El Boeing 747, comúnmente apodado «Jumbo», es un avión comercial transcontinental de fuselaje ancho fabricado por Boeing. Es conocido por su gran tamaño (fue el mayor avión de pasajeros durante más de cuatro décadas hasta que la compañía Airbus creó el A380), y está entre los aviones más famosos del mundo. Realizó su primer vuelo comercial en 1970 y fue el primer avión con fuselaje ancho.<br>

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Ese, El Jumbo Jet, era el alias de Raymundo Riva Palacio cuando colaboraba, hace años, en el diario Unomásuno. Jumbo por su corpulencia —en aquella época Raymundo era un tipo excesivamente grande— y Jet por volador.

Ray acaba de hacer honor a su apodo: dijo en Twitter —basado en fuentes altamente confiablesque el empresario José Kuri Harfush falleció el domingo víctima del temible coronavirus. Fake News... ¿o cómo le dicen a ese tan divertido ejercicio de inventar la nota?

Uno de los colegas de Raymundo, Joaquín López-Dóriga, no quiso quedarse atrás y —también porque se lo dijeron fuentes mucho más confiablesdio por muerto a Kuri Harfush.

Los dos mintieron. Riva Palacio reafirmó que sigue siendo el volador de siempre y Joaquín se ganó el privilegio de llevar al lado de su nombre el mismo mote: Jumbo Jet.

Los dos volaron y generaron un escándalo. En SDP Noticias en principio les creímos y dimos la nota: había muerto José Kuri Harfush. Pero, rápidamente, nuestra editora en jefa, Elizabeth Flores, investigó y supo la verdad: el empresario que participa en el consejo de Grupo Financiero Inbursa estaba —antes de la media noche de ayer seguía— en estado crítico, pero con vida.

De inmediato, Liz corrigió nuestra nota y yo, enseguida, admití en Twitter que nos habíamos equivocado al decir que Kuri Harfush había fallecido.

Lo correcto es reconocer los errores y así se hizo.

Otros medios —Radio Fórmula, El Universal, Reforma— difundieron la falsedad de Riva Palacio y López-Dóriga, pero cuando rectificaron —Reforma lo hizo bastante después que nosotros— no admitieron su equivocación.

Los autores del enredo, los columnistas 747 Riva Palacio y López-Dóriga, tampoco exhibieron la honestidad intelectual que se necesita para admitir que habían metido la pata. Joaquín simplemente ignoró su error, dio la nota correcta cuando ya no había duda de que mintió y, con absoluta cara dura, se comprometió a seguir informando. Raymundo dijo que había confusión —¡y cómo no iba a haberla! si la generaron él y el otro Jumbo Jet—, es decir, que afirmó que una nueva fuente contradecía a la anterior, y santo remedio. Vaya cinismo de este periodista que, por cierto, insiste en atribuirse el mérito de una noticia famosa en la que no tuvo nada que ver: la del Toalla Gate de los tiempos de Fox, reporteada por Anabel Hernández y que Carlos Marín decidió publicar en Milenio cuando yo era el director general del periódico propiedad de Pancho González.

En fin, los inmorales abundan en el periodismo.