¿Ha recomendado Hugo López-Gatell el uso del cubrebocas? Sí y no. No pocas veces rechazó la utilidad de la mascarilla para combatir el contagio del coronavirus, pero —ni hablar, el rockstar de la epidemiología lleva una Chimoltriufia en su corazón, tal como nos ocurre a todos quienes opinamos en público—, prácticamente al mismo tiempo el subsecretario de Salud también ha insistido en que el cubrebocas debe utilizarse. O sea, sí pero no, o no pero sí. Vale decir: ni ni de aquí ni de allá, sino todo lo contrario.

Ahora —cito al diario Reforma— el doctor Gatell ha negado “que el gobierno de México sea ‘enemigo’ del cubrebocas, por lo que pidió a la población utilizarlo”.

No creo que el gobierno mexicano sea enemigo del cubrebocas, pero sin duda eso es lo que mucha gente opina.

La culpa de lo anterior, digamos la verdad, la tiene Hugo López-Gatell, quien no solo ha dicho sí y no al cubrebocas, sino que él mismo normalmente no lo utiliza —a diferencia, por ejemplo, de Claudia Sheinbaum, que no se lo quita.

Lo peor no es eso, sino que el jefe de la estrategia contra la pandemia haya sido incapaz, ya no se diga de obligar al presidente AMLO a usar la mascarilla en eventos públicos, sino al menos de exigir a su jefe que predique con el ejemplo, esto es, que siempre traiga tapadas la nariz y la boca con la telilla que en todo el mundo los expertos recomiendan como un elemento fundamental para el eficaz control de la pandemia.

Sigo citando las palabras de López-Gatell que Reforma reprodujo:

√ “Algún segmento de la población pareciera persistir en la idea de señalar como si fuéramos enemigos del cubrebocas o estuviéramos opuestos al cubrebocas, volvemos a explicar: no es el caso”.

√ “Usen su cubrebocas, es una medida auxiliar, que complementa al lavado de manos, con agua y jabón, preferentemente, al alcohol en gel, complementa la sana distancia, que es importantísima, complementa la protección del estornudo con el ángulo (interno) del codo, complementa quedarse en casa cuando se está con síntomas”.

√ “Se está pensando, explicó (el doctor Gatell), en hacer un video en el que se muestren todas las ocasiones que la Secretaría de Salud ha recomendado el uso de la mascarilla”.

√ “Usa tu cubrebocas, se va a llamar el video y lo que va a explicar, va a mostrar las innumerables ocasiones en las que hemos hablado del cubrebocas”.

Por honestidad intelectual López-Gatell y su equipo deberían incluir en el video no solo “las innumerables ocasiones en las que hemos hablado del cubrebocas”, sino también las innúmeras veces en que, con palabras o hechos, han despreciado la mascarilla.

El principal argumento de López-Gatell contra el cubrebocas no es de él, hay que admitirlo, sino de la Organización Mundial de la Salud: que la gente que lo utiliza —cito a El País, de España— “puede tener una falsa sensación de seguridad y olvidar otros gestos esenciales como lavarse las manos”.

Pero no es eso lo que dice un reciente estudio publicado en el British Medical Journal y realizado por especialistas en comportamiento de la Universidad de Cambridge y el King’s College de Londres:

√ “El uso de mascarillas no redujo la frecuencia del lavado o desinfección de manos. De hecho, en dos estudios, las tasas declaradas de lavado de manos fueron más altas en los grupos que las usaban” que entre quienes rechazaban el cubrebocas.

√ “En otros estudios en los que se medía el gasto de jabón en los grupos que usaban mascarillas, comparados con otros que no las usaban, tampoco se observó influencia negativa”.

√ “La idea de que las mascarillas puede propiciar que se quebranten otras medidas se basa en una teoría denominada de compensación del riesgo, que presupone que algunas conductas que dan seguridad generan conductas más arriesgadas. Un ejemplo clásico es que hay ciclistas que circulan de forma menos prudente al llevar casco, por esa sensación extra de seguridad”.

√ “Este nuevo análisis, que revisa más de dos docenas de estudios (sobre mascarillas y otras medidas sanitarias), asegura que la teoría de compensación del riesgo no se sostiene. Y que en el caso del uso de mascarillas sería más bien al contrario: incluso se ha observado que lucir el tapabocas mejora el cumplimiento de otras conductas como lavarse las manos para evitar contagios”.

√ “El estudio asegura que una medida preventiva como las mascarillas puede incentivar el uso de otras medidas”.

√ “Del mismo modo, una persona con la cara cubierta puede convertirse en una señal para iniciar comportamientos protectores en otras personas”.

√ Algo similar ha ocurrido en el caso de enfermedades de transmisión sexual: los estudiosos de la Universidad de Cambridge y el King’s College de Londres observaron que en el caso de la vacunación contra el virus del papiloma humano, “quienes se vacunan tenían un comportamiento sexual mucho más prudente”.

Será pérdida de tiempo que Gatell difunda un video en el que su imagen aparezca muchas veces hablando de los beneficios del cubrebocas —ya dijimos: podría hacer otro con todas las ocasiones en que ha negado la utilidad de la mascarilla.

Más que seguir viéndose obsesivamente al espejo como la bruja de Blanca Nieves —“Espejito, espejito, ¿quién es el epidemiólogo más bonito?”—, el doctor Gatell debería hacer tres cosas realmente sencillas y benéficas para la sociedad mexicana:

(i) Un video con consejos prácticos sobre el uso del cubrebocas, inclusive para quienes practican deporte en parques urbanos llenos de gente, como La Mexicana, de Santa Fe en la Ciudad de México.

(ii) Imitar a Claudia Sheinbaum y aparecer con cubrebocas en todas sus conferencias de prensa, particularmente en las que acompañe al presidente López Obrador.

(iii) Decir en público, frente a Andrés Manuel, algo así: “Señor presidente, se equivocó la OMS y nos equivocamos nosotros; por lo tanto le dimos una mala recomendación, la de no usar el cubrebocas si usted respeta las medidas de sana distancia. Ante el crecimiento de la pandemia, le suplicamos que para protegerse usted mismo y por respeto a las personas con las que convive, pero sobre todo para predicar con el ejemplo, use en todo momento la mascarilla; si acaso, con la técnica adecuada, podrá quitársela cuando le toque hablar, pero solo en ese momento”.

El ejemplo vale más que mil videos.