Los virus sociales y políticos
“La gran enfermedad de nuestro tiempo se llama ideología y los portadores de su contagio son los intelectuales estúpidos”, dijo Oriana Fallaci. Si ella hubiera vivido en nuestro país habría entendido que hay algo peor: el virus de la politiquería. La combinación de ambos males, si no se controla, puede destruir a una sociedad compleja y fundada en la perversa iniquidad —no en la inequidad, que quizá sería justificable en una nación que ha sufrido tantos problemas desde su fundación.
Después de décadas de malos gobiernos inspirados en la simulación y la corrupción, al fin tenemos un presidente que desea cambiar las cosas. Está logrando resultados positivos, sin duda, de ahí que tanto ataquen a López Obrador demasiados fanáticos simple y sencillamente por diferencias ideológicas que deberían estar superadas.
Fanatismo
Un ejemplo lamentable lo vimos ayer viernes en El Financiero: “Un Presidente mentalmente limitado”, era la columna de Sergio Negrete Cárdenas. ¿Este economista del ITAM se ha dado la oportunidad de ser objetivo al analizar la personalidad de Andrés Manuel? Es obvio que no.
Alguien que presume ser investigador de la Escuela de Negocios del ITESO, de haber trabajado en el FMI y de haber cursado estudios de maestría y doctorado en la Universidad Essex, en Inglaterra, tendría que estar obligado a aplicar la metodología que le enseñaron en tan importantes instituciones de educación superior: investigar con seriedad antes de emitir opiniones, de plano, tan a la ligera. Si se hubiera tomado la oportunidad de conocer un poco a AMLO, el mencionado economista habría entendido que el tabasqueño es un hombre excepcionalmente inteligente —no por nada ha llegado a donde está, luchando durante años contra importantes factores de poder real—, con una cultura amplísima y una capacidad analítica sobresaliente.
Negrete Cárdenas no es la única persona que, por ideología, trabaja en los medios para sabotear el proyecto de Andrés Manuel. Sobran hombres y mujeres en esa situación: Pablo Hiriart, Carlos Loret, Raymundo Riva Palacio, Macario Schettino, Héctor Aguilar Camín, Valeria Moy, Jesús Silva-Herzog Márquez, Denise Dresser, Jorge Castañeda, Leo Zuckermann, María Amparo Casar, Francisco Martín Moreno y muchos, muchas más.
Libertad sin responsabilidad
Ellos y ellas ejercen su libertad, sin duda. Pero, cito de nuevo a Fallaci, quizá no han comprendido que la libertad, antes que un derecho es un deber. Autodominio racional, leí alguna vez que esa era la idea que Platón tenía de la libertad, es decir, que una persona solo puede ser plenamente libre si sus pensamientos racionales dominan sobre sus deseos irracionales.
¿Insultar es periodismo? Creo que el periodista tiene el derecho de hacerlo, pero sus editores, sus editoras tendrían la mínima obligación de, al menos, sugerir a los y las columnistas más seriedad, esto es, menos pasión ideológica y más análisis objetivo. Nadie lo hace porque todos están —estamos, debo incluirme como parte del México del pasado— inconformes con el cambio político que no nos beneficia a quienes hemos disfrutado la dicha inicua de estar cerca del poder tal como se ha estructurado en México.
También en la 4T
No es fácil la lucha de Andrés Manuel; tendrá que trabajar de más para superar tantos ataques. Pero, hay que decirlo, su proyecto no solo tiene enemigos externos, sino también internos. Desde luego, le estorba la ideología de izquierda, a veces partidaria de insensateces ambientales o económicas que en nada benefician a México. El glifosato es un caso paradigmático; otro, llevar a consulta inversiones privadas como aquella de la cervecería Constellation Brands en Mexicali. Me lloverán insultos por no haber condenado ni al glifosato ni a esa empresa. Así es esto.
Una insensatez más: cierto desprecio hacia los hospitales privados que en ocasiones se percibe en las ya excesivas ocasiones en las que Hugo López-Gatell justifica su quehacer al frente de la estrategia contra la pandemia del coronavirus. Llegó a sugerir que era más baja que en los hospitales públicos la tasa de letalidad en un centro hospitalario privado como el ABC, porque solo atiende pacientes de clase alta, todos por sus condiciones culturales y económicas mejor nutridos que los pobres.
La falsedad de esa tesis se demuestra analizando las cosas correctamente. El Centro Médico ABC es el único hospital privado que ha aceptado pacientes enfermos de covid que ha enviado el sector público. De más o menos 70 que ha atendido, solo ha fallecido uno.
No es bueno para la 4T ver la función pública como una competencia entre lo público y lo privado. Se trata de una pésima manera de entender las cosas, pero así lo ordena la ideología y, por lo tanto, todo lo complica. Andrés Manuel deberá reeducar a no pocos de sus colaboradores.
La politiquería
Otro enemigo interno amenaza a la 4T: la politiquería. Comprensiblemente Andrés Manuel no quiere aceptarlo, al menos no en público, pero el epidemiólogo en quien confió para controlar la pandemia, se olvidó de la ciencia y se entregó a la grilla; en el presidencialismo mexicano, que no ha desaparecido, a la peor de todas las grillas: la de darle la razón absoluta al titular del poder ejecutivo.
“El presidente López Obrador es una fuerza moral, no de contagio”. Esta frase encabezará los capítulos sin brillo, que afortunadamente serán muy pocos, de la historia del gobierno de López Obrador. Otro triste capítulo, entre los grandes logros, será la obstinación de López-Gatell relacionada con la necesidad de usar cubrebocas. Al principio no le vio utilidad, después sí, pero sin ser del todo contundente. Lo peor es que nunca se atrevió a decirle la verdad a AMLO cuando este decía que no se ponía la mascarilla porque los expertos del gobierno no la recomendaban.
Un hombre como Andrés Manuel habría no solo aceptado sin molestarse que Gatell le llevara la contra o hasta lo reprendiera por no usar cubreboca, sino que inclusive lo habría agradecido. Pero el subsecretario de Salud no se atrevió a correr el riesgo de dejar de ser el favorito del presidente de México. El costo de tal politiquería lo ha pagado la sociedad mexicana con contagios y hospitalizaciones graves.
Libertad con responsabilidad y AMLO no peleará con gobernadores, gobernadoras
En ese sentido es de agradecer lo que hizo Claudia Sheinbaum. La jefa de gobierno de la Ciudad de México utilizó su libertad con responsabilidad y dijo no a la dañina politiquería. Claramente desde el principio de la pandemia no estuvo de acuerdo con las malas decisiones y recomendaciones de López-Gatell. Quizá con tal actitud incomodó al presidente López Obrador, de quien depende su futuro político según las reglas del sistema vigente. A Claudia no le importó. Prefirió hacer lo correcto y no lo que le convenía.
Ha sido la principal promotora del uso de la mascarilla. La señora Sheinbaum —quien sí tiene una formación científica sólida— evidentemente trabajó mejor que otros gobernadores. Después de meses muy difíciles en la Ciudad de México han bajado las hospitalizaciones. Es verdad tanto en los centros médicos del sector público como del sector privado. No se puede cantar victoria, por supuesto que no, pero por usar la expresión tan socorrida, al menos en la capital del país ya se ve la luz al final del túnel.
Merece un reconocimiento el trabajo de Claudia Sheinbaum. Ha permanecido en cuarentena porque estuvo cerca un contagiado. No sé si tiene el virus o no, pero en su video de ayer viernes observé en su rostro el cansancio de quien está enfermo. No soy médico y quizá exagero. Es mi percepción.
De todo corazón deseo que Claudia se recupere pronto y vuelva a las actividades fuera de su casa —en el aislamiento no ha dejado de trabajar—, sobre todo para participar en la reunión de gobernadores y gobernadoras con el presidente López Obrador. Será importante tal evento.
Dijo Andrés Manuel, por cierto, que se quedarán con los ganas quienes desean verlo pelado con los mandatarios, con las mandatarias estatales. Supongo que Andrés Manuel se refería a López-Gatell quien, fuertemente dañado por hibris —la enfermedad del poder— en uno de sus momentos de más duro mareo por haberse subido al ladrillo de la popularidad, amenazó a gobernadores y gobernadores con meterles en la cárcel. Nadie más hizo tanto por poner a pelear al presidente AMLO con los jefes políticos regionales. Qué bueno que el rockstar de la epidemiología se vaya a quedar con las ganas de que se concrete tan absurdo y peligroso pleito.
NOTA: Poco después de las once de la mañana de este sábado, Claudia Sheinbaum reveló que dio negativo a la prueba de Covid-19 y se reintegra a sus labores de inmediato. Me da mucho gusto la noticia, y le deseo lo mejor. A seguir adelante.