“Productor de series de narcos”. Como si eso fuese ilegal. Como si se tratase de algo sucio. Como si fuera cierto. Lo dice Reforma en su principal columna política. Es la manera que encontró el redactor de Templo Mayor, seguramente siguiendo instrucciones de la dirección editorial, para insultar a Epigmenio Ibarra. 

“Productor de series de narcos”. Vulgar insulto generado por las obsesiones de Juan Pardinas, fanático ultraderechista que tanto daño le hace al que ha sido un gran periódico desde que, hace tantos años, nació en Monterrey como El Norte. Comentario realizado únicamente con el ánimo de chingar por chingar porque, sin duda, la actividad de Epigmenio en la TV es legal y limpia, reconocida dentro y fuera de México por si hiciera falta aclararlo. Un trabajo decente y de calidad que va mucho más allá de las historias sobre el crimen organizado, que por otra parte deben contarse. El director de Argos las ha contado espléndidamente y han servido para que mucha gente entienda la naturaleza y las causas —diría Adam Smith— del infierno que vivimos los mexicanos.

No pocos periodistas le hemos pedido a Andrés Manuel no incluir entre la “prensa fifí”al diario de la familia Junco. Por su historia, por sus aportaciones, por su buen periodismo pensamos que Reforma no merece que se le descalifique de esa ni de ninguna otra forma. Hoy, tristemente, por su comentario pinche sobre Epigmenio, el rotativo mencionando se ganó el epíteto... y algo más: el desprecio de quienes en otras ocasiones hemos aplaudido sus investigaciones, su ética y su objetividad.

Pocos mexicanos dedicados a la TV son más exitosos que el señor Ibarra. Se puede estar, o no, de acuerdo con él. Pero si se va a hablar con seriedad, debe reconocerse la excelencia de su trabajo. Ahora bien, como ciudadano que participa en política, no hay duda de la honestidad con la que Epigmenio defiende las causas en las que cree.

Tiene defectos, como todos, pero es un hombre talentoso, creativo y bueno. No es ambicioso, o no en la lógica del poder. Si Epigmenio Ibarra quisiera estaría en el gabinete de AMLO. No le interesa. Apoya como nadie a la 4T, pero no lo hace para obtener beneficios materiales. ¿Por qué lo ha injuriado Reforma? Porque, por lo visto, el dogmatismo ideológico —padre de la violencia verbal que destruye el debate y que invariablemente está en el arranque de los grandes conflictos— alejó a Reforma del periodismo y acercó a ese diario al activismo. El único pecado del productor de Argos, así se lee en la columna de Reforma, es el de simpatizar con Andrés Manual.

Por favor, señores Junco, no destruyan el prestigio que con tanto esfuerzo construyeron. Si van a criticar, critiquen, pero no se pasen. Deben ustedes disculparse con Epigmenio. Están moralmente obligados a hacerlo.