A una semana del primer debate de los candidatos presidenciales el escenario se aclara aún más. Solo hay dos candidatos competitivos y una encrucijada para los dos aspirantes que han competido por el segundo lugar; solo uno desea ocupar el segundo lugar que lo acerque al puntero.  La encrucijada es sobre cuál de los dos candidatos Ricardo Anaya  o José Antonio Meade será el finalista, uno debe renunciar o declinar en apoyo al otro; la Presidencia de la República, no sé si Luis Videgaray o Enrique Peña Nieto deberán de optar por la opción, como les es tradicional siempre sus reacciones son lentas, muy lentas, sin embargo en estos casos cada día que pase pesa como una lápida más en la espalda del Pípila.

Una semana después del debate hoy sabemos que el debate lo ganó  Anaya; el pos-debate Andrés Manuel López Obrador; el mayor mentiroso en el debate fue Anaya, el que no dijo mentiras Andrés Manuel; el mismo que es defendido vehementemente por las redes sociales Andrés; el que perdió el debate y sufrió una debacle mayúscula fue José Antonio Meade.

Que el problema de los dos departamentos de interés social que no figuraban en la declaración tres de tres de AMLO es tema del pasado que se aclaró por el New York Times hace dos años y quisieron revivir ante la falta de elementos para debilitar la campaña de AMLO, se les revirtió. Tres días perdió Meade y su equipo con ese tema, mientras seguía su descenso.

Otras vertientes de los partidos políticos coaligados con empresarios y sociedad (aparentemente) civil se sumaron a partir del lunes para atacar la campaña de Obrador, admirablemente se les revira, no logran su cometido y se revierte el efecto.

Lo que hemos mencionado en múltiples artículos desde hace un año y sigue ocurriendo con un ingrediente más, ciudadanos independientes en las diferentes áreas del conocimiento, las artes y letras aportan su creatividad, aportan su granito de arena para apuntalar más la campaña de AMLO, de manera admirable en el norte del país, Nuevo León; en territorios posiblemente vedados para un populista como lo es universidades privadas de prestigio internacional.

En círculos financieros y medios se maneja ya la sustitución de un candidato, muy  recurrente a Meade, su campaña nunca prendió, nunca subió; cada día es más semejante a Francisco Labastida o Roberto Madrazo; antes del segundo debate deberá haberse tomado la decisión de sustitución, suplantación o adhesión.

Si en los dos meses que faltan para el uno de julio –día de la votación- López Obrador logra dar confianza y certidumbre, empatía y afinidad a los empresarios y banqueros nacionales e internacionales, muy pronto seguiremos viendo la decantación de líderes de opinión, comunicadores, medios tradicionales de comunicación masiva hacia la comprensión del nuevo modelo de alternancia en el poder presidencial que encabezaría López Obrador.

Lo que en esta semana no han podido entender aún es que en la medida que suman y aportan escaramuzas para atacar a AMLO como lo son los camiones baneados con la serie del Populismo en Latinoamérica (1) –sin firma-  y el spot utilizando niños por la organización empresarial Mexicanos Primero para hacer campaña por la reforma educativa y una nueva forma velada de campaña sucia en redes; más son las respuestas populares en redes sociales y con el ingenio mexicano de respaldo a Obrador; un golpe es respondido por mil.

El fenómeno que representa Andrés Manuel López Obrador es la afinidad y respaldo del pueblo que lo hizo suyo y arropa, más del sesenta por ciento de los ciudadanos le siguen y respaldan aunque de todos los niveles su fuerza más radical estaácon los más pobres y marginados. Si me pidieran una explicación la daría no en función a la imagen de lo que representa Andrés Manuel, sino en función de la respuesta popular y ciudadana legítima que produce en la sociedad, en su consideración más amplia.

(1)         La promoción en autobuses urbanos de la serie Populismo en América Latina es publicidad política disfrazada como publicidad electoral y utiliza mobiliario urbano. El sexenio pasado  en Quintana Roo con Roberto Borge en la Junta Local del INE denunciamos, discutimos y ganamos “bajarla” en varias ocasiones los camiones fueron detenidos, llevados a encierro y luego se borró por completo, después que se promovió hasta el más alto tribunal electoral de la circunscripción correspondiente, en Xalapa, Veracruz. Obviamente el PRI y el Presidente del Consejo Local lo respaldaban pero ganamos los consejeros electorales ciudadanos. A partir de entonces Borge me bloqueó de sus redes sociales. Eso ya es jurisprudencia y no lo puede resolver el INE o el Instituto Electoral de la Ciudad de México. O demuestra clara y nítidamente de qué lado está.