La alfombra roja de los Grammy Latinos dio mucho de qué hablar, y no tanto por los artistas premiados aquella noche en sus diferentes categorías, sino por un acto en particular que poco después de que tuvo lugar en el evento, comenzó a circular por las principales redes sociales por la polémica que desató, dividiendo, como era de esperarse, a la opinión pública en dos sectores; aquellos que lo apoyaron y aquellos que no. Resulta que la cantante chilena, Norma Monserrat Bustamante Laferte, mejor conocida como Mon Laferte, aprovechó dicha alfombra celebrada en Las Vegas, Estados Unidos, para realizar una protesta contra la violencia que se vive en su país actualmente, en la cual mostró sus pechos descubiertos ante decenas de medios, tanto nacionales como internacionales con un claro mensaje: “En Chile torturan, matan y violan”. Asimismo, la artista llevaba un pañuelo verde alrededor de su cuello en apoyo a la legalización del aborto. Pero no es la primera vez que la cantante alza la voz respecto a lo que, para ella, es violencia ejercida hacia las mujeres, porque creo yo que la mayoría de las veces, sino es que todas, hace referencia principalmente a ellas. Un ejemplo de esto es la respuesta que le dio a un reportero por allá del 2017, durante la promoción de su disco “La trenza”, por haberle preguntado que cuál era su secreto para mantener a un público en su mayoría conformado por mujeres, cuando usualmente es este género el que más se ataca entre sí: “Creo que no hay secreto para nada, realmente si tuviéramos un secreto para algo pues estaría bien cabrón, todos seríamos magos si tuviéramos el secreto de la vida. Tampoco me parece que las mujeres se ataquen, creo que tu comentario es un poco machista. No sé, creo que tienes que informarte más o a lo mejor quitarte algunos prejuicios porque creo que no está formulada bien tu pregunta” (ElUniversal, 07/XI/17). Pero la cantante, claramente irritada por el cuestionamiento, fue más allá: “Es que sabes lo que pasa, llega un punto en que yo como mujer estoy hasta la madre de que me hagan preguntas pendejas machistas, de verdad, es que me harto porque siempre preguntan ese tipo de cosas, siempre se me va a juzgar más sólo por el hecho de que soy mujer, y me va a costar el doble porque soy mujer ¿Sabes? Entonces estoy un poco hasta la madre de eso”. Como puede leer, apreciado lector, la cantante interpretó la pregunta hecha por el reportero como machista. Juzgue usted mismo.

Ahora, con los antecedentes de no quedarse callada ante lo que considera violencia machista, era de suponerse que en algún otro momento de su carrera iba a hacer uso de la protesta para hacerse escuchar. Y qué mejor que en un evento de talla internacional como este, el cual reúne a artistas del calibre de Rosalía que actualmente arrasan en los charts de popularidad a lo largo del mundo con el género de Reguetón. Lo que quizá no se esperaba la chilena es que no todos iban a compartir su entusiasmo por mostrar sus senos a la intemperie ante los medios de comunicación en señal, valga la redundancia, de protesta.

Es hasta este punto que, como escritor del presente artículo de opinión, tengo que fijar mi postura respecto a la controversia desatada por la artista con su acto de libre expresión, pero antes de esto, permítame aclarar algunas cosas. Cada quien es libre de expresarse, y por consiguiente de protestar como se le dé la gana, claro está (o al menos eso quiero suponer), siempre y cuando no interfiera con los derechos y las libertades de los demás. De la misma forma, apegándonos a este principio de libertad expresiva, cada quien es libre de opinar respecto a con qué forma de expresión se siente identificada y con qué forma no, igualmente, siempre y cuando no recurra a la descalificación infundada y a la agresión deliberada. Hay que respetarnos, pues, aunque no estemos de acuerdo con la otra persona.

Por lo tanto, puedo decir que NO comparto en lo más mínimo la forma de protestar que utilizó la cantante, y no porque me escandalice por un par de senos descubiertos a la vista de todos, ya que no estamos para moralismos ni argumentos mojigatos, sino por la intrascendencia que esto conlleva para con los altos índices de violencia que sufren las mujeres, tanto en su país como en México. Aunque eso sí, su propósito de visibilización del problema ante las audiencias resultó eficaz, porque créame, el mensaje llegó a muchas personas que no tenían ni idea de esta problemática, pero no basta con esto si no se tiene un plan de fondo. ¿Acaso los índices de torturas, violaciones y asesinatos hacia las mujeres disminuirán porque una cantante mostró sus pechos ante las cámaras? No nos engañemos. El acto ahí queda, sin trascendencia de por medio. Bien por ella si quiere protestar así, bien por aquellos que están o no de acuerdo, bien por la libertad de expresión que permite mostrarse sin tapujos ante los medios, pero mal si se piensa que con eso es más que suficiente para combatir, y en el mejor de los casos, eliminar la violencia que, aclaro, aunque ataca mayoritariamente a las mujeres, también afecta la vida de los hombres.