Hoy se cumple un año del enfrentamiento ocurrido en inmediaciones del municipio de Asunción Nochixtlán, entre policías y profesores de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación junto con militantes de sus organizaciones afines.

Un año ya del punto crítico de la crisis social, política y económica que vivió el estado de Oaxaca a finales del sexenio del gobernador coalicionista Gabino Cué Monteagudo. Porque no solamente fue el enfrentamiento, sino fueron los muertos, los bloqueos carreteros en toda la entidad, la escasez de alimentos, el colapso de la economía, la transición sexenal, etc.

Por cierto, sigue pareciendo muy extraño que el enfrentamiento ocurriera apenas catorce días después de la elección de Gobernador de Oaxaca (también hubo elecciones de diputados locales y concejales a los ayuntamientos, pero la trascendente era la de renovación de la gubernatura).

Es más, la rareza en torno al movimiento magisterial impregnó prácticamente todo el proceso electoral. Y empezó a tornarse extrañamente más violento después de conocerse los resultados de la jornada electoral del cinco de junio: El candidato de la coalición PRI-PVEM (“Juntos hacemos más”), Alejandro Murat Hinojosa, ganaba de manera contundente la elección de gobernador, contra el abanderado de la coalición PRD-PAN (“Con rumbo y estabilidad para Oaxaca”), José Antonio Estefan Garfias.

Y Morena y su candidato, Salomón Jara Cruz, quedaron en un honroso tercer lugar. Aunque este partido, en esa su primera competencia local, quedó per se como segunda fuerza electoral en la entidad oaxaqueña, donde entonces a Andrés Manuel López Obrador sí le funcionó la alianza fáctica con la Sección 22 de la CNTE y con las organizaciones “sociales”.

Los aciagos días más violentos empezaron justo a los siete días de la jornada electoral, la noche anterior al cómputo de la elección de gobernador, cuando ocurrió el desalojo de maestros que se hallaban en plantón permanente a las puertas de las instalaciones del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO) y prácticamente al mismo tiempo se dio la detención de los entonces líderes de la sección sindical, Rubén Núñez Ginés y Francisco Villalobos (“Chico Pelón”).

Después, el 19 de junio, ocurre el enfrentamiento en Asunción Nochixtlán; hecho que no ha quedado del todo claro, ni en su real fondo social, político, electoral y económico, ni cómo se dio. Evidentemente la maraña persiste sobre si los policías dispararon primero, o si los maestros y sus seguidores. Claro, la Sección 22, las ONG´S y el gobierno, pondrán tener sus versiones, pero en todas cabe la duda.

Y a un año tampoco hay respuesta a las siguientes preguntas: Si la elección de gobernador la hubiese ganado la coalición PRD-PAN o Morena, ¿habría ocurrido el enfrentamiento del 19 de junio? ¿Los muertos fueron moneda de cambio para la transición en Oaxaca del Poder Ejecutivo? En todo caso, ¿qué se negoció? ¿Impunidad? O, como algunos piensan, ¿alguien pretendía allanarle el camino al nuevo gobierno con la detención de los líderes magisteriales?

Mmm… parece más creíble la otra versión: La del caos para negociar impunidad.

En fin, que se cumple un año del enfrentamiento en Nochixtlán y la verdad histórica sigue sin conocerse a ciencia cierta. Y ni se conocerá. Quizá cada quien se quede con su propia versión. Porque al final el conflicto ni siquiera tuvo un final ni de cuento, ni de telenovela, sino poco a poco se fue desvaneciendo y lo único que queda son los muertos y unas carpas en el zócalo de la capital oaxaqueña.

Y ni Dios lo mande que resurja. Imagínense, Oaxaca despedazado por los impactos de las tormentas tropicales, sin reponerse de la crisis económica, no aguantaría otro movimiento magisterial y social, que en esta entidad a veces parecen inventados, auspiciados y financiados.