En México, la famosa acción del “dedazo” para otorgarle un beneficio o una posición a alguien es parte de la cultura nacional, no olvidemos que miles de trabajadores de los estados locales y federales tienen sus puestos de trabajo gracias a que sus amigos o parientes con mayor jerarquía los han colocado ahí, cientos de jueces o proyectistas por ejemplo son parientes directos o indirectos de magistrados, directores de áreas de las diferentes dependencias o jefes de departamentos, son parientes de sub secretarios por citar otros ejemplos, esta cadena de favores es parte de la vida nacional y el “dedazo” es exactamente lo mismo, por lo que suena extraño y hasta ridículo que políticos de otros partidos califiquen al PRI junto al presidente Enrique Peña con un mal intencionado favoritismo y ejercicio del poder antidemocrático al darle la venia a José Antonio Meade Kuribreña como precandidato del PRI a la presidencia, cuando quizá 7 de cada uno de los trabajadores del estado y de los partidos políticos están ahí bajo el cobijo, el nepotismo y “dedazo” de alguien.

Negocios, dedazo y nepotismo

Ejercer el poder para controlar y colocar a gente en posiciones estratégicas es muy común en el ámbito empresarial donde la “democracia” es inexistente ya que la toma de decisiones, la producción el servicio y la logística recaen en quien lleva las riendas de la empresa, pero en México este concepto “empresarial” es llevado a las instituciones del estado y dentro de partidos políticos que son manejados como un gran negocio porque se controlan grandes presupuestos, se coloca a gente con grandes sueldos y tienen la oportunidad de volverse ricos prácticamente de la noche a la mañana.

José Antonio Meade, el precandidato

No dudo que para esta ocasión, el PRI junto al presidente en turno Enrique Peña, la decisión de colocar como precandidato a Meade Kuribreña, fue tomada con absoluta cautela basada en una estrategia totalmente política donde la figura de dicho personaje es completamente tecnócrata ligada más a una estructura de trabajador del estado que a la de un político convencional y dentro de estas características está la de haber formado parte del gabinete panista de Felipe Calderón Hinojosa como secretario de hacienda, siendo el único personaje que tuvo continuidad en el cambio de administración presidencial entre el PAN y PRI.

José Antonio al parecer nunca ha militado en partido alguno, es de alguna manera un “candidato” independiente pero con muchas relaciones con personajes poderosos del PRI y el PAN, lo que lo convierte en un personaje que puede atraer votos de ambas corrientes partidistas y llegar a acuerdos con quienes mueven las bases de ambos partidos, sólo que esta vez podría atraer el voto del PRD, ya que con los panistas realizaron una alianza denominada “Frente Ciudadano por México”, donde José Antonio Meade podría ser el candidato ideal para ello.

Un candidato ideal para la continuidad

La gran mayoría de los mexicanos estamos educados para ser conservadores, así funcionan las familias, negocios y empresas, no somos partidarios del cambio y mucho menos cuando es repentino, hemos dejado que la clase política nos domine desde la cuna, con los preceptos educativos donde las grandes figuras son ellos mismos, los políticos y sólo basta con abrir un libro de texto de primaria para ver a los ex presidentes guapos, fuertes, viriles y mega inteligentes. Meade es un personaje totalmente conservador, educado en las mejores escuelas, proviene de una familia de buena posición económica, con un matrimonio al parecer sólido con una mujer también educada, artista y profesionista, digamos que su estructura es ideal para competirle a quien se encuentra por parte de la izquierda arriba en las preferencias electorales rumbo al 2018 y esta es la estrategia de Peña y seguramente Luis Videgaray, que es amigo de Meade desde hace más de 20 años, para que el PRI siga en el poder al menos 6 años más.