Está bien, no es normal. Sí en algo tienen razón los detractores del presidente Enrique Peña Nieto, es que la captura de dos ex gobernadores priistas en menos de diez días, es todo, menos normal.

Pero no por eso es una estrategia electoral, entregas pactadas, convenios internacionales, etc.

Es tiempo de reconocer cuando se hacen las cosas y se hacen bien, y es que resulta increíble darse cuenta de que nada les parece a quien todo critican. En primer lugar porque están prófugos y no se les atrapa, después porque las capturas se dan con poco tiempo de separación, ¿cuál es el tiempo ideal?

Con la captura de Javier Duarte de Ochoa se han presentado tres posturas predominantes: la primera, se trata de los que felicitan y se mantiene al margen, son todos aquellos personajes que felicitan a la PGR y a las autoridades guatemaltecas por la detención pacifica del exgobernador de Veracruz.

La segunda postura, es la que toman todos aquellos que felicitan, pero se suben al barco del triunfo. En esta posición se colocó el actual gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, quien al enterarse de lo sucedido convocó a una conferencia virtual a primera hora del día siguiente, es decir ayer domingo.

En su discurso, Yunes Linares después de agradecer el trabajo del gobierno federal y guatemalteco, se adjudicó asimismo como personaje clave y fundamental para la detención de Duarte, incluso señaló el hecho como una victoria y una promesa de campaña cumplida.

La tercera, es la que asumen quienes obviamente no felicitan, en su lugar continúan con sus ataques, en este caso se encuentran casi todos los personajes claves de la oposición, es decir: PAN, PRD, Morena e independientes.

Pero algunos incluso van más allá, ya que califican a Duarte de Ochoa como un “chivo expiatorio”, como el líder nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador. Lo anterior me hace cuestionarme seriamente si en verdad sabe lo que significa la expresión referida, porque en ese caso estaría exculpando al exmandatario de Veracruz.

Es decir, en su afán por criticar todas las acciones del gobierno de Peña Nieto, el tabasqueño cayó en una gran contradicción, pues a quien en su momento catalogó como un político corrupto y deshonesto, ahora le da el trato de una persona a quien quieren hacer culpable de algo que no lo es, sirviendo así de excusa a los fines del inculpador, que es lo que significa la expresión “chivo expiatorio”.

Si bien en política nada es casualidad y todo se hace por un fin específico, también se debe ser muy inteligente al momento de cuestionar una acción, utilizando las palabras adecuadas, ya que se corre el riesgo de caer ambigüedades.

Es pronto para saber cuál es el trasfondo real de estas detenciones, lo importante por ahora es que ya están en manos de la justicia, y que en breve serán juzgados por el gobierno mexicano por sus hechos, y si resultan culpables, purgarán una condena.