valientes a quienes asesinaron a Eugenio Garza Sada y nunca pidió perdón por sus dichos.

√ Pasando por un Fernández Noroña quien justificó los dichos de Salmerón. De hecho, exigió que el congreso de Nuevo León le pidiera perdón a él por haberlo declarado persona “non-grata”. Mas, no paró ahí, después de vilipendiar y amenazar a la diputada federal panista Adriana Dávila sostuvo que él no tenía por qué disculparse.

√ Siguiendo con Miguel Barbosa, quien decidió mezclar religión con política y responsabilizar a Dios de un acto punitivo, en lugar de sostener que se trató de un accidente. No dejó ahí el asunto y aún menos pensó pedir perdón por sus dichos. A pregunta expresa dijo que él NO pediría perdón y que lo expresado era solo una expresión popular.

√ Continuando con Pepe Casas, diputado local de Morena en Morelos, quien con un discurso misógino terminó su participación en el congreso de su estado diciendo: “Es lo malo de sacarlas de la cocina y darles una curul”. Obvio, ya también avisó que no va a pedir perdón de sus dichos.

• Recordando a Manuel Bartlett, cuando la Secretaría de la Función Pública cierra los ojos ante las pruebas de las veintitantas propiedades del director de la CFE (o de su pareja y su hijo), sus empresas y el cinismo para dar el tren (chu chu) ante las pruebas esgrimidas contra él. En su caso, también por convencer al presidente de su inocencia. Obviamente tampoco ha pedido perdón por mentir en su declaración.

√ Terminando con algunos normalistas del Estado de México que cierran carreteras, toman casetas, raptan (eufemismo de secuestro) 92 conductores. No solo no pidieron ni perdón a los secuestrados ni a sus familias, sino que recibieron premio y compensaciones de parte de la Secretaría de Gobernación.

Pedir perdón es de valientes

Por lo visto, los mencionados carecen de ese valor. De igual forma, llama la atención de quien exige un perdón por acciones sucedidas hace 500 años no sea capaz de exigir a su propio equipo (o cercanos) ofrecer disculpas por sus dichos actuales e hirientes. La misoginia rampante, la corrupción cínica y el secuestro disfrazado merecen penas mayores a una disculpa, pero ni esto último ocurre. No saben pedir perdón y en esa soberbia impactarán en los ideales y percepción de quien lidera el país.