En un artículo anterior me ocupé de las cartas de AMLO al rey Felipe VI y al Papa Francisco desde la dimensión de la moderna ciencia de la historia. En esa ocasión probé que AMLO incurrió en una falsificación de la historia de América al pasar por alto algunos criterios de los objetos históricos, especialmente el perspectivismo - ver enlace 1 al final -. Ahora me ocuparé de las famosas cartas de AMLO desde la dimensión moral para probar que aquí también incurre en falsificación.  

Del arrepentimiento y el perdón:

El arrepentimiento es el afligido reconocimiento de una culpa propia por la cual aceptamos haber sido causa de algún daño a otros - plano intersubjetivo - o a nosotros mismos - plano subjetivo. El reconocimiento de una culpa suele ponernos en alguna tonalidad del dolor, y es gracias a ese estímulo del dolor que sobreviene el arrepentimiento. Cuando el arrepentimiento se da en el plano intersubjetivo - daño ocasionado a otros - a veces se hace acompañar de otras emociones y sentimientos, como la vergüenza y la compasión, y nos puede llevar en casos extremos al deseo de pedir perdón. Digamos que el perdón es la solución final del arrepentido, y si la busca es porque sabe que la concesión del perdón al menos le puede atenuar su dolorosa condición psicológica. 

Bien visto todo esto, estamos hablando de experiencias internas del individuo que se manifiestan como emociones, sentimientos y deseos, y que se ajustan a una relación causal: hemos hecho algo, luego viene la conciencia de culpa, luego el arrepentimiento y terminamos deseando pedir perdón.

Vale aclarar que me estoy refiriendo al arrepentimiento y el perdón en términos muy generales. Lo cierto es que este asunto tiene variantes que merecen tratamiento aparte. Por ejemplo, a veces las personas corrigen sus errores sin necesidad de pedir perdón o incluso sin tener que arrepentirse por lo que han hecho. Sin embargo, la forma que estamos asumiendo representa la moda estadística o el caso más frecuente en nuestra experiencia.

AMLO y sus creencias falsas:

En todo lo que sigue asumo que AMLO se toma a pecho las cosas que dice en sus cartas. Siendo así, y como el perdón presupone una culpa, se concluye que AMLO le está imputando una culpa al rey Felipe VI y al Papa Francisco por las injusticias cometidas por España y la Iglesia Católica durante la Conquista y la etapa colonial en México. Y supongo que AMLO considera esa culpa como participada con el resto de españoles y vaticanos. Pero aquí AMLO pasa por alto que todas esas personas no están insertadas en alguna relación causal con ese remoto pasado, ni con sus bondades ni con sus maldades. 

Este error de AMLO se debe a que está confundiendo la explicación científica con un problema moral. Cierto que la situación actual de la Iglesia Católica, de España y de México se puede explicar en parte históricamente - científicamente - yendo hacia atrás en el tiempo, incluso llegando hasta el momento de su fundación o más allá; pero semejante regresión analítica no aplica a la moral por la simple y sencilla razón de que las culpas no son transferibles entre las personas. Toda pretensión de transferir culpas en este sentido es completamente anómala y está destruyendo un concepto fundamental en la moral y la ética: la responsabilidad individual.

Pero como AMLO incurre en esa anomalía, es menester concluir que él tiene la falsa creencia de que la culpa se transmite entre los hombres de generación en generación, de tal forma que hombres manchados por una culpa traen a la vida hombres manchados por la misma culpa. Solo bajo esa creencia falsa podría justificarse eso de demandarle al Papa Francisco y al rey Felipe VI que pidan perdón por las culpas de los protagonistas de ese remoto pasado, yendo desde Hernán Cortés y los virreyes y sus cortes, hasta los más ordinarios europeos y mestizos que anduvieron por ahí sacando partido de las injusticias en provecho de sus alforjas.

Con esto AMLO pone en entredicho su ideología liberal por cuanto su creencia falsa lo asimila con doctrinas medievales del pecado original, como el traducianismo, la herencia o el tomismo. Y nótese que la misma regresión a lo medieval ocurrió cuando vimos en un artículo anterior este asunto de las cartas desde la dimensión de la moderna ciencia de la historia - ver enlace 1 al final -      

Bien, una vez que AMLO postula la reconciliación como una necesidad - que en realidad es necedad -, tenemos que concluir que él considera que existe un mejor mundo posible en lo que toca a la relación trilateral, y en el cual no estamos, por supuesto. Por desgracia, en este punto AMLO y todos estamos en el vacío porque él no ha sido capaz de revelar al menos los caracteres más significativos al caso. Por ejemplo, en torno al mundo real no nos ha dicho cuáles son los comportamientos inferiores que socavan o bloquean nuestras interacciones con los españoles y los vaticanos, y de haber estos problemas. Tampoco nos ha dicho cómo la reconciliación podría perfeccionar esos comportamientos para acceder a mejores interacciones - el mejor mundo posible -. En llano, lo único que sabemos en este tema es: que hay un ideal de mejor mundo posible en la mente de AMLO, que lo sabemos porque a él se le ocurrió decirlo, pero que ni él ni nosotros sabemos qué diablos significa.

En lo que sí ha sido muy claro y exacto AMLO es en enunciar las dos condiciones necesarias - que en realidad son necias - para acceder a ese mundo ideal que ni él sabe qué diablos significa. Primera, que el rey Felipe VI y el Papa Francisco reconozcan las injusticias cometidas por España y la Iglesia Católica en ese remoto pasado. Segunda, y a causa de lo anterior, que pidan perdón en obsceno acto público durante los festejos centenarios del 2021.

El problema para AMLO es que la primera condición - reconocimiento - ya está más que cumplida desde hace mucho tiempo. A saber, el rey Felipe VI y el Papa Francisco, así como sus antecesores modernos,  han asumido este asunto correctamente, no como un asunto moral que concierna a sus personas, sino con el perspectivismo y con el compromiso educativo que puede caberle a la moderna ciencia de la historia - ver enlace 1 al final -, es decir, reconociendo los errores cometidos por España y la Iglesia Católica en las circunstancias en que fueron cometidos durante ese remoto pasado, y dando por verdad que dichos errores no deben repetirse. Y esa postura correcta también aplica al promedio de los españoles, vaticanos y mexicanos.

La prueba sobre lo anterior la tenemos en las interacciones reales entre los tres grupos humanos, y que son de respeto, cordialidad y hasta de afecto. Al menos no sabemos que españoles y vaticanos, incluyendo al rey Felipe VI y al Papa, opinen que los mexicanos merezcamos ser conquistados, masacrados, avasallados y esquilmados. Y sabemos por lo menos que el mexicano promedio es razonable y entiende que las injusticias del remoto pasado son lección mas no causa personal, de tal forma que sabe encaminarse en el presente con la lección a cuestas y se comporta con afecto y respeto hacia los otros.

El diario El Financiero publicó recién una encuesta nacional donde incluyó una pregunta sobre el tema de las cartas de AMLO. De acuerdo a sus resultados, el 59% desaprueba la postura de AMLO y sólo el 27% la aprueba. Bueno, me parece que este dato va en apoyo de lo que he dicho arriba.

Todo lo anterior nos prueba que los tres grupos humanos han asumido este asunto en la forma correcta, con perspectivismo, sin heredar culpas y rencores, lo cual ha hecho posible que el compromiso educativo de la historia surta efecto en ellos y en nosotros dando como resultado un notable mejoramiento moral. 

En cuanto a la segunda condición, el perdón, creo que ya está claro que AMLO se deja guiar por una creencia falsa en tanto el Papa Francisco y el rey Felipe VI no pueden pedir perdón por una culpa que no tienen.

Así, resulta que de las dos condiciones que impone AMLO para la reconciliación, una ya está cumplida de sobra y desde mucho tiempo atrás - el reconocimiento -, y la otra es una creencia falsa de su cosecha - el perdón -. Siendo así, entonces el mundo ideal al que aspira AMLO en este campo resulta ser otra creencia falsa producto de su imaginación, una mera ensoñación. Y ocurre que esta verdad se asomó con cierto pudor en las palabras del mismo Marcelo Ebrard cuando declaró recién que la relación con España "es bastante buena" y que "es más grande que la carta". En efecto, es otro modo de decir que las cartas de AMLO son una ensoñación que no cabe en una actividad eminentemente práctica como la política.

Creo que ya queda claro que las cartas de AMLO incurren en una falsificación de la moral: se pone un problema moral donde no lo hay.  

Mientras escribía este artículo no dejaba de pensar en las muchas similitudes que tiene AMLO en este caso con Cándido y el doctor Pangloss, personajes principales del cuento de Voltaire "Cándido, el optimismo". En efecto, si los dos personajes ficticios estaban convencidos de vivir en el mejor mundo posible pese a todas las tragedias y tribulaciones que les ocurrían, AMLO está persuadido de que no estamos en el mejor mundo posible pese a que las relaciones con España y el Vaticano son tan cordiales y respetuosas como cabría esperar que fueran entre tres países civilizados. La diferencia entre el doctor Pangloss y AMLO es que el primero sabía dar razón de su mejor mundo posible con su recalcitrante e ingenuo racionalismo, en tanto que AMLO no da razón del suyo.

Enlace a artículo anterior:

1.- https://www.sdpnoticias.com/nacional/2019/03/30/amlo-y-su-ruinosa-falsificacion-de-la-historia-de-america

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