"Socialismo ya no es una palabrota en Estados Unidos". Este es el título de un artículo de Gary Younge que el año pasado leí en Eldiario.es.

El autor, prestigiado periodista británico, recuerda en ese texto lo que en 1988 le dijo el famoso actor y director de cine Warren Beatty: “La palabra socialismo equivale, en Estados Unidos, a decir hijo de puta”.

Décadas después, en 2019 —cuando Younge publicó el artículo citado al principio—, las cosas cambiaron tanto que una según una encuesta de Gallup del año pasado, el 43% de los estadounidenses pensaba “que alguna forma de socialismo podría venirle bien al país”.

Que “socialismo” haya dejado de ser un insulto en ese país es algo que sin duda se debe al buen trabajo político de Bernie Sanders.

Es una excelente noticia que Estados Unidos olvide prejuicios y dogmas ideológicos que ningún beneficio aportaban a su gobierno y sociedad.

Lo terrible es lo que pasa en México, un hecho que a quienes habitamos esta nación debe avergonzarnos: el atraso evidente de un sector de nuestra sociedad.

Realmente da pena que existan analistas mexicanos que se atrevan a usar las palabras socialismo y comunismo como sinónimo de “hijo de puta”. Algo simple y sencillamente terrible en este 2020 de cambio de paradigmas políticos, sociales y económicos.

Véanse dos ejemplos: (i) “El gobierno enfila hacia el socialismo”, columna de Pablo Hiriart de ayer 19 de mayo en El Financiero, y (ii) “Sí es comunismo”, de Carlos Mota en El Heraldo de México.

Lo que intentaron, y creo que no lograron, tales columnistas con las expresiones socialismo y comunismo fue insultar al presidente López Obrador, pero por algo que este hombre no dijo, sino que se trató de una simple ocurrencia de Alfonso Ramírez Cuéllar, dirigente de Morena.

Todo el día de ayer ellos y otros comentócratas anticomunistas insistieron en redes sociales en condenar a Andrés Manuel por su supuestos socialismo y comunismo.

En este artículo no voy a debatir la ideología del presidente AMLO, que en mi opinión no es socialista ni comunista —es decir, para nada se relaciona con lo experimentado en Cuba, Venezuela y la ya desaparecida Unión Soviética.

Hoy simplemente me interesa destacar el lamentable hecho de que buena parte de la gente que se expresa en los espacios de opinión de los diarios mexicanos, no logre superar dogmas anticomunistas que en el pasado han llevado a verdaderas atrocidades en las sociedades democráticas, como la estadounidense.

Pareciera que calificar a Andrés Manuel como un monstruoso socialista enemigo de la propiedad privada es solo una coartada anticipada, por así decirlo, con la que pretenden justificar la conveniencia de actitudes francamente golpistas que en todo momento estamos obligados a denunciar quienes no podemos aceptar semejante locura.