Hace unos días unos amigos que venden juguetes de colección, fueron asaltados en Boca del Rio Veracruz. Habían ido a vender a la “Expo-Mac” acompañados de sus hijos, dos niños que aún no tienen clases en la Ciudad de México debido al sismo y después de pasar varios días vendiendo, fueron a comer, dejando  estacionada su camioneta con su mercancía y al regresar, habían sido saqueados. Los asaltantes se llevaron hasta sus maletas con ropa.

Con el coraje y la frustración pidieron ayuda de la policía, ahí se enteraron que en el estado operan 4 corporaciones la local, que fue la primera que encontraron, les dijo que ellos no podían hacer nada, les recomendaron que fueran a las colonias más pobres de Boca del Río a ver si veían por ahí su mercancía.

En una de esas colonias los encontró un convoy de la Policía Federal, les marcaron el alto y les preguntaron qué hacían, al explicarles y ver a los niños, los federales les recomendaron que salieran de esas colonias: “Váyanse, aquí matan”, les dijeron. Los federales les explicaron que debían levantar un acta en la Procuraduría local y que ahí podrían pedir que les enseñaran un video de las cámaras que el gobierno panista ha puesto en varias colonias para identificar a los asaltantes y así podrían dar con el paradero de los malhechores y de su mercancía.

Mis amigos regresaron a la policía local, incluso se encontraron con los policías que les habían recomendado hacer su ronda en las colonias peligrosas, se entrevistaron con el Jefe de Sector y les dijo que no podían hacer su denuncia, pues habían pasado ya “muchas horas” y además les pidió factura de su mercancía. Al presentar las facturas, el jefe se sorprendió y después de revisarlas ordenó a sus subalternos que “levantaran una acta”.

Mis amigos reclamaron al jefe de sector el nulo apoyo de sus policías, a lo que le jefe les dijo que creían que el material era robado, pero que como traían la factura, les hacía “el favor” de levantar el acta.

Varias horas después, al salir, un policía les abordó y les preguntó cómo cuánto valdría su mercancía, y pidió detalles de algunos juguetes, después les dijo que el domingo se ponía un mercado, el Tepito veracruzano- “seguro ahí encuentran sus juguetes”, les informó. Mis amigos me dicen que se quedaron con la idea de que los policías estaban coludidos, pues su interés principal, me dijeron, era el valor de todos los juguetes que les habían robado.

Este caso como muchos otros demuestra la terrible indefensión en la que todos estamos frente a las autoridades que todos pagamos para que nos protejan, policías que no tienen un protocolo de actuación, que no investigan, incluso que no tienen ni siquiera la más mínima empatía con las víctimas con las que tratan.

Hace unos días también nos enteramos que las autoridades retiraron las pertenencias de 1500 cajas de seguridad en Cancún y el viernes que no atenderían a ningún dueño de estas cajas si éstos estaban amparados y habían interpuesto una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos, es decir, somos los puerquitos de la autoridad, nos pegan y nos pegan y si nos quejamos, entonces se niegan a atendernos.

Ya lo había predicho Emile Durkheim al cuestionar la represión del Estado y teorizar que si hay algo mal en la sociedad, la delincuencia sería una de las reacciones de este mal, seguramente el sociólogo y filósofo francés  actualizaría sus teorías si conociera el actuar del Estado mexicano.

Tan mal estamos en nuestro país como sociedad que una parte importante de varios pueblos precisamente en Veracruz y en Puebla se dedican a asaltar trenes, en otros lados a robar combustibles, en las zonas con narcotráfico los pobladores se dedican a protegerlos y si acaso el ejército o la marina, porque no se puede confiar en las policías, los atrapan hacen marchas y cierres para protestar.

Los estudios sobre la corrupción nos ponen en los primeros lugares, los del secuestro también, sí hay un estudio donde se mida algo malo, nuestro país estará en los primeros lugares.

¿Y qué hacemos? Nada, si acaso indignarnos, a veces horrorizarnos, pero no pasa de ahí, hace unas semanas escribí que estaba bien matar a una mujer y muchos amigos me criticaron duramente; Mara sigue esperando justicia, pero Cabify ya vuelve a dar servicio en Puebla. ¿Tendrá mejores filtros para escoger a sus choferes? ¿La autoridad los revisa de manera más exhaustiva? Yo creo que no.

 ¿Por qué no se sigue el caso de Mara? Porque un medio dijo que había dudas en la actuación de Mara, que había salido con un hombre unas horas antes, es decir, se sembró la duda, se descalificó a Mara. ¿Qué no se estaba investigando su asesinato? O ¿importa más si su comportamiento es o no moral?

La duda nos está transformando en una mala sociedad, en una sociedad donde se pierde lo importante y se distrae con los detalles sórdidos. 1500 personas deben ahora comprobar si sus pertenencias que tenían en una caja de seguridad eran o no suyas, si alguien guardó unas joyas y no tiene su factura ¿Qué va a pasar? Déjeme adivinar…Pasarán a ser propiedad del oficial “de la gorrita” de la Siedo o de su jefe.

En otros países, en donde hay una sociedad que se basa en valores fuertes, uno de ellos, la confianza, pasa algo en su casa, o en la oficina inmediatamente llaman a la policía, en México si pasa algo, lo que sea, uno se aguanta, asume su consecuencia y su costo y que Dios nos ayude, porque del Estado no se espera nada.