Es verdad, como ha dicho el presidente López Obrador, está en marcha —y sin duda es muy fuerte— una campaña de desprestigio en su contra.

Evidentemente, tal campaña para dañar la imagen de AMLO está relacionada con la lucha de las mujeres.

Pero, entendámonos, no se trata de una campaña orquestada en la derecha conservadora ni se ha traído a México desde el extranjero, como según Andrés Manuel ocurrió con la expresión “romper el pacto”.

La campaña de desprestigio que sufre el presidente de México tampoco ha sido generada por alguna colectiva de feministas, por cierto, muy injustamente llamadas “feminazis” por ya demasiados simpatizantes de la 4T.

La campaña de desprestigio contra Andrés Manuel tiene nombres y apellidos: José Félix Salgado Macedonio.

El diseño y ejecución de tal campaña se encuentra en Morena, partido que permitió la candidatura a gobernador de Guerrero de un hombre con varias acusaciones de acoso sexual y hasta de violación agravada.

De tal ataque —que sí daña al presidente López Obrador— debe culparse única y exclusivamente al impresentable Salgado Macedonio, quien ayer domingo, Día de la Familia, fue tan cínico que difundió en Facebook el siguiente mensaje: “¡Que vivan las mujeres!”.

¿Por qué Andrés Manuel no ha sido capaz de tocar a Félix Salgado ni con el pétalo de una rosa?

Entiendo el argumento de que ninguna autoridad judicial ha condenado al presunto violador, ¿y eso qué?

Es un hecho que en México solo como excepción los jueces fallan contra los hombres de poder, especialmente si estos han gozado del fuero legislativo durante muchos años.

Todavía tiene tiempo Andrés Manuel de neutralizar la campaña de desprestigio en su contra: basta con que en la mañanera de este lunes 8 de marzo exija a su partido, Morena, quitarle a Salgado Macedonio la candidatura a gobernador.

Eso y un reconocimiento a las mujeres que no dejaron de protestar por la candidatura de alguien acusado de violación.

Un simple “lo he pensado bien, ellas tienen razón” sería suficiente para que AMLO iniciara un diálogo constructivo con las mujeres mexicanas.

Andrés Manuel ha sido un gran presidente; no merece que su imagen sufra por la falta de entendimiento con el movimiento feminista.

Depende del presidente López Obrador, y solo del presidente López Obrador, que la actual crisis termine.