El VAR acaba con el futbol

Leo El País, de Madrid, y La Vanguardia, de Barcelona, porque la política española —o catalana, lo mismo da— me entretiene bastante. No leo Clarín, de Buenos Aires, porque la política de Argentina me deprime todavía más que la mexicana.

Expliqué el otro día que me gustaban los artículos de John Carlin en La Vanguardia, pero que dejé de disfrutarlos por la manía de algunos editores de obligar al público a “registrarse” antes de poderlos leer gratuitamente, esto es, sin cobrar por lo pronto, pero con la esperanza de quitar en el futuro algún dinerito al ingenuo que les regale sus datos personales.

Todos los geniales descubrimientos tecnológicos fallan... o terminan por no ser productivos. Alguien me sugirió que si quería leer al señor Carlin me olvidara de las estrategias comerciales del periódico catalán y me fuera directamente a buscarlos en Clarín, en el que no hay restricciones, o no en sus secciones de opinión.

Olvidé tal consejo este domingo y me entusiasmó el anuncio de la portada web de La Vanguardia relacionado con el artículo de Carlin: “El VAR se equivoca tanto o mas que los árbitros y amenaza la salud mental de medio planeta”. Quise leerlo, no pude —no estoy registrado ni me voy a registrar—, así que abrí la página de internet del periódico argentino. Buen artículo sobre esa tontería tecnológica que perjudica al futbol..., las tonterías tecnológicas deberían prohibirse, como la de tratar de obligar a la gente a entregar su información personal para tener la oportunidad de leer una simple columna periodística.

Pero...

La felicidad completa no existe. Una hora después de haberlo leído, volví a Clarín para citar a Carlin en esta columna,  ¡pero ya me pedía que me registrara si quería tener acceso gratuito a su columna! Qué pena. Clarín y La Vanguardia deben tener los mismos estrategas. Lo que sea, las circunstancias conspiran en mi relación con ese columnista británico, de quien no tengo mas remedio que despedirme para siempre jamás.

La “mano de obra policial” del narco

Confieso que evadí  el registro en Clarín vía un truco de Google. Prometo no volverlo a hacer

Ya en Clarín de nueva cuenta, apareció de pronto una nota que me llamó más la atención que la columna sobre el VAR. La sintetizo:

√ “Un drama sin solución”.

√ “Policías amarrados al poder narco, una clave en el espiral de violencia en Rosario”.

√ “La lista de agentes, provinciales y federales, investigados por ‘trabajar’ para bandas criminales es bien extensa”.

√ “Un nuevo intento por cortar esos hilos, una de las posibles causas del inicio caliente del 2020”.

√ “El que reprende es un jefe narco y quien lo escucha, sumiso, un jefe policial. ‘Me tenés que llamar. ¿Para qué te estoy pagando?’. Ramón ‘Monchi’ Machuca, uno de los líderes de la banda narco Los Monos  condenado a 36 años y medio de prisión, cuestiona. Del otro lado de la línea el suboficial Angel ‘Chichito’ Avaca, el mismo al que esta semana le mataron un hijo, acepta los cuestionamientos”.

√ “La mano de obra policial no es exclusivo patrimonio de los delincuentes más poderosos. Son muchas las bandas con menor peso que también negocian esa cobertura”.

Lo que viene

Me pregunté si a eso se refería el secretario mexicano de Seguridad, Alfonso Durazo, cuando dijo el pasado viernes, que “vienen meses difíciles” en la lucha contra el crimen organizado. ¿Más difíciles que el arranque de 2020? El funcionario lo expresó durante la graduación de mil 914 elementos de la Guardia Nacional, a quienes advirtió que no se tolerarán actos de corrupción.

¿Cómo evitar que los integrantes de la nueva institución policiaca se corrompan en un país como México en el que los responsables de garantizar la seguridad han trabajado durante muchos años para las mafias? La citada historia argentina es juego de niños comparada con el juicio a Genaro García Luna, el estratega de la guerra contra el narco de Felipe Calderón, acusado en Estados Unidos de haber trabajado para Joaquín El Chapo Guzmán.

La situación mexicana es gravísima. Está en riesgo la viabilidad de la nación. Cuando más deberíamos unirnos —sí, en torno al gobierno elegido por una mayoría nunca vista en nuestra democracia—, sobran voces decididas a destruir todo lo que representan la 4T y Andrés Manuel López Obrador.

La ideología, si no la hacemos a un lado, nos va a resultar mucho muy costosa. Se ataca a Andrés Manuel solo por ser de izquierda y hacer, desde Palacio Nacional, lo que prometió en muchos años de activismo en la oposición democrática y pacífica.

Mussolini como editor mexicano

Leer Reforma, El Financiero, El Universal, Milenio me lleva inevitablemente a pensar en Il Popolo d'Italia, el diario de Benito Mussolini, fundado en 1914 para combatir a un proyecto periodístico de izquierda, Avanti! El diario de Mussolini fue financiado por los grandes grupos empresariales italianos, como Fiat. Cualquier parecido con la fuente de recursos de algunos medios mexicanos es simple fatalidad histórica.

En una nación en crisis, Mussolini tuvo éxito desde su periódico —y después a través de la acción directa— en la siembra de miedo que hizo posible el triunfo del fascismo.

La actual violencia en México creció después de que en octubre del año pasado el secretario Durazo anunciara que empezaba a mejorar la estadística de homicidios. Además de que sus argumentos fueron cuestionados a la ligera por los analistas de la derecha en sus columnas de opinión, sin ninguna lógica en términos de beneficiar a las bandas del narcotráfico, se presentó en Michoacán la matanza de Aguililla. En su momento, y así lo escribí en SDP Noticias, la única explicación al absurdo asesinato de 13 policías en ese lugar era la de echar a perder el anuncio del titular de la Secretaría de Seguridad.

Poco tiempo después, alguien hizo fracasar el operativo para la captura de un hijo de El Chapo en Culiacán, Sinaloa. El gobierno dio a conocer mucha información sobre lo ocurrido, pero creo que por elemental prudencia no hizo públicas todas sus conclusiones, o no en ese momento.

Al mes siguiente Andrés Manuel tuvo que aclarar, sin que nadie le pidiera hacerlo, que en México no hay condiciones para un golpe de Estado. Y no las hay porque la mayoría de la población sigue convencida de que la vía de las urnas es preferible a cualquier intento de desestabilización violento. Pero la derecha, incansable, insiste en sembrar miedo para desesperar a la gente.

Cada mañana resulta frustrante leer Reforma, El Financiero, El Universal, etcétera. Insisten, como hoy la columna Templo Mayor —ayer en el mismo periódico Jorge Ramos— en que ha fracasado la estrategia de la 4T en el tema de la seguridad pública. Sin mayor análisis, descalifican. ¿Y qué proponen? Claramente volver a la guerra de Calderón —y de García Luna, socio de El Chapo Guzmán— que nos trajo a la terrible situación de sangre y muerte en la que estamos hundidos.

La anarquista Anna Kulishova le escribió en 1921 al socialista Filippo Turati:

“Te envío Il Popolo d’Italia con un artículo de Mussolini, quien anuncia la necesidad de una dictadura, mejor dicho, de un dictador —que en realidad es él mismo— para salvar a Italia”.<br>

Quizá sea exagerado comparar a un personaje histórico como Mussolini con un exaltado derechista como el director editorial de Reforma, Juan Pardinas, pero lo que este hombre hace me parece, si no abiertamente fascismo, sí algo absolutamente irresponsable que complica las cosas en México. No es aceptable, porque no es periodístico —es activismo político favorable a grupos de poder económico inconformes con el gobierno de izquierda— lo que publica a diario la columna anónima, Templo Mayor, de la que Padrinas es directamente responsable.

Lo mismo puede decirse de un directivo y columnista de El Financiero, el señor Pablo Hiriart, conocido por ser el propagandista de Carlos Salinas de Gortari, el ex presidente que es el jefe de todos los que generaron la actual crisis de México.