Juventud, divino tesoro,<br>¡ya te vas para no volver!<br>Cuando quiero llorar, no lloro...<br>y a veces lloro sin querer...

Rubén Darío

En el ciclismo la mejor politología

Los analistas políticos deberían prestar más atención a las grandes vueltas ciclistas por etapas.

Estamos ya en la tercera semana del Tour de Francia y, probablemente, la nota más destacada ha sido el desastre del, durante años, más que poderosísimo, invencible Team Sky/ Ineos Grenadiers.

Cara afiladita

En 2019 las circunstancias favorecieron a Egan Bernal, joven colombiano de cara afiladita (diría Muñoz Ledo). Una terrible caída que hospitalizó durante mucho tiempo al británico Chris Froome, quien había ganado cuatro veces el Tour de Francia, ofreció al orgullo de la ciudad de Zipaquirá la oportunidad de pelear por la victoria en la más importancia competencia ciclista.

Aplicado y ambicioso —pero siempre contando con la guía y el apoyo de otro competidor destacadísimo, también ganador del Tour, Geraint Thomas—, el colombiano Bernal aprovechó la oportunidad y ganó la extenuante ruta francesa de 2019.

Este año, Egan Bernal aspiró a ser líder del Sky/Ineos Grenadiers. Los directores del equipo aceptaron sus exigencias. Así las cosas, no autorizaron que en el Tour participara Froome —todavía no del todo recuperado— y, sin respeto a su trayectoria, decidieron que Thomas iba a ser un ayudante más del colombiano.

Thomas no aceptó el rol secundario que se le asignaba porque iba contra la más elemental lógica deportiva: en un equipo ciclista en el que hay dos competidores capaces de pelear por el triunfo, es el desarrollo de la propia carrera el que elige al líder, vale decir, los coequiperos terminan trabajando para quien muestre sobre el terreno la mejor condición física.

En los planes del Team Sky/Ineos Grenadiers estaba que no acudiera al Tour de Francia un ecuatoriano también excepcional, Richard Carapaz: en 2019 había ganado para otro equipo el Giro de Italia y se esperaba que lo hiciera en 2020 para su nueva formación.

Ante el conflicto con Geraint Thomas, el Sky/Ineos Grenadiers cambió sus planes sobre la marcha, seguramente motivada su dirección por el hecho de que Bernal se sintiera más a gusto con Carapaz: a este se le obligó a no tratar de repetir su actuación en el Giro para ir al Tour como gregario del joven colombiano.

La carita afilada fue la del sufrimiento

Ayer, en la subida al Grand Colombier, Egan Bernal simple y sencillamente se dio por vencido. Agotado y evidentemente sufriendo espantosos dolores en las piernas, perdió más de siete minutos en relación a los líderes, los eslovenos Primoz Roglic y Tadej Pogacar.

Uno de sus compañeros de equipo llegó con Bernal; todos los otros lo hicieron con más de 20 minutos de retraso.

Y no estaban los experimentados para poder orden en la crisis

Tristemente, no andaba por ahí Geraint Thomas para haber tomado el mando del Sky/Ineos Grenadiers frente a la crisis de Egan Bernal. Ni, tampoco, contó el equipo británico con la sapiencia de Chris Froome, un hombre que en el peor de los casos iba a perder 20 minutos en cada una de las etapas difíciles —sí, como ha ocurrido con los domésticos de Bernal—, pero que cuenta con experiencia y talento de sobra para dirigir operaciones en las vueltas de tres semanas.

La juventud, la juventud… 

Caballo chiquillo, siempre potrillo

Refrán<br>

La juventud no es pecado, pero a veces la gente excesivamente joven no está emocionalmente preparada para encabezar un gran proyecto, como sin duda lo es el de intentar ganar el Tour de Francia… o el de encabezar un partido como Morena que, sin Andrés Manuel López Obrador al frente, parece condenado al fracaso.

Una joven promesa de Morena, Gibrán Ramírez, tuvo en el proceso electoral de 2018 la oportunidad de convertirse en un líder de opinión de izquierda, y la aprovechó. Felicidades.

Dijo en su columna de este lunes en Milenio que le ha costado ataques personales el hecho de “defender el proyecto lopezobradorista, mis convicciones y al presidente en espacios donde nadie lo hacía”.

Su juventud lleva a Gibrán a exagerar la idea que tiene de sí mismo —sin duda es ingenuo decir que él se expresaba a favor de AMLO donde “nadie lo hacía”—, pero no miente cuando afirma que algunas personas, en medios y redes, han hecho mofa “de mi aspecto, de mi físico, de mi vello facial, de mis rasgos indígenas”.

Carita redonda

No debería ser así de cruel el debate político en México. Reprocho los ataques inmerecidos que Gibrán ha recibido. Pero hasta este joven brillante aceptará, cuando la humildad se lo permita, que al menos una de las burlas que ha recibido, sin duda se la ganó: “cara redondita”, como lo describió Porfirio Muñoz Ledo.

Este experimentado y sabio político no atacó a su novato rival en la contienda interna de Morena por simples ganas de joder. Muñoz Ledo nada más se defendió: Ramírez fue quien lanzó el primer ataque. Ahora que se aguante.

La encuesta de Morena

No sé si Gibrán Ramírez ganará la encuesta que determinará al próximo presidente del partido en el poder. Pienso que llevan ventaja Mario Delgado —también agraviado por Gibrán—, Yeidckol Polevnsk y Porfirio Muñoz Ledo. Pero de ninguna manera descarto la victoria del más joven de los aspirantes.

Pienso que el escenario más riesgoso para Morena es el de dejar la dirigencia en manos de alguien como Gibrán Ramírez, quien no tiene suficientes heridas de batalla y, por lo tanto, no cuenta con la estabilidad emocional que se necesita para dirigir una organización política tan compleja; estabilidad que solo dan los fracasos acumulados, las caídas frecuentes en una larga vida de lucha.

Egan Bernal, uno de los mejores ciclistas del mundo, demasiado joven fue el líder del equipo más poderoso: lo dividió al prescindir de sus figuras históricas y el resultado fue que el Team Sky/Ineos Grenadiers hizo en el Tour de Francia 2020 el peor de los ridículos.

Morena no debe cometer el mismo error, menos aún después de que el mozuelo Gibrán Ramírez decidió insultar, jugando al divisionismo, a alguien bastante mayor que él en todos los sentidos, Porfirio Muñoz Ledo.

Porfirio y Alan García

La verdad de las cosas es que Gibrán Ramírez no supo con quién se metió. Quiso golpear a un maestro del boxeo político, Porfirio Muñoz Ledo, y el joven aspirante a la dirigencia de Morena terminó como el caballo blanco, es decir, con el hocico sangrando.

Gente más lista y experimentada que Gibrán se fue rápidamente a la lona cuando quiso ponerse los guantes con Porfirio. Fue el caso de Alán García, el famoso ex presidente de Perú, quien se suicidó cuando iba a ser detenido por el caso Odebrecht.

En cierto evento presentaron a Alan García y a Porfirio Muñoz Ledo. El peruano le dijo al mexicano: "Mucho gusto, es usted tocayo de un conocido dictador de México. Porfirio Díaz". Muñoz Ledo reviró: "El gusto es mío; es usted tocayo de un conocido dictador de Perú...". ¿Quién es es dictador de mi país que se llama como yo?, preguntó sin entender nada el señor García. Porfirio entonces lo noqueó: "Pues precisamente Alan García: usted mismo mi estimado señor".

Derribar a Gibrán Ramírez fue para Porfirio mucho más sencillo.

El otro joven

En el Tour de Francia hay un joven más ubicado que Egan Bernal: Tadej Pogacar. Este esloveno se ha acoplado el ritmo de carrera del equipo líder y marcha en segundo lugar. Difícilmente será campeón, pero si no se la cree terminará en esa posición de gran privilegio. Es el caso de Antonio Attolini, quien probablemente será secretario general de Morena con cualquier presidente o presidenta.