¿Ojea uno la computadora, el iPad o el celular cuando se navega por el sitio web de un diario? ¿Lo correcto sería hojea?

Si me atengo a lo que dice la Fundéu BBVA puedo utilizar ambas expresiones: “ojear significa mirar superficialmente un texto y hojear pasar ligeramente las hojas de un libro, leyendo deprisa algunos pasajes”.

Esta madrugada he ojeado y también hojeado El Universal digital. Lo he hecho en mi iPhone.

De pasada vi la columna de Carlos Loret de Mola: “Las dudas sobre el doctorado de López-Gatell”. Pensé: o es otra ojetada de Loret –considero imposible que el subsecretario de Salud haya mentido sobre sus estudios– o él ha descubierto un dato que provocará un escándalo.

No leí de inmediato ese escrito. Consideré que era más interesante el que un par de horas antes me habían recomendado de Guillermo Scheridan, sobre los doctores de almas, en el mismo periódico. Después de leerlo a medias –el artículo de Scheridan terminó por aburrirme–, abandoné El Universal para ir a Milenio. En el diario de Pancho González lo más relevante que encontré fue un texto de Epigmenio Ibarra en el que cuestiona a los “líderes” de opinión que dedican casi todo su tiempo a calumniar a AMLO y a la 4T. Entonces, recordé que no había leído lo que Loret de Mola decía sobre el doctorado de López-Gatell y volví al periódico de Juan Francisco Ealy Ortiz.

Confieso que el título de la columna de Loret –“Las dudas sobre el doctorado de López-Gatell”– me llevó a pensar en la posibilidad de que hubiese mentido sobre sus estudios el jefe de la estrategia contra la pandemia.

No hay análisis, o no los conozco, para medir la proporción de personas que solo leen los títulos de las notas y columnas al hojear –tal vez, ojear– un diario impreso o digital. Pero me atrevo a pensar que son muchas más las personas que solo leen las cabezas de los escritos periodísticos que aquellas que le dedican tiempo a leerlos completos.

Leí todo el artículo de Loret. Y sí, investigó si López-Gatell tenía un doctorado y encontró pruebas de que este médico no ha mentido.

Lo que me pregunto es por qué si no había nota el columnista de El Universal publicó su hallazgo. ¿Tenía sentido? Creo que no. Menos aún con ese título: “Las dudas sobre el doctorado de López-Gatell”. Esta es una expresión que puede caer en la calumnia ya que enfatiza el hecho falso (que Gatell no es doctor).

Lo correcto habría sido que Loret dijera desde la cabeza de su texto: “López-Gatell sí estudió un doctorado”. Pero esta afirmación no habría llamado la atención de nadie.

El articulista prefirió sembrar confusión y, con ello, alimentar las dudas de muchas personas que solo leerán el título que, insisto, si no es estrictamente hablando una mentira, sí es una chingadera.