En la columna Templo Mayor, de Reforma, y en otros espacios de la comentocracia de derecha, se ha criticado al presidente López Obrador por haberse alegrado —y aun burlado— de la desgracia de Felipe Calderón. El INE negó a este hombre y a su esposa, Margarita Zavala, el registro como partido político de la organización que han construido, México Libre.

Por cierto, Margarita, al contestar a AMLO, dijo que es ella, y no Felipe, la que encabeza México Libre. Está claro, ella es la jefa, y no su marido. Para que dejemos de confundirnos todos —no solo Andrés Manuel—, valdría la pena que la señora Zavala exigiera a su compañero de tantos años que deje de meterse en lo que no le importa. Y es que Calderón actúa mucho más que Zavala del partido que ya no fue partido.

Por lo demás, pregunto, ¿tiene derecho Andrés Manuel de pitorrearse de Felipe Calderón? ¡Por supuesto que sí! Para empezar, el esposo de la señora Zavala le robó a AMLO las elecciones presidenciales de 2006.

Terrible retroceso democrático el fraude electoral de hace 14 años. Pero ni siquiera fue lo peor que hizo Calderón. Más lamentable fue haber metido a México en una guerra perdida contra el narco de la que no hemos salido y, para colmo, haber entregado la estrategia de seguridad pública a un socio de El Chapo Guzmán, el tristemente célebre Genaro García Luna.

Que AMLO se burle de Calderón es el mínimo castigo que merece este personaje, que no descartemos sea acusado por jueces y fiscales de Estados Unidos; porque García Luna no pudo haber realizado sus fechorías sin el visto de bueno de don Felipe.