“Si saben cómo me pongo ¿pa' qué me invitan?”

Película colombiana

Los cuestionamientos que hace la periodista Lilly Téllez al rockstar de la epidemiología no son distintos —ni más duros ni más elaborados— a los que hacen muchos colegas suyos a Hugo López-Gatell, a saber:

Ciro Gómez Leyva, de Imagen TV y Radio Fórmula; Héctor Aguilar Camín, de Milenio; Carlos Loret de Mola, de El Universal y W Radio; Raymundo Riva Palacio, de El Financiero; Denise Dresser, de Reforma y Proceso; los autores de la principal columna Reforma, Templo Mayor; Pascal Beltran del Río, de Excélsior; Carlos Marín, de Milenio; Verónica Malo Guzmán, de SDP Noticias; Luis Cárdenas, de MVS y El UniversalManuel J. Jáuregui, alias en Reforma de la familia Junco de la Vega, propietaria del periódico, que por cierto en El Norte publica con un apodo populista, El Abogado del Pueblo; Francisco Garfias, de Excélsior; Manuel Díaz, de SDP Noticias; Manuel López San Martín, de El Heraldo de México y MVS Noticias; Darío Celis, en El Financiero, etcétera.

Inclusive tienen más impacto las críticas de Lilly a Gatell que las de especialistas como Francisco Moreno, del hospital ABC, y Alejandro Macías, quien fue el coordinador del combate a la influenza en el sexenio de Felipe Calderón.

Pero, la verdad sea dicha, excepto alguna mención burlona del presidente AMLO en las mañaneras, las críticas que los periodistas —casi todos en México— lanzamos a Hugo López-Gatell no tienen mayor impacto. ¿Por qué son, entonces, especialmente importantes las de la periodista Lilly Téllez, figura fundamental de TV Azteca y colaboradora de SDP Noticias? Respuesta: porque Lilly, además de periodista, es senadora.

En el reino de la burocracia que es México vale más lo que diga alguien con un buen hueso político que las opiniones del más importante analista. 

Así que quien la invitó a competir en 2028 para buscar un puesto en el Senado es el verdadero culpable de que las críticas de Lilly a Gatell duelan tanto a la 4T —y de que duelen, duelen: de ahí las campañas absurdas de bots de izquierda en Twitter contra ella; de ahí que el rockstar de la epidemiología no sepa qué hacer para que la señora Téllez ya no lo madree; de ahí que hasta la embajada de Rusia intente, con poco éxito, refutarla por sus justas críticas a la vacuna de Putin—.

¿Y quién invitó a Lilly Tellez a ser senadora? Ni más ni menos que el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Querido Andrés, si ya sabías cómo era Lilly, para qué la invitabas a representar a Morena. Yo digo.

Recordemos que Lilly Téllez llegó al Senado como candidata de Morena, pero se enojó con sus compañeros de equipo y se cambió al PAN… y, periodista al fin —es decir, anarquista en el mejor sentido de la palabra—, no dudo que pronto se vaya a cualquier otro partido o se declare independiente... o de plano renuncie a ese circo legislativo tan desprestigiado. Ojalá así sea.

En el caso de Lilly, qué bueno que AMLO dio poder a alguien que a fuerza iba a terminar por ponerse —correctamente, lo subrayo— en contra de la 4T. Pero hay otros invitados a Morena que…

Si Bartlett, quien tiene fama de todo menos de honesto, ha manchado la reputación de la 4T, la culpa es de AMLO, por haberlo invitado.

Y ya sabe Andrés Manuel que el prestigio de su proyecto político sufrirá porque ha permitido que un acusado de acoso y violación como Salgado Macedonio sea candidato de Morena a gobernador de Guerrero. A este tipejo quizá el presidente López Obrador no lo invitó, pero puro haberle cerrado la puerta.

Y ejemplos así sobran en la 4T, desgraciadamente. 

En fin, celebremos que el propio AMLO le haya dado tanta relevancia a una periodista reconvertida en senadora que nomás no se traga todas las historias oficiales; que particularmente cuestiona la calidad de una vacuna en la que la gente seria e informada no confía, la rusa, que en redes sociales los bromistas que hacen los memes ven como un desarrollo de enchílame otra:

Enchiladas

El gobierno democrático, inclusive el encabezado por alguien tan honesto y ejemplar como Andrés Manuel, necesita contrapesos. No tengo la menor duda.

A pesar de que sobran ataques mediáticos de mala fe contra el actual presidente de México, motivados por la pérdida de privilegios, debemos estar contentos de que también existan periodistas amantes de la verdad por la verdad misma. Más contentos aún porque AMLO les llevó a las posiciones de poder en las que no solo no perdieron su vocación, sino que utilizan el cargo para que sus voces críticas se oigan más fuerte y más lejos.