Entiendo la grilla en los periódicos. Es útil y además me gusta y me entretiene. Las especulaciones de los columnistas políticos suelen ser divertidas —también, aunque con menos frecuencia, aquellas otras de los comentócratras supuestamente expertos en temas económicos o empresariales. Lo que no tiene nada de placentero y sí mucho de preocupante es el terrorismo informativo. Veamos un caso, de ayer jueves publicado en El Financiero.

Por alguna razón el columnista Darío Celis, que normalmente escribe con objetividad y prudencia, decidió grillar a un funcionario de Pemex, Marcos Herrería. Se vale. No estoy de acuerdo con Darío en lo que dice de Marcos, este último un hombre serio, disciplinado y esforzado que hace muy bien su trabajo. Lo traté hace años y tengo de él la mejor opinión. Si el señor Celis piensa otra cosa, es algo que respeto. Lo que me ha desconcertado es el siguiente comentario del colaborador de El Financiero, quien seguramente tomó el chisme del griterío de las redes sociales y de una nota no confirmada publicada antes en el portal La Silla Rota:

√ “… Los elevadores de Pemex se están cayendo con usuarios adentro por falta de mantenimiento”.

√ “La negligencia e ineficiencia de la Dirección Corporativa de Administración, del susodicho Marcos Herrería, y la Dirección de Servicios Corporativos, a cargo de Iyadalid Martínez, sigue poniendo en riesgo a los trabajadores de la empresa”.

√ “A partir de esta semana los empleados de plano se pusieron en 'huelga de elevadores' y los han cancelado. Prefieren las escaleras a seguir jugándosela por la falta de medidas de seguridad, protección civil y mantenimiento, que se insiste, no solo se está dando en los elevadores”.

Darío Celis es leído por todas las personas —empresarios, banqueros, ingenieros— que visitan Pemex para realizar actividades relacionadas con la industria petrolera.

Ayer, desde luego, los numerosos visitantes al edificio de Pemex que usaron sus elevadores para subir a los pisos más altos, lo hicieron con miedo. Los empleados de la empresa, también. ¿Es justo lo que hizo Darío Celis? Pienso que no.

Investigué un poco cuál es la verdadera situación y la verdad es distinta a la versión del columnista. No pude hablar con Herrería; en realidad, ni siquiera lo busqué. No es aconsejable pedir explicaciones a la víctima de una grilla periodística: invariablemente se va a defender. Pregunté a otras personas enteradas y esto es lo que expresaron:

No es cierto que haya habido accidentes en los elevadores de Pemex. Imaginen el escándalo si alguno hubiera caído con gente dentro.

√ Pero “sí hay un tema con los elevadores de Pemex”.

√ El tema, un caso de negligencia, “es que hace por lo menos 4 años que no se les daba mantenimiento, nadie los arreglaba y estaban en muy malas condiciones”.

√ La anterior dirección de la petrolera no invirtió en mantener los elevadores en las mejores condiciones, tal vez porque los principales funcionarios “no los usaban… llegaban en helicóptero, a diario”.

√ La nueva administración, encabezada por Octavio Romero, no ha caído en la obscenidad de usar helicópteros, o no para llegar a la oficina en la Ciudad de México. Así que rápidamente detectó —como cualquiera que vive en edificios altos— los típicos ruidos raros y los movimientos aún más extraños de los elevadores con mal mantenimiento.

√ Por esa razón, una de las primeras medidas de la nueva administración fue poner al día los elevadores.

√ Ya hay lo que no había: un programa para dar mantenimiento a los elevadores.

√ Para ese programa, Pemex recurrió a tres empresas; una sola no habría podido hacerlo con la urgencia requerida.

√ Las tres empresas mencionadas trabajan prácticamente a diario en supervisar y en caso necesario reparar los elevadores del edificio de Pemex, uno de los mas altos de la Ciudad de México.

√ Además de lo anterior, se ha establecido un programa de capacitación acerca del mejor uso de los elevadores, sobre todo para evitar saturarlos, algo desgraciadamente de lo más frecuente en los grandes edificios públicos.

√ Ya cuentan los elevadores de Pemex con sistemas de seguridad automatizados, que detienen a los ascensores cuando llevan sobrepeso o en caso de sismo, incendio, falta de energía, etcétera.

√ Tales sistemas aseguran que ante cualquier problema serio, que no se ha presentado, no habrá caídas libres; es decir, no caídas como las erróneamente difundidas por el columnista Celis.

Cuando busqué esa información, la encontré sin problemas. Pensé que hoy en su columna Darío Celis continuaría con el tema, para aclarar con toda responsabilidad —él es un periodista serio que no escandaliza solo por escandalizar— que se había equivocado al decir que son muy peligrosos los elevadores de Pemex. No lo hizo así. Quizá le faltó espacio para realizar la precisión después de su interesante comentario sobre un documento que Poncho Romo entregó a AMLO. Supongo que Darío mañana explicará que son seguros los elevadores del edificio de la petrolera. Está obligado a ello: cumplirá con su responsabilidad ética de decir siempre la verdad. Es lo menos que se puede esperar de un periodista tan importante. ¿O no es así, señor Celis?