En esto no juega el azar
√ Qué casualidad. Cuando Alfonso Durazo, secretario de Seguridad Pública, anunciaba que empezaban disminuir los homicidios dolosos, en Aguililla, Michoacán el narco emboscó a un grupo de policías. Murieron 13 agentes.
√ Qué casualidad. A un día del primer aniversario de Andrés Manuel como presidente de México, un ataque del Cártel del Noreste provocó la muerte de 13 personas en Villa Unión, Coahuila.
Un poeta, Friedrich Schiller, dijo que no existe la casualidad: “Lo que se nos presenta como azar surge de las fuentes más profundas”.
Se atribuye a Franklin D. Roosevelt haber dicho que en política nada se da por casualidad.
La persona que planeó el ataque de ayer en Villa Unión sabía que en redes sociales rápidamente sus aliados —como un tal @Asmodeus666, “director de la Biblioteca #MexicoReflexivo en la República de Fifidonia”— tratarían de orquestar una campaña para exigir al presidente López Obrador la cancelación de su evento de hoy en el Zócalo. Lo intentaron, y si bien fracasaron, volverán pronto a tan perverso activismo.
Petrus Iohannis Olivi
Soy aficionado a buscar el origen de las palabras. Encontré que casualidad viene del latín escolástico y que la usaba el franciscano Petrus Iohannis Olivi para estudiar el principio aristotélico del azar.
Cuando leí el nombre del franciscano, rápidamente me olvidé de ese concepto ya que recordé lo más importante en la obra de Petrus Iohannis Olivi: su pensamiento económico, que para nada coincidía con el de Tomás de Aquino. Esto es importante a la luz de la reflexión que ha iniciado AMLO sobre la “economía moral”.
Ambos, Tomás de Aquino y Petrus Iohannis Olivi, reflexionaron sobre la relación entre la ética y la economía, particularmente sobre la moralidad de los comerciantes o mercaderes.
Si para Tomás de Aquino había algo de esencialmente inmoral en la vida económica, para Petrus Iohannis Olivi no era así.
Subrayemos antes de continuar, una diferencia fundamental entre ellos: Tomás de Aquino era dominico y el otro, Petrus Iohannis Olivi, franciscano.
Iglesia pobre, sí, pero sin combatir la riqueza
Es interesante recordar que los franciscanos—cito un artículo de internet de Yazmil Valdez— "querían una iglesia pobre, porque tenían que ser testigos del mensaje del evangelio, pero se dieron cuenta que no podían imponer la pobreza...los eclesiásticos pueden ser pobres, pero no tienen que bloquear el desarrollo del comercio, los negocios y la sociedad”.
Desde su pobreza personal, Petrus Olivi desarrolló dos teorías económicas: la teoría subjetiva del valor y la teoría de los préstamos.
En el articulo citado, la señora Valdez destaca un hecho: “No es una coincidencia que los calculadores de Oxford nacen gracias al trabajo de los franciscanos”.
En efecto, los franciscanos habían decidido vivir como pobres, pero no se oponían a nadie que quisiera prosperar en los negocios. Creo que esta es la esencia de la política económica del presidente López Obrador: quiere una gobierno modesto y austero —no puede haber gobierno rico con pueblo pobre—, pero entiende y apoya a quienes se dedican con honestidad a enriquecerse en las actividades empresariales.
El franciscano
De la tesis doctoral de Paloma Llorente Megias sobre la crítica de P.I. Olivi al aristotelismo de su tiempo tomo esta biografía del franciscano:
√ “Este curioso franciscano narbonés…, con pericia, se movía en la delgada línea fronteriza que separaba, en aquellos duros tiempos, ortodoxia y herejía”.
√ “Petrus Iohannis Olivi (1247(8)- 1298), nació en Serignan, en tierras de Provenza donde todavía resonaba el eco de las enseñanzas y la evocación del martirio de los cátaros a manos del rey francés y del Papado, convertidos ahora en sus nuevos señores”.
√ “El joven Olivi ingresó en la Orden de los Franciscanos, a la edad de 12 años, y pronto destacó por sus capacidades intelectuales, de manera que sus superiores le alentaron a seguir estudios superiores”.
√ “Se formó en la Universidad de París (donde conoció a Buenaventura y Tomás de Aquino)”.
√ “Sensibilizado por los cambios sociales que su época produjo, trató de desarrollar instrumentos intelectuales válidos para los nuevos tiempos, consciente de que la vieja tradición medieval y patrística ofrecía respuestas poco satisfactorias a los nuevos problemas planteados y de la importancia que adquiría la fuerza especulativa e interpretativa del ‘recuperado’ Aristóteles”.
√ “La reflexión oliviana, presidida por una gran capacidad y libertad, está asociada a un profundo y sincero compromiso ético con los principios franciscanos. De aquí que una de las constantes de su reflexión gire en tomo al binomio dinero-pobreza”.
√ “Formado en la tradición agustiniana, se percata claramente de sus limitaciones pero, al mismo tiempo se muestra crítico con el aristotelismo, el nuevo paradigma que parece triunfar en los ámbitos universitarios”.
√ “Su independencia intelectual, unida a su firme actitud espiritual, resultaba incómodas, de manera que se buscaron los medios para, en primer lugar, marginar al docente y , en segundo lugar, condenar su obra y su persona bajo la acusación de herejía”.
√ “Así, mientras Alberto Magno y, sobre todo, Tomás de Aquino adoptaban las teorías acerca del bien común, del precio, del valor, del dinero ya consideradas por Aristóteles para insertarlas en el tradicional pensamiento teológico-moral de la Iglesia y así justificarlo, sin llegar a plantear el problema en su aspecto económico, el análisis del texto oliviano De emptionibus et venditionibus, de usuris, de restitutionibus nos revela cómo fue posible crear unos criterios que, alejados del lenguaje teológico, canónico y aristotélico, propiciasen el entramado jurídico, tanto teórico como conceptual, que legalizase la praxis de las relaciones comerciales y sociales de finales del siglo XIII. El mundo se matematiza, se contabiliza y el cosmos aristotélico se hunde”.
√ “Desde un punto de vista metodológico, Olivi parte de los conceptos de compra-venta, usura y restitución como términos que vertebran el lenguaje en las relaciones económico-sociales”.
√ En relación a los contratos, analiza “cuáles son los criterios ético-jurídicos que permiten, de la manera más justa posible, una relación mercantil basada en la libertad individual y en el libre comercio”.
“La actitud teórica predominante en la Edad Media ante la realidad económica se basaba en juicios morales”.
√ “Contrariamente a esta posición, Olivi manifiesta que la tasación del precio de las mercancías no debe ser constituida a partir de un valor puntual ni absoluto de las cosas, sino a partir de un acuerdo establecido en común y libremente entre el vendedor y el comprador”.
√ “Para establecer los criterios de valor, Olivi recurrió a la teoría del valor de uso”, esto es, “la relación que se establece entre un sujeto y una mercancía concreta”.
√ “Esta relación es analizada a partir de tres principios: la utilidad (las propiedades de una mercancía nos resultan más o menos útiles); la rareza o escasez (dada la escasez de una mercancía mayor será la necesidad de la misma y menor la posibilidad de su posesión y de su uso); el placer o deseo (las cosas resultan a nuestra voluntad más o menos placenteras)”.
La economía franciscana
En otro ensayo, de Alvaro Perpere, se dice lo siguiente sobre el economista franciscano:
√ A diferencia de Tomás de Aquino, para Petrus Olivi “es virtualmente imposible separar la evaluación moral que se hace de la actividad de los mercaderes de la evaluación del impacto social que tiene esta actividad, y eso dará como resultado diferencias sustanciales en su análisis y en sus conclusiones”.
√ “En este sentido, para el franciscano comprender el fenómeno económico incluye el reconocer el impacto social que tiene y, por lo tanto, volverlo inseparable uno de otro”.
√ “No hay duda de que hay un espacio importante para la ética y de hecho coincide en sostener que tanto el fraude como el abuso deben ser explícitamente condenados por él como inmorales. Pero asumida una situación en el que ninguno de estos elementos —el fraude y el abuso— están presentes, la actividad de los mercaderes aparece como una realidad compleja que para ser comprendida vuelve necesario el ir más allá del puro análisis abstracto del intercambio aséptico de bienes”.
√ “El comercio real es una situación en la que se entremezclan la ética, los peligros y cargas concretas que sufren quienes se dedican a este oficio, y además, muy especialmente, la utilidad común al bien público que ellos generan”.
La economía moral… y el daño que hace simplemente definir como ilícito el comercio que nadie puede impedir
El tema de estudio que Andrés Manuel ha querido poner en el centro del debate —creo que con éxito— es el de la economía moral, que también podría definirse como economía franciscana. El dirigente, religioso o político, debe vivir con austeridad, pero está obligado a establecer reglas para que las actividades mercantiles florezcan y, por lo tanto, se genere la riqueza honesta que crea empleos y bienestar para todos, especialmente los que menos tienen.
En este contexto creo que vale la pena discutir la moralidad de una actividad comercial considerada ilegal, aunque en cierto proceso de legalización, en todo el mundo: el comercio de drogas no con propósitos medicinales, sino de simple placer.
El costo del tráfico de drogas se mide en miles de muertos. Ningún consumidor de estupefacientes dejará de adquirirlos solo porque lo prohiben la ley y la ética. Todo lo contrario, los adictos estarán dispuestos a pagar precios cada día más elevados porque el costo de las drogas incluye el de reclutar potentes grupos armados capaces de enfrentar a cualquier organización policiaca o militar.
El poder de fuego de las mafias del narco lo financian los consumidores. Esta es la verdad.
¿Es ético prohibir lo que no puede ser prohibido? El adicto es un esclavo que no se liberará solo porque legal o moralmente se le condene. El remedio a su enfermedad pasa por muchas y carísimas etapas de tratamiento clínico y psicológico imposibles de pagar por el Estado. Debe permitírsele consumir lo que necesita. Si lo hace de una manera legal, ese comercio aportará recursos en forma de impuestos que podrían íntegramente dedicarse a prevenir y curar las adicciones.
Creo que el siguiente capítulo del ensayo sobre economía moral de Andrés Manuel deberá ir al fondo del análisis de qué es lo hace ilegal a una actividad comercial que nadie ha podido combatir con éxito. Argumentos como los del franciscano Petrus Iohannis Olivi —que en mi opinión coinciden en lo esencial con el pensamiento del presidente de México— podrán servirle para encontrar justificaciones políticas que lleven a un cambio de paradigma en el debate de la compra-venta de drogas.