Por su inteligencia, su prudencia y sus principios, respeto y quiero mucho a Carlos Salazar desde hace unos 40 años. Entonces, estoy obligado a creerle: en México los hombres y las mujeres de negocios son héroes. Textualmente dijo el presidente del Consejo Coordinador Empresarial: “Ser empresario en México es un acto heroico”.

¿Tanto así? Si Carlos lo dice, así será. Veamos el típico día de un héroe empresarial mexicano:

√ Como es jefe, no tiene horario. Así que puede llegar a la oficina a la hora que se le pega la gana si es que se le antoja llegar; si no, se va al gimnasio o toma su avión para ir a la playa a relajarse. Como no es derrochador, no se va tan lejos: nomás a Acapulco o por ahí en el Pacífico cercano.

√ Digamos que nuestro héroe/empresario anoche se desveló en una parranda, por lo que hoy ha abierto los ojos a las ocho de la mañana. Con muchas dificultades, pero logró despertar. Gran acto de heroísmo.

√ Como no le gusta apresurarse en las mañanas, no pacta desayunos, así que no sale de su casa antes de las 9:30 AM –las únicas excepciones obedecen a las invitaciones del presidente AMLO a asistir a las mañaneras para prometer inversiones, que solo realizará si le conviene hacerlo, esto es, si el gobierno le garantiza algún contrato: faltaba más.

√ Salir de su residencia a las 9:30 AM le da tiempo más que suficiente para llegar a su oficina, que como es el dueño y tiene dinero de sobra, decidió ubicar por ahí a un kilómetro de su domicilio.

√ Como de nuestro héroe empresarial dependen miles de empleos, está obligado a no estresarse con líos de tráfico –las excepciones son los traslados a las mañaneras o a los informes en el Zócalo de Andrés Manuel. Y es que, para no poner en riesgo los negocios que crecieron en complicidad con gobernantes de sexenios anteriores, sabe que su principal trabajo es estar a favor (al menos de palabra) del presidente de izquierda; es decir, contra López Obrador nada (al menos no públicamente: para semejante tarea sus asesores en comunicación tienen arreglados a varios columnistas. Porque tampoco se trata de permitir que la 4T llegue fuerte al final del sexenio: ya habrá un nuevo gobierno para volver a las grandes utilidades de aquellos tiempos en que los presidentes sí eran empleados de los potentados).

√ Ya en la oficina, pide un café, revisa estados financieros, le da igual si los entiende o no, él como sea gana, se reúne con sus subordinados, comprueba que es un pinche genio para las finanzas y la mercadotecnia y se repite a sí mismo la única verdad de su vida: “Dios quiso que yo me hiciera rico”.

√ Ya vamos entendido por qué es un héroe el empresario.

√ Para entender plenamente qué significa eso de ser “héroe” vayamos a Platón, es decir, a Sócrates. Los hombres más sabios que han existido podrán orientarnos. Carlos Salazar estará de acuerdo conmigo.

√ En el Crátilo, de Platón, Sócrates le dice a Hermógenes que los héroes son semidioses.

√ ¡Así dice Sócrates, Carlos! Apúntalo para tu próximo discurso.

√ Y sí, humilde nuestro empresario, después de agradecer a Dios ser tan rico, se dice a sí mismo que él no es una deidad: no está tan mareado y, por lo mismo, no se la cree. Nuestro héroe empresario sabe que él es, nada más, un semidiós. Se agradece la modestia.

√ El análisis del discurso sobre la dimensión social de las empresas de Carlos Salazar solo nos lleva a esa conclusión.

√ Más en serio, Carlos, tu discurso habría sido perfecto si te hubieras ahorrado la cursilería de que ser empresario en México es un acto heroico.

√ Querido Carlos: de lo que dijiste a afirmar que los empresarios son semidioses hay menos de un paso. ¿O, de plano, en tu próximo discurso, Crátilo en mano, es lo que dirás citando a Sócrates?

Es dura la vida del semidios/héroe/empresario: volar en avión privado; viajar a todas partes; jugar golf en California; esquiar en Europa y en Colorado; comer en San Sebastián; hacerle al güey cada fin de semana en el yate en los mares mexicanos; sentirse persona del montón caminando en las calles de Nueva York; ir al futbol al Santiago Bernabéu (nuestro empresario/héroe le va al Madrid, no al Barcelona); acudir al Super Bowl y, aunque no le gusta (el jueguito le aburre), ahora bosteza cerveza en mano en la Serie Mundial para tener de qué platicar con el presidente López Obrador, amante del béisbol.

√ Ese es el héroe. ¿Cómo llamar al resto de la humanidad? Bueno, si una palabra estaba haciendo falta para definir a las masas trabajadores, Hollywood la acaba de dar: los otros, los que no son semidioses empresariales, solo son parásitos a los que el gran héroe debe mantener.

√ Y es que, los que no realizan actos heroicos como el de ganar un chingo de dinero, viven una vida de lo más relajada y tranquila: se levantan a las 4 AM para salir de sus casas a las cinco de la mañana y recorrer media ciudad a pie y en transporte público antes de llegar, tres horas más tarde, a sus centros de trabajo; batallar todos los días con asaltantes; sufrir para medio pagar el súper; endeudarse con usureros (¿también son héroes empresariales?) para costear la fiesta de quince años de la pequeña de la casa; resignarse a perder la afición al futbol porque muchos de los buenos partidos solo los transmite la TV de paga (imposible de pagar para millones, por cierto); comer al lado de los restaurantes fifís de Polanco (los que por ahí trabajan) en los puestos de tacos que afean la Ciudad de México y enferman a los consumidores; engordar porque el desayuno diario invariablemente incluye Coca Cola y alimentos chatarra del Oxxo.

√ Tiene razón Carlos Salazar, hay que aplaudir a los héroes empresariales, esos semidioses que mantienen a todos los millones de parásitos del sistema.

√ Pero, ojo, Sócrates también dice en el Crátilo que “la familia de los oradores y de los sofistas es nada menos que la raza de los héroes”.

¿Los héroes son oradores? Es decir, lo son porque hablan y hablan y no dicen nada. Malo cuando un hombre tan productivo como el presidente del CCE se pone rollero, como político en campaña. Productivo, sí porque Carlos Salazar no ha sido héroe/empresario/semidiós, sino en el mejor sentido de la palabra, empleado de grandes empresarios, alguien que empezó muy abajo y alcanzó el éxito con mucho esfuerzo.

√ ¿Los héroes son sofistas? O sea, mentirosos. En la actualidad, al margen del significado original de la palabra, el sofisma es una falsedad con apariencia de verdad. Pinche sofisma del heroísmo empresarial se aventó Carlos.

√ Definidos así, como oradores y sofistas, entonces los héroes/semidioses/empresarios vienen a ser en realidad charlatanes de feria que se las arreglan para vivir de los que sí trabajan y que se la rifan en serio caminando de noche por barrios peligrosos después de salir del trabajo, lugares en los que la normalidad es la madriza y el robo al varón trabajador, y la madriza, el robo y la violación a la mujer trabajadora.

√ Es verdad, en México necesitamos más empresarios para que se generen más empleos. Pero no abusen ni en el comercio ni en el discurso. ¿Es mucho pedir?

√ Si no quieren los empresarios que se les dibuje en las diarios de izquierda como gordos con diamantes en la nariz, deben invertir más, transar menos con el gobierno, ser más innovadores, no despedir gente a la primera crisis y pagar más impuestos (lo cierto es que siempre las arreglan para no pagarle nada al SAT).